Curro Vélez, un bailarín con sangre de bailaor
El sevillano fundó el tradicional tablao El Arenal en Triana
El bailarín-bailaor sevillano Curro Vélez murió el pasado 2 de enero, en Sevilla, a los 79 años. Nacido en esa misma ciudad andaluza el 1 de junio de 1934 en el barrio de Triana, Francisco Rodríguez Salido, su verdadero nombre, se inició en las clases de Enrique el Cojo, pasando, muy joven, a las filas del ballet de Pilar López, con quien tuvo un primer encuentro en el camerino del teatro Lope de Vega de Sevilla que se ha hecho mítica la danza española. Curro tenía 18 años y se arrancó a bailar delante de Pilar, que enseguida lo reclutó para su compañía, en un conjunto generacional donde brillaban José de la Vega, Antonio Gades, Mario Maya, El Güito, José Granero, José Greco y Alberto Lorca, entre otros, retomando el testigo dejado en 1954 por Manolo Vargas y Roberto Ximénez.
Como cuenta la investigadora y periodista sevillana Marta Carrasco Benítez, Curro Vélez vivió toda su vida en un corral de vecinos de la calle de Pagés de Corro, 112, un verdadero crisol de tradiciones.
Curro Vélez viajó primero por muchos sitios con la compañía de Pilar López, como lo atestiguan las fotografías donde aparece con Pilar bailando La caña o La habanera del ballet Preludios e imágenes (Debussy). También aparecía con Antonio Gades en el Zapateado de estampío, que como apunta José de la Vega, fue rebautizado como Zapateado de las campanas en 1958.
En 1963 figuraba Vélez en el elenco del tablao madrileño Los Canasteros. Por esas fechas, formó su propia compañía, actuando con éxito tanto en plazas españolas como en el extranjero, entre las que destacó la del teatro Avenida de Buenos Aires en 1970 con el espectáculo El corral de la Morería y la del teatro de los Campos Elíseos de París, donde presentó su ballet Fiesta gitana. En Buenos Aires había contado con Carmen Casarrubios, La Pelúa, Gaspar de Utrera y otros destacados artistas andaluces de la época. En su gira europea de 1977 llevó a La Tati, María La Coneja, Bienvenido Amaya y Manuel Vargas. Su conjunto danzístico fue renovado en 1984 para unas largas presentaciones europeas donde se integraron Carmen Albéniz, Aurora Vargas, Jarillo y Paco Taranto.
Estaba casado con la bailaora Antonia del Pozo, y su hijo Francisco, siguiendo la tradición familiar, sostiene todavía hoy el tablao El Arenal de la calle de Rodo, también en el barrio de Triana, fundado por Vélez hace décadas y aún hoy una referencia. A ese tablao llevó Curro Vélez en 1970 a Alejando Vega, su mentor en la compañía de Pilar López, cuando ya contaba 67 años para hacer una temporada que se hizo también legendaria. En 2012, en el tablao El Arenal se creó el Premio Curro Vélez, recibiéndolo en esa primera edición Angelita Vargas (Sevilla, 1949), conocida en sus comienzos como La Gitanilla y custodia “de replantes viejos llenos de donosura y sabor”, en el decir de Manuel Ríos Ruiz.
Babelia
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