“¿Ser una estrella? ¿Yo? ¡No! ¡Qué horror!”
La actriz confiesa que no ha tenido hijos porque sería "una madre espantosa", y está encantada de que la confundan con el personaje televisivo de 'Aída'
No tiene precio para Carmen Machi ir andando al teatro. Nada de que te recojan en coche para ir a trabajar en una serie de televisión como cuando triunfaba haciendo Aída o Siete vidas. Uno puede tener ese respe en la cabeza, esa fuerza de hija traumatizada por su madre en lo que ha sido el mayor éxito teatral de la temporada, la obra Agosto. Pero esta mujer que es un poco todas las mujeres en las que se transmuta, resulta de lo más comedido con una caña en la plaza del Dos de Mayo de Madrid. Da lo mismo en qué ámbitos. Es una estrella, aunque deteste el término. “Tanta tontería…”, dice. Anda de gira con Juicio a una zorra y para el otoño se meterá con ¿Quién teme a Virginia Woolf?
Pregunta. Menuda mierda todo, ¿no?
Respuesta. Algo huele a podrido. A tristeza, a vacío, no nos está permitido divertirnos, todo viene rodeado de malas caras y es más raro cuando te va bien a ti. Lo malo es que no nos dejen hacer nuestra labor.
P. Trabas les pondrán, es como si nos disuadieran de hacer cosas llenándonos de cargas.
R. No te dejan vivir el presente con alegría. Los placeres, la suerte que nos toca, no podemos disfrutarlos plenamente. Pero bueno, vengo de trabajar en un castillo al aire libre y hacer Juicio a una zorra, una función sobre el derecho a amar.
P. ¿Nos subirán el IVA también por eso?
R. ¿Te imaginas? El 21% de más para amar, si no, nada. También habla del derecho a protestar y sobre quién escribe la historia, el público se pone de su parte.
DNI urgente
La actriz Carmen Machi nació en Madrid en 1963.
Comenzó en el teatro de La Abadía, dirigida por José Luis Gómez.
Su gran éxito vino tras su paso por televisión en las series '
P. Y en eso del derecho a amar sin IVA, ¿cómo anda?
R. Pues a mí me gusta amar y que me amen, sobre todo que me amen.
P. Una es actriz para sentirse amada.
R. Por lo menos, aceptada.
P. Una actriz ambiciosa no debería conformarse con menos que la amen, que la acepten me parece poco.
R. Soy muy poco ambiciosa.
P. Por no decir que la posean.
R. Soy muy afortunada. Confunden a Aída conmigo, un personaje que no soy y que aman. Porque esa señora es de una pureza inigualable y como llevo su cara, me aprovecho. A veces tengo algo que me hace rechazarla, pero es que los actores somos muy tontos.
P. Usted es más fina.
R. Yo no sé cómo soy ya, me he metido dentro de tantas... Me gusta no saber qué hago y por qué y dentro de eso sacar algo para mí y quedarme toda la vida con esa parte que me interesa.
P. ¿Y de Aída con qué se quedó?
R. Me gusta la falta de pudor y de vergüenza ajena, yo todo eso lo tengo. Pero es difícil adaptarlo si no has pasado por lo que ha pasado ella, desde no comer, al maltrato, a ser hermana de un yonqui, madre de un delincuente y alcohólica, solo desde la conciencia de haber pasado por eso se puede ser tan fantástica. La serie conllevaba otras tonterías, esa fama de la que quieres escapar, te tratan como si fueras tonto. Cuando un actor trabaja en televisión no se le respeta. En este país, solo sí haces teatro eres un artista. Lo que sí te da es libertad, cuando haces tele no pisas la vida, no pisas la calle. Ir andando al teatro es la libertad.
P. O sea que usted nunca quiso ser una estrella.
R. ¿Yo? ¡Qué horror! ¡No! ¡Qué asco! Pero no me quejo, a mí, la vida me ha tratado bien.
P. ¿Era una niña feliz?
R. Gracias por lo de niña.
Los hombres como Dios manda no pueden pensar y hablar al tiempo”
P. Lo he dicho en pasado, pero si quiere cambio a presente.
P. Sí, lo fui. Tengo 49 años. No me cabe en la cabeza.
P. ¿49?
R. Sí, pero pon que tengo 45.
P. Pues le lanzaría un cumplido pero como esto es una conversación bárbara le diré que los aparenta.
R. Vaya, a estas alturas te dices, qué pena cumplir años, pero, por otra parte, aunque la vida me ha tratado bien, me daría pereza que me volvieran a pasar ciertas cosas.
P. ¿Cuáles?
R. Bueno, yo he sufrido mucho, por amor, el estado amoroso es una enfermedad, una locura, también por mi familia, por mis hermanos, no he tenido hijos por lo que sufriría, sería una madre espantosa. Sufría hasta cuando mi padre se retrasaba y llegaba tarde a casa.
P. ¡Usted es una hija al revés! En cuanto a la maternidad, mejor, por lo que me cuenta, ahórresela. Aunque le llegue el trauma de no haberlo sido. ¿Y eso de sufrir por amor?
R. No te lo voy a contar.
P. Sí, ande, mujer.
R. Pues que a veces una se enamora de la persona que no quiere. Está todo en la psiquis.
P. ¿Dónde?
R. En la psiquis, que es una cosa que está dentro de la cabeza y tú no mandas en ella, una señora que te dice qué tienes que hacer sin que tú la gobiernes. Pero bueno, el amor es ciego, ¿no?
P. ¿Va a ir de tópicos esto?
En España cuando un actor trabaja en televisión no se le respeta”
R. Yo soy la mujer topicazo. No, que es curioso que te enamoras y cuando pasa el tiempo piensas, ¿pero qué hacía yo con esto? Y a veces sufro, porque si amo, amo mucho y si no amo…
P. ¿Odia mucho?
R. No, eso no. No nací así.
P. Volvamos a la psiquis, ¿así que es mujer? Ustedes siempre incordiando.
R. Más tópicos, te digo, es que somos distintas.
P. ¿En qué?
R. Por ejemplo, los hombres como Dios manda son incapaces de hacer dos cosas a la vez. Como pensar y hablar al tiempo. Las mujeres, sí.
P. Molesta mucho la gente que habla y piensa al tiempo porque no saben lo que dicen.
R. Eso es típico de un hombre. Soy mujer, no tan mayor como crees, pero mujer y capricornio raro. De todas formas, hoy me he levantado mal porque no he dormido como debía, soy asmática, abuso del ventolín.
P. ¿Y qué hace una asmática fumando? Ahí, con el ventolín y la cajetilla, ¿le parece bonito?
R. No tiene nada que ver el tabaco, es emocional. Más de una vez me han tenido que sacar en volandas a urgencias. Con el asma te falta la vida, te sacude un ataque de pánico que no aguantan ni los esfínteres.
P. ¿Literal?
R. Una vez, haciendo La tortuga de Darwin, yo soy alérgica a los perros y había un invidente con su guía. Lo vi y me dio un ataque. Contra eso, te piden quedarte quieta, imagínate… Sudoración, el corazón disparado, literalmente me hice caca.
P. Aída diría: Me cagué.
R. Me cagué viva. De ahí, a urgencias, me triplicaron la cortisona y me quedé muda. Soy asmática desde los 24 años. Dicen que la enfermedad se debe al abandono. Debí sufrir uno entonces y lo he debido de borrar.
Babelia
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