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Autopsia del género humano

La directora teatral Aitana Galán trae a Madrid el thriller 'Málaga', estreno sobre las tablas españolas del dramaturgo suizo Lukas Bärfuss

Ana Marcos
Ana Wagener y Roberto Enríquez, en la obra 'Málaga'.
Ana Wagener y Roberto Enríquez, en la obra 'Málaga'.JAVIER NAVAL

- "María está enferma, este fin de semana no podrá cuidar de Rebeca", dice temblorosa Vera.

- "¡Ay, por Dios! ¡No, por favor!", responde con enfado su exmarido Michael, como si la distancia entre la tierra y el abismo se hubiera reducido en un segundo.

Esta escena dramática es el resultado de una de esas angustias de cuarto de estar que en el siglo XXI producen un dolor incuestionable. Un matrimonio en crisis consigue planificar -por separado- un fin de semana, pero, ¿qué hacen con la niña? El dramaturgo suizo Lukas Bärfuss se estrena en España con Málaga, "una autopsia del género humano", descifra la actriz Ana Wagener. Disfrazado de comedia, con dejes de Woody Allen, pero en esencia un thriller, el montaje llega a Madrid tras un descanso de ocho meses y una mini gira el año pasado por otros teatros españoles.

Aitana Galán se encarga de la adaptación del texto de Bärfuss, con la ayuda en escena de Wagener, en el papel de Vera, Roberto Enríquez como Michael y Críspulo Cabezas, el joven Alex, con ínfulas de director de cine, aunque en su tiempo libre se dedique a hacer de canguro. "El autor coloca a los personajes en una situación casi límite", explica Galán. "Toca la fibra hasta hacerlos estallar". La explosión en el teatro del Arte de Madrid -hasta el 3 de marzo- (antiguo teatro de Cámara de Chéjov) se produce a través del lenguaje directo y conciso del autor suizo. "No es nada complaciente con el espectador, pero tampoco juzga a los personajes", apunta la directora.

El pulso desde la dirección consiste en llevar a los actores hasta las esquinas del delirio social durante el tiempo preciso para hacer del texto un espejo en el que pueda mirarse el espectador. La reflexión y no la condena está en la batuta de Galán y la interpretación de los protagonistas. "Lo que no se dice es muy importante", cuenta Wagener, "es un reto brutal para una actriz encontrar las palabras para tapar los sentimientos y usar los silencios de tal manera que el patio de butacas vaya hilando las píldoras hasta terminar el puzle".

Su personaje de Vera se mueve en una contradicción que le produce tal vulnerabilidad que le lleva hasta la medicación. "Hay pocos personajes femeninos en teatro ahora, tan interesantes", asegura la directora, convencida de que en 2013 el teatro español sigue condicionado por lo políticamente correcto: "Hay mucha censura por parte de los autores y mucha censura no explícita de los que manejan, apostando siempre por un determinado modelo de mujer".

Roberto Enríquez da la vez a esta psiquiatra que cae en sus propios diagnósticos, ejerciendo de otorrino que no se escucha. "Hay una crítica no explícita a la sociedad actual, a la cultura dominante, que se percibe a través del argumento", dice Galán. La libertad individual por encima de la responsabilidad con los demás puede culminar, como analiza el autor, en la culpa y el reproche."Bärfuss hace trabajar al espectador y al final duele ver la obra", apostilla Wagener, "y eso me parece maravilloso". Málaga empieza cuando las luces se apagan.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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