Ilustraciones para (no) pensar
Sintéticas y casi minimalistas, con influencias del graffiti y la pintura mural, las ilustraciones de Mágoz consiguen que el primer golpe de vista no sea el definitivo
Su verdadero nombre responde a las iniciales M. P., aunque prefiere que se le identifique por su firma artística, Mágoz. Este ilustrador de 23 años, natural de Vilanova y la Geltrú, (Barcelona) sintió desde muy joven la necesidad de crear y desarrollar proyectos relacionados con el arte. Influenciado por el graffiti y la pintura mural, encontró la mejor vía de expresión en la ilustración.
Estudió el grado superior de Ilustración en la Escuela ESAD Serra i Abella de L’Hospitalet de Llobregat, pero las inquietud de este artista por sacar adelante sus trabajos y lograr una mayor difusión le llevaron a fundar en 2009, junto a dos socios, una revista digital sobre ilustración: Pandemia Fanzine. A finales de 2011, y tras más de 20 números, decidieron concluir el proyecto para iniciar uno más ambicioso, y en mayo de 2012 nació Crean, un medio entre la ilustración y los ilustradores que se compone esencialmente de una revista digital gratuita, una editorial independiente y una tienda online. “Con este proyecto esperamos contribuir a cambiar y redefinir la situación actual en la que se encuentra la ilustración, así como dar herramientas y visibilidad a los ilustradores”, explica Mágoz.
Los dibujos de Mágoz, sintéticos y casi minimalistas, juegan con la parte más comunicativa de la imagen: consiguen que el primer golpe de vista no sea el definitivo, sino que se exige una segunda mirada que conduce al espectador a revisar su idea inicial.
P. ¿Qué crees que aporta tu propuesta como valor?
R. Mis ilustraciones juegan con la parte comunicativa de la imagen y se centran en su valor conceptual. Gráficamente son austeras y sintéticas, de manera que el sentido de la imagen no se oculta sino que se potencia. Dedico la mayor parte del tiempo a pensar.
No hago ilustraciones para explotar un estilo gráfico sino que mi particular proceso de trabajo y la necesidad de comunicar la idea de forma efectiva condiciona y construye el aspecto de mis imágenes.
P. ¿Qué posibilidad real ves de poder acceder al circuito estable de la cultura?
R. El sector de la ilustración está experimentando cambios drásticos relacionados con la revolución tecnológica. Estamos en un proceso de gestación que definirá el futuro de la profesión y en este momento se dan muy pocas oportunidades. Hace tiempo tomé la determinación de que si nadie te da oportunidades debes crearlas tú mismo. Por ese motivo iniciamos el proyecto Crean donde, además de poder publicar ilustraciones, contribuimos a definir ese futuro.
P. ¿Cuáles son, a tu juicio, las mayores dificultades para los talentos emergentes?
R. La escasez de oportunidades para entrar en un mercado que prácticamente solo confía (y abusa) en los ilustradores ya establecidos. La cultura de un país donde no se consume ilustración conscientemente más que por los propios autores y por unos pocos más. La destructiva práctica de muchos medios, editores y clientes que ofrecen trabajo sin remunerar... Ser ilustrador en España es todo un reto y ser un ilustrador que está empezando es una odisea.
P. ¿Qué beneficios esperas de salir en una plataforma como esta?
R. En primera instancia, promoción y nuevas oportunidades. En segunda, dar a la profesión de ilustrador la visibilidad y la consideración que se merece. Es increíble que, a pesar de que hay ilustración por todas partes, la gente te mire con cara de no saber de lo que le estás hablando cuando les dices que eres ilustrador.
P. ¿Con qué herramientas cuentan los talentos emergentes para darse a conocer?
R. La más poderosa es Internet. No solo permite promoción sin inversión económica, sino que potencialmente es capaz de llegar a más gente y más lugares que ninguna otra. A pesar de ello, Internet solo es una herramienta, el beneficio depende de la forma en cómo se utilice. Una actitud abierta, analítica, crítica y consciente es clave para sacarle el mayor rendimiento.
Babelia
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