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La invasión de los ejércitos de basura

El artista alemán HA Schult, pionero del arte medioambiental, ocupa los espacios públicos con figuras humanas fabricadas con desechos

Los 'Ejércitos basura' en las pirámides de Guiza, en 2002.
Los 'Ejércitos basura' en las pirámides de Guiza, en 2002.

Si viéramos de lejos cualquiera de estas escenas, saldríamos corriendo despavoridos. Un ejército de miles de soldados desfila a lo largo de las pirámides de Guiza y recorren abarrotados la Gran Muralla China. También pululan en escenarios menos épicos; el centro de Roma, la Plaza Roja de Moscú, la Plaza de la Catedral de Colonia y la Plaza Real de Barcelona. El aspecto de los hombres es cochambroso, como si se vistieran con harapos, con jirones… o con basura. Si nos acercamos, veremos que su semblante es menos imponente, su postura es casi siempre rígida porque su cuerpo está construido con latas, trozos de electrodomésticos y desechos de todo tipo. Se trata de Trash People, el Ejército de Chatarra, la obra de HA Schult, artista alemán de 70 años, pionero del arte medioambiental, crítico con el desequilibrio ecológico y especializado en intervenciones artísticas “con acción”.

“Desde que nos pusimos a bailar delante de las pinturas en la edad del hielo, el arte siempre ha sido acción”, comenta este alemán de cabello rubio y electrificado, rasgos pequeños, gafas transparentes y ropa oscura. Estudió bellas Artes en Dusseldorf de 1958 a 1961, fue una escultura viviente en el museo de Munich en 1970 y empapeló una calle de Manhattan en 1985 para reivindicar mejoras en el medio ambiente. Pero no fue hasta 1996 cuando dio a luz su obra más universal, Trash people, los hombres de chatarra. Desde entonces su ejército ha recorrido medio mundo y aún le queda para rato. El último escenario fue el Valle Advent en el Ártico Noruego en 2011. El Tibet, Shanghai, Buenos Aires, Nueva York, y Jerusalén son sus próximos destinos.

"Una lata de Coca-Cola de hoy es el resto de una cerámica romana de mañana", dijo una vez Schult. Su obra es una continua reflexión sobre la ocupación de los espacios urbanos y la crisis medioambiental. Un mensaje que incide en denunciar la falta de compromiso ecológico con el planeta y que viene acompañado de acciones contundentes: en 1977 hizo estrellar una avioneta en un vertedero de Staten Island (New York).

Schult no puede elegir el más especial de los lugares tomados por su ejército. Se queda con cuatro esenciales por el contexto histórico con el que coincidieron: “Cada lugar tuvo su momento peculiar. En la Plaza Roja después de la Perestroika, en la Gran Muralla en una nueva China, frente a las Pirámides en el Egipto que contemplarían el gran cambio de la Primavera Árabe y en las minas de sal de Gorleben (Alemania)”.

Los residuos que tiramos son el símbolo de nuestro consumismo”

Para Schult, “los residuos que tiramos son el símbolo de nuestro consumismo”. En la actual coyuntura económica, el volumen de basura está descendiendo notablemente en países como España y Grecia. ¿Esto significa que estamos llegando al final del consumismo? “El consumo es un río sin retorno”, opina el alemán.

Es sabido que los artistas son reacios a explicar el significado de sus obras. Schult no esclarece contra quién van dirigidos sus ejércitos, pero aclara que su discurso no es antimilitarista. “Yo no llamo gente basura a los militares, sino a la gente basura”. Su ideología poco tiene que ver con el anticonsumismo y con los movimientos sociales de izquierda. Presume de conocer a todos los cancilleres alemanes desde Konrad Adenauer. En las pasadas elecciones apoyó a Angela Merkel y parece que volverá a hacerlo en las siguientes. “Es una de las personalidades políticas que más me han impresionado por su autenticidad”.

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