Llegadas, ausencias y otros suspenses de los Príncipes de Asturias
Llegan a Oviedo los galardonados para la ceremonia del viernes, con la ausencia de Philip Roth
Ese ritual anual llamado "la semana de los Premios Príncipes de Asturias", según el cual desde hace 31 años la gente de Oviedo convive y celebra con naturalidad el genio y la determinación de hombres y mujeres extraordinarios como Martha C. Nusbaum (Ciencias Sociales), Sir Gregory Winter y Richard A. Lerner (Ciencias) o Rafael Moneo (Artes), entra hoy en su recta final, con la llegada de los penúltimos galardonados, Shigeru Miyamoto (Comunicación y Humanidades) y Tadateru Konoé (en representación de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, distinguidas en el apartado de la Cooperación Internacional). Ellos serán los protagonistas de la jornada en la que también se espera, claro, a don Felipe y a doña Letizia
Un impresionante despliegue de agentes desparramados por las cunetas de la autovía que separa el aeropuerto de la ciudad daba buena cuenta esta mañana soleada de la llegada principesca. El entusiasmo por el aterrizaje de Miyamoto se dejaba notar con menos dotación policial en los niños y no tan niños que merodean por el hotel de la Reconquista, corazón vetusto de los premios, para ver al padre de ese icono de la posmodernidad que es Mario, el fontanero más tenaz y famoso de la historia de los videojuegos.
Un contingente de 2.300 voluntarios de la Cruz Roja también se ha citado en Oviedo para celebrar junto a sus representantes la labor habitualmente callada que despliegan por todo el mundo.
En el capítulo de las ausencias previstas mañana para la solemne entrega de los galardones en el teatro Campoamor (y en este caso, la solemnidad no es un socorrido tópico) pesa con fuerza la del novelista Philip Roth, quizá el premiado de mayor relumbrón internacional de una nómina sobria, ¿acorde con los tiempos? y que ha aducido los problemas de salud propios de su condición de casi octogenario para no asistir. Un vistazo al apretado programa al que se somete a los premiados (ahora una conferencia en Avilés; después, un encuentro con alumnos en Gijón) quizá sirva para justificar que mañana sea el embajador de Estados Unidos quien se dirija al auditorio con un texto enviado por el autor de obras tan certeras sobre el desgarro y el absurdo de la contemporaneidad como El lamento de Portnoy o Pastoral americana.
¿Y Xavi Hernández e Iker Casillas, premiados no solo en la categoría de Deportes sino en la de las decisiones salomónicas? Asistirán a la convocatoria mañana pero, ay, no llegarán a tiempo de posar para la tradicional foto de los premiados (y en este caso tradicional tampoco es solo un amable cliché). Sus respectivas sesiones de entrenamiento con el Barcelona y el Real Madrid les han obligado a viajar al filo del comienzo de la ceremonia, quién sabe si para añadir suspense entre sus respectivas hinchadas ovetenses.
Babelia
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