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Signos globales y gustos de hoy

La nueva coreografía española de corriente internacional tiene cita en Matadero Madrid a través de un programa de la Compañía Nacional de Danza

Babylon
BabylonAlberto Rodrigálvarez

Tres coreografías y cinco nombres de última generación son la selección de José Carlos Martínez, director artístico de la Compañía Nacional de Danza (CND) para continuar con su programa de estrenos y de apuestas localmente novedosas. El tríptico se ha bautizado España crea, y debajo de esta presentación, larvada por informaciones contradictorias y el reciente anuncio de sectorización de la compañía en dos campos paralelos -el de la técnica académica y el del ballet contemporáneo-, sigue latente el dilema de agrupación clásica sí, agrupación clásica no. La discusión es bizantina y poco edificante. Con los mimbres existentes, sólo se puede tener este modesto capazo en la aventura de la creación coréutica. Por otros terrenos y otro repertorio, evidentemente toca esperar. Tiene toda la lógica del mundo que Martínez dé oportunidad y salida a los nuevos talentos en el terreno más difícil, el de la creación. La selección de los nombres es de su entera responsabilidad y en cuanto a estética, a primera vista sobrevuela la oferta un cierto continuismo con la etapa Duato: la fuerte égida de la escuela holandesa de ballet contemporáneo, una alargada sombra que se perpetúa como senda obligada más allá de cualquier pretensión de repertorios.

Unsound es el primer estreno absoluto por la Compañía Nacional Danza en Las Naves del Español de Matadero Madrid. La coreografía y el concepto se reparte al alimón entre Juanjo Arques y Heidi Vierthaler, en colaboración directa para la redacción de los materiales con los bailarines de la CND Los creadores han usado partituras grabadas de Gavin Bryars, Ryuichi Sakamoto y Alva Noto (estos primeros muy apreciados por el nuevo movimiento coreográfico), a los que se añaden Andy Moor y Miguel Ángel Clero. Arqués también firma el vestuario y ha recurrido a Heidi Holkenborg para el vídeo.

Arqués y Vierthaler partieron de un estudio de mesa al que llaman “filosófico” de las acciones y/o emociones llevadas a cabo a diario y “como su motivación crucial”. Las relaciones encontradas en el discurso jugaron un papel clave en el concepto de movimiento, y estuvo determinado por una variedad de opuestos que se presentan así::

evolución - regresión

libertad – ataduras

intimidad – distancia

comunicación - silencio

generosidad – egoísmo

deseo – repulsión

confianza – traición

Siguiendo en este análisis, los creadores argumentan que “estas difíciles, y aun así familiares, acciones/emociones fueron elegidas porque ellas determinan la salud mental y el confort físico, además del trauma que la humanidad puede llegar a portar”, y esto es lo que se explora en Unsound a través de un movimiento-diálogo sin fronteras.

Juanjo Arqués se formó como bailarín en el Conservatorio de Danza de Murcia, ciudad donde nació, antes de trasladarse a Madrid para unirse al Ballet Víctor Ullate. Después de ascender a bailarín solista, se trasladó a Londres al English National Ballet, antes de instalarse definitivamente en Ámsterdam, en el Dutch National Ballet, como segundo solista. Además de su carrera como bailarín Arqués se ha revelado como coreógrafo trabajando con un lenguaje moderno movido por el deseo de comunicar material que remueva las conciencias. El Dutch National Ballet ha representado dos de sus trabajos: Minos (2010) y Consequence (2012), forma tándem con Heidi Vierthaler, bailarina de ascendencia germanoamericana formada en la escuela del Pacific Northwest Ballet, en Seattle, de donde pasó al Ballet de Chicago. Su estancia europea tiene su punto más señalado en los cuatro años que trabaja en el Ballet Frankfurt y la Forsythe Company, llegandfo a la creación coreográfica desde la labor docente.

En la misma velada se inserta Babylon, de Arantxa Sagardoy y Alfredo Bravo sobre una importante sinfonía de Dimitri Shostacóvich: la número 8 opus 65, ya presentada en el Mercat de les Flors de Barcelona pasado 25 de octubre; los creadores asumen los diseños de vestuario y decorados.

Y cerrará el programa Demodé, creación de Iván Pérez sobre una música original de Luis Miguel Cobo. Pérez, que también firma luces, trajes y escenario, escribe de su mano esta exhortación: “Nunca has mirado tu propio reflejo en un escaparate, has mirado a tu alrededor y te has preguntado: - ¿qué está de moda?, ¿es moda o es demodé? Parece que está de moda no ser emocional. Parece ser que está de moda esquivar constantemente los demonios y las pasiones de uno mismo”. Y su discurso deriva hacia lo sociológico: “Las modas, las ideologías, los estilos y las tendencias artísticas son pasajeras, vuelven y se transforman. Lo que si que es innegable, es que el resultado final, la obra artística, en sí misma y con indiferencia de los elementos que la componen, es algo nuevo per se”.

El alicantino Iván Pérez comenzó a los diez años en una humilde escuela de barrio. Un año más tarde, continuaría su formación en danza clásica en el Conservatorio de su ciudad y cuatro años después, se instalaría en Madrid donde cursó coreografía y técnicas de interpretación en la Universidad Rey Juan Carlos. Una beca le permite llegar al Nederlands Dans Theater [NDT]. Dos meses después entraría a formar parte del elenco, participando como interprete en una gira internacional a lo largo de seis meses. Después de una estancia en Barcelona se produciría el reencuentro con NDT, una relación que se prolongará a lo largo de siete fructíferos años y ha sido premiado en varios certámenes de creación coreográfica. En 2011 Iván estrena “Flash”, su primera obra en el programa de repertorio de la NDT 2 (compañía de los jóvenes), creación de vital relevancia para su carrera coreográfica.

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