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Guiones delirantes y cambios de sexo: el cine según los Wachowski

Los hermanos se suman a Tom Tykwer para presentar ‘El atlas de las nubes’

De izquierda a derecha, los hermanos Andy y Lana Wachowski, y Tom Hanks, en la presentación en Toronto de 'El atlas de las nubes'.
De izquierda a derecha, los hermanos Andy y Lana Wachowski, y Tom Hanks, en la presentación en Toronto de 'El atlas de las nubes'.mike cassese (reuters)

En los últimos años todo ha cambiado con los hermanos Wachowski. Los autores de Matrix eran dos, estaban en la cima y nadie rehuía tanto a la prensa como estos visionarios. Ahora no callan, son tres, gracias a su asociación con Tom Tykwer, director de Corre, Lola, corre al que llaman “su hermano perdido”, y para financiar los 77 millones de euros de su última película, El atlas de las nubes, se volvieron independientes, adelantando incluso su propio dinero. “Y con lo difícil que ha sido, solo desearía que esta experiencia no acabara nunca”, parlotea una incontenible Lana Wachowski de un periodo al que también suma su viaje personal. Hasta 2002 era conocido como Larry, entonces cambió de sexo y ahora, como ella misma bromea, se parece más a la Lola de la película de Tykwer. “Supongo que influyo a la gente para que se parezca a mis obsesiones personales”, le sigue la corriente el cineasta alemán, que estuvo unido a Franka Potente, protagonista de aquel filme.

Los tres comparten una energía contagiosa con la que quieren invitar a la audiencia a participar en el viaje más ambicioso de sus carreras, la adaptación del inadaptable best seller de David Mitchell sobre la evolución de la humanidad, un total de seis historias entrelazadas a lo largo de 500 años y diversos géneros cinematográficos que trasciende razas o géneros. “Es una invitación a participar en el sentido de la vida”, se atreve a resumir Lana sin sonar mojigata. Porque además es un juego de conexiones, “como un sudoku”, dice, donde a los tres realizadores les fue tan difícil y divertido unir todas las piezas como le será al espectador desgajarlas. En Estados Unidos se estrena el próximo viernes 26 y en España, el 22 de febrero de 2013.

Quiero desmitificar el miedo que hay a gente como yo Lana Wachowski

Un proyecto que comenzó de forma inocente, cuando Natalie Portman, amiga de Tykwer, le regaló a Lana el libro en el rodaje de V de vendetta. “Y menos mal que tenía un hermano para transcender la soledad de leerlo”, añade Lana efusiva sobre una lectura que inmediatamente quiso compartir de forma universal. El tercer hermano no se hizo rogar, tras coincidir en varias ocasiones. “A partir de ahí no pensamos en nuestras diferencias, sino en nuestras similitudes”, explica Tykwer de un guion y una película que construyeron al alimón, con una sola voz, pese a los problemas que plagaron un rodaje de cuatro años.

Especialmente económicos: si bien los actores fueron fáciles de convencer para interpretar papeles múltiples en las diferentes historias (Andy recuerda con cariño a un Tom Hanks apuntándose sin reparos a “un barco que hacía aguas por todos lados y por el que no iba a cobrar”), la financiación estaba asegurada solo en parte con los estudios Warner y el resto se consiguió de su bolsillo y de aportaciones individuales de Asia y Europa. Por eso dividieron el rodaje en seis historias. Tykwer filmó las tres más contemporáneas mientras que los hermanos Wachowski se hicieron cargo de la más remota en el tiempo y de otras dos que se adentran en el futuro hasta el Hawai del siglo XXIV. “Son muchas las gotas que han hecho esta película”, añade Lana, “de un alma y sus diferentes reencarnaciones en este mosaico que es la vida”, concluye Tykwer la frase. A ellos les unió el programa informático Skype, dirigiendo al unísono en Mallorca o Berlín gracias a los planos que veían en sus iPads y siempre bajo un único lazo que fue la música de Tykwer, autor de todas sus bandas sonoras. El resultado se ha convertido en “una avalancha de amor”, como recuerda Lana de la ovación del público durante el estreno en el festival de Toronto. La crítica no es tan efusiva y la taquilla teme más un desastre tipo Babel que un éxito como Origen puestos a hablar de películas de narrativa no lineal.

Los hermanos Wachowski-Tykwer no parecen preocupados. En eso no han cambiado. Si durante años no quisieron hablar con la prensa, recuerda Andy, es por la misma razón por la que reniegan de la frase tan buscado por otros y que reza “esta es una película de”. “El cine es un arte comunal y nunca podemos arrogarnos ese protagonismo, ya que desacreditaríamos a todos los demás”, resume. La experiencia comunal tiene, en este caso, para Lana un significado personal: la pérdida del anonimato que viene con las entrevistas por la responsabilidad de “desmitificar el miedo que hay a gente como yo”. Sus recuerdos llevan a una infancia en la que no recuerda a alguien con quien identificarse que hubiera cambiado de sexo, un sentimiento que vivió como “deprimente y terrorífico”. “Quiero que esta sea una invitación, una oportunidad para ver que el mundo no está cerrado”, añade con una sonrisa y un movimiento de asentimiento de sus rastas púrpura.

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