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Los editores piden una ley de propiedad intelectual acorde a los nuevos tiempos

Expertos debaten en Santander sobre la encrucijada del sector editorial ante el crecimiento de los formatos digitales

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Igancio Wert (d) acompañado por el rector de la UIMP, Salvador Ordoñez y por el presidente de la Federación de Editores de España, Javier Cortés (i)
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Igancio Wert (d) acompañado por el rector de la UIMP, Salvador Ordoñez y por el presidente de la Federación de Editores de España, Javier Cortés (i)Esteban Cobo (EFE)

El día empezó con las ventajas de Alicia detrás del espejo y los consejos para que corriera el doble, como debería hacer la industria editorial, y terminó con los estragos que deja la velocidad a la que va la llamada piratería digital teniendo en cuenta que el 80% de los libros que se descargan no pasan por caja, en medio de autocríticas de los que quieren correr más para no quedarse atrás.

Y entre carreras analógicas y carreras digitales dos preguntas en el ambiente: ¿subirá el Gobierno el IVA de los libros? ¿Qué otras medidas se tomarán para garantizar la propiedad intelectual y evitar la piratería? Las respuestas tendrán que esperar porque el Gobierno a través de José Ignacio Wert no las respondió en la primera jornada del 28º Encuentro sobre la Edición Pancho Pérez González: Libros, propiedad intelectual y sociedad del conocimiento, celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Dudas e incertidumbres aumentadas un día después de que la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) publicará su estudio de Comercio Interior del Libro 2011 en el que se aprecia un panorama crítico para el sector editorial español. Más allá de los números, que son lo que son, el estudio revela una aparente contradicción entre los resultados negativos por la caída en las ventas y las estrategias como las editoriales parecen enfrentar el cambio de paradigma acelerado por la crisis económica global y el cambio de un modelo de negocio centenario que obliga la reconversión. Mientras en 2011 se batieron los récords en número de títulos editados (83.258) la facturación bajó un 4,1%, cuatro puntos menos gracias a una coyuntura excepcional de los libros de texto. Lo cual arroja un 18% de caída durante la crisis y que podría terminar en un 28% a final de año, confirmando una peligrosa tendencia que se puede agudizar.

No en vano el ministro empezó, por la mañana, recomendando que la industria debería seguir los pasos de Alicia e ir más de prisa en su reconversión que, además, tendría que estar basada en el libro y el mundo digital. Luego, por la tarde, los editores hicieron autocrítica y reclamaron para sí mismos, por ejemplo, una reflexión sobre los roles que debe asumir cada una de las partes y eslabones de la cadena de valor del libro. En esas andan todos, unos con más retraso que otros, pero lo cierto es que este mundo dual ha traído de nuevo al librero independiente y especializado, al prescriptor, que afronta mejor esta situación inédita frente a las ventas en grandes superficies y grandes librerías. El libro avanza hacia lo digital pero los lectores quieren seguir con lo pies en al tierra.

El ministro Wert recomendó a la industria ir más de prisa en su reconversión

Si Wert hizo una defensa de la conservación del precio fijo, prometió la lucha por la equiparación del IVA para el libro electrónico (18% que depende de la Unión Europea) y de papel (4%), los editores lo aprecian tanto como que no se aplique el IVA al libro en estos momentos críticos porque las ventas podría ir en caída libre, más teniendo en cuenta que en España apenas dice leer el 63% de la población, al menos un libro al año, frente a un 90% de países como Francia. “El precio fijo está asociado con el conocimiento y debería llegarse a un acuerdo con los países del entorno”, recomienda Jesús Bádenas, del Grupo Planeta. “El precio fijo imprescindible mantenerlo”, asegura Fernando Esteves, director global de Santillana Ediciones Generales.

Igual de vehementes se mostraron los editores frente a la ley de propiedad intelectual. Exigen un marco claro, estable y que se mejore debido a la complejidad de la situación en la que las reglas han cambiado y cambian constantemente. Unas coordenadas que dependen de lo que diga la UE en 2013, hasta entonces el Gobierno no dirá sus propuestas. Les preocupa “este entre tanto” porque crea una especie de “vacío legal” frente a varios aspectos. Para Santiago Muñoz Machado, catedrático de derecho administrativo de la universidad Complutense, la mayoría de las normas van dirigidas a evitar la piratería, que a su vez garantiza un ecosistema del libro, pero deben ser más claras.

Tema en los que todos asentían con las cabezas, al igual hicieron cuando se habló de lo difícil que es invertir en un contexto convulso y amenazante y, sobre todo, en lo referente a que la supervivencia del sector está en invertir económica y creativamente en el mundo digital pero sin descuidar el libro de papel porque aún representa el 95% del mercado, con lo cual el que corre más rápido no tiene garantizado llegar primero.

Las siete claves de Wert

Para el Gobierno, según Wert , hay siete claves que tanto su ministerio como el sector editorial deben tener en cuenta en esta difícil e importante coyuntura para el mundo del libro:

1º. La industria debe tener al libro digital como base para su desarrollo.

2º. La industria editorial debe tener clara su modernización y su internacionalización.

3º. El Gobierno es partidario de mantener el precio fijo del libro.

4º. El Gobierno seguirá luchando por la equiparación del IVA en los libros digitales y en los libros de papel ante la Unión Europea. (Actualmente el IVA para el libro electrónico es del 18% y para el tradicional es del 4%).

5º. Continuar con el compromiso de la propiedad intelectual dentro del marco de seguridad y jurídico establecido y reforzarlo.

6º. Seguir luchando contra la piratería en todos los aspectos de la cadena de valor del libro.

7º. Reforzar el mercado internacional del libro, especialmente en lo que concierne a América Latina.

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