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FERIA DE VALDEMORILLO

El PSOE, contra la ILP taurina

El partido anuncia por Twitter que votará en contra de la medida Los novillos de Antonio Sanromán lucieron un trapío propio de una corrida en plaza de segunda

Antonio Lorca

A la gélida tarde de Valdemorillo se unió el jarro de agua fría que supuso un mensaje de twitter del secretario general del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, Eduardo Madina: "El grupo socialista votará el martes a favor de la ILP contra los desahucios y no apoyará la ILP de los toros".

Pues vaya chasco… Los mismos que definieron la fiesta de los toros como una disciplina artística y un producto cultural y decidieron su paso del ministerio del Interior a Cultura se oponen ahora a considerarla un Bien de Interés Cultural. Incomprensible.

La ILP saldrá adelante con la mayoría absoluta del PP, pero no es eso. La negativa socialista es otra media estocada en el hoyo de las agujas de la tauromaquia en un intento descarado de destaurinizar aún más la sociedad; es una grave incoherencia y una bofetada intolerable en unos representantes a quienes, como mínimo, hay que exigirle seriedad en sus planteamientos y defensa de la tradición cultural del país. Y hay que exigirlo aunque parezca que está de moda la ambigüedad en relación con los toros. En fin, una vez más, los complejos de un partido político se convierten en un atentado a la fiesta de los toros.

Pero no terminó ahí el sorprendente comienzo de la feria de localidad madrileña de Valdemorillo. El primer novillo fue devuelto a los corrales después de que sonaran los tres avisos a la labor de su anunciado matador, Tomás Campos, un chaval que el año pasado ganó el prestigioso Zapato de Oro de Arnedo, y se presentó en esta plaza con oficio y un incomprensible sentido de la pesadez. Le sonaron los tres recados porque su labor fue interminable, cansina y vulgar. ¿Cómo es posible que nadie del abarrotado callejón le indicara la oportunidad de entrar a matar? La inteligencia y el sentido común siguen siendo cualidades ajenas a este mundo taurino.

Después, resultó que el chaval maneja la muleta con soltura, seguridad y temple, como demostró toreando al natural ante el cuarto, aunque a su actuación le sobró, quizá, el automatismo propio de la novillería actual.

Por cierto, que los novillos de Antonio Sanromán lucieron un trapío propio de una corrida en plaza de segunda, y aunque no ofrecieron dificultades insalvables obligaron a los toreros a dar lo mejor de sí mismos en cuanto a valor y decisión; y la verdad es que los tres aprobaron tan duras materias.

Las aprobó el ya citado Campos, y siguió su estela el mexicano Brandon Campos, que se empeñó sin conseguirlo en estar a la altura del noble y encastado segundo y pecó de rapidez y frialdad. Lo mejor, la buena estocada a ese toro bravo, y su decisión ante el quinto.

Y no se arredró el madrileño Pablo Gallego, que ha pasado de las novilladas sin caballos a los novillos con hechuras y miradas de toros cuajados. Se le nota falto de experiencias, lo que es normal, pero, consciente de su responsabilidad, plantó por momentos las zapatillas en la arena y trazó muletazos más que estimables. Le vino grande el dificultoso tercero, y al sexto, que era un señor toro, lo tumbó de un estoconazo sin puntilla.

Seguro que a ninguno de los tres les sonará el nombre de Eduardo Madina. Ojalá no tengan oportunidad de conocerlo como portador de nuevas noticias tan desagradables como su mensaje.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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