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El Sonorama se viste de largo

El festival decano en música española cumple 15 años con los grupos que aupó al éxito

Ana Marcos
Actuación de Bigott en el festival Sonorama 2011
Actuación de Bigott en el festival Sonorama 2011Carlos Rosillo

Antes de que el telón de acero del IVA oscurezca el devenir cultural, queda una última cita festivalera importante donde invertir los ahorros, si es que algo queda en la cuenta. Llega el Sonorama: el campamento en Aranda de Duero donde convive la cantera del indie español con los consagrados que salieron de sus bodegas; la cita donde las tabernas se llenan de modernos que ingieren lechazo y vino sin despeinarse; esa esquina ribereña de la que salen algunos de los mejores caldos patrios y que pone a prueba biorritmos con conciertos a las 12 de la mañana en la plaza del pueblo. Y encima esta edición está de celebración. Han pasado 15 años desde que a Javier Ajenjo y sus compinches de la asociación cultural Art de Troya se les ocurriera invadir esta localidad burgalesa de algo más de 33.000 personas, con otras 40.000 almas, durante cuatro días en mitad de agosto.

En el cartel hacen encaje de bolillos más de 100 grupos españoles, entre los que se cuelan “las cuatro perlas internacionales”, como las denomina Ajenjo. Esta edición el cupo guiri lo encabezan The Dandy Warhols, seguidos por The Primitives, Calle 13 y la apuesta de la organización, “la sorpresa”, dicen, KAKKMADAFAKKA. Por arriba, en la parte alta de la tabla española, sobresalen los que cinco años atrás sudaron en la plaza de Trigo, disputada rampa de salida de los neonatos indies, para poder subirse a los escenarios principales: Vetusta Morla (sábado 11), Love of Lesbian (viernes 10), Russian Red (domingo 12) y La Casa Azul (viernes 10).

A medio camino entre la revelación, el talento y ese extenso campo de abono donde crecen los emergentes aparece El columpio asesino (sábado 10), últimos triunfadores de los premios UFI (que siglas de la Unión Fonográfica Independiente), Anni B. Sweet, No band for lluvia y Lüger. Y un poco más abajo (más escondidos entre el batiburrillo autóctono que llena la piscina de Aranda, los escenarios desperdigados por el pueblo y la carpa del recinto) buscan hueco para respirar Napoleón Solo, The Monomes, Dinero y We Are Standard, entre muchos otros (que nombres en la lista hay para aburrir).

“Esto es una fiesta de la música”, dice Ajenjo, “somos conscientes de que de especializado tiene poco, pero lo que nos gusta es pasarlo bien”. Para muestra, la incorporación de Calle 13: “Nunca hubiéramos pensado en ellos, pero nos llamaron buscando un festival diferente y en el Sonorama caben todos a los que le guste la música”. Algo parecido sucedió el año pasado con Amaral. Las diferencias musicales entre los puertorriqueños y los maños son evidentes, no tanto para la parroquia indie que tuvo que compartir explanada y polvo con sujetos de otras especies.

Se repite también el número de días, del 9 al 12 de agosto. “La edición pasada ampliamos a cuatro porque coincidía que el lunes era festivo”, recuerda el director del Sonorama, “este año no tenemos más excusa que las ganas de festival”. Las entradas no superan la barrera del low cost (50 euros por adelantado, 70 la semana previa a la cita), de hecho, se acomodan incluso un poco más a las circunstancias con un nuevo abono para viernes y sábado por si la agenda veraniega aprieta.

De lo que sale de las entradas y las consumiciones en las barras se cubre el 80% del festival. El resto lo ponen los patrocinadores, Denominación de Origen Ribera del Duero y este año Pascual, y la tercera pata, la aportación pública que no supera el 5% de un presupuesto que asciende al millón y medio de euros, “un poco más que el año pasado”, precisa Ajenjo. Del futuro poco se sabe, y no por falta de dotes premonitorias. "Estamos totalmente en contra de la subida del IVA, pero no podemos asumirla por completo”, dice el responsable del Sonorama, “el año que viene todos tendremos que hacer un esfuerzo: los que hacemos el festival y los que vienen a disfrutarlo, no va a quedar otra”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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