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‘Twin Peaks’ tumba a ‘Breaking bad’

Hoy toca la repesca. Vosotros habéis elegido a 'Breaking bad', y le toca enfrentarse contra la ganadora que peor porcentaje ha sacado: 'Twin Peaks'

ACTUALIZACIÓN: Twin Peaks (52,57%) sobrevive al repescado Breaking bad (47,43%).

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Breaking bad

por los internautas

Vosotros escogisteis Breaking bad en la primera repesca con el 35,5% de los votos entre las diez series más mencionadas en el muro de Facebook de EL PAÍS SEMANAL. De ella habéis dicho:

"Lo extraordinario de esta serie, entre otras cosas, está en ver a una persona común con poco éxito en su vida profesional y con dificultades en su vida familiar y emocional, como la mayoría de las personas, en cómo trata de mantener hasta el último minuto un proceder civilizado para verlo finalmente actuar como un delincuente profesional y meditabundo". (Rubén Rodríguez)

"Efectivamente, hay un antes y un después de Breaking bad. El listón está en lo más alto y veo difícil que alguna serie actual lo supere. Recomiendo a todo el mundo ver esta serie en sus 4 temporadas y a falta de la 5 y última, en principio. También os hará reflexionar después de cada capitulo y comentarla con amiguetes y demás. Una joya , la creme de la creme señores... Disfrútenla". (Pedrotwo)

"1º Breaking bad,Breaking bad, y tercer puesto, Breaking bad" (Micuji)

"Breaking bad! Nunca cada uno de los personajes de una serie fueron tan interesantes y desarrollados. Larga vida a Mr White". (alpadrino)

Twin Peaks

por Lucas Arraut

Fue la primera serie con factura, ambición y presupuesto cinematográficos. Convirtió a David Lynch en la persona más guay del universo durante unos meses (más o menos, entre el estreno de la serie, en abril de 1990, que siguió el 33% de la audiencia televisiva estadounidense, hasta mayo del mismo año, cuando ganó la Palma de Oro en Cannes por Corazón salvaje). Se adelantó hasta a las modas más inimaginables (¿hay algo más emo que el cadáver de la reina de la belleza del instituto enfundado en una bolsa? ¿Algo más grunge que un leñador existencialista con camisa de cuadros? ¿Algo más hipster que la profusión con la que se detallaba el deleite gastro-orgásmico de donuts y tartas de colores hipersaturados?). Desde Expediente X y Perdidos a los bosques washingtonianos de Crepúsculo, los folletines del género fantástico le deben todo al engendro que resultó de mezclar al director de Terciopelo azul y El hombre elefante con el guionista de Canción triste de Hill Street Mark Frost.

Twin Peaks quizá naufragara incluso antes de que descubriéramos, en la mitad de la segunda temporada, quién mató a Laura Palmer, la celebérrima incógnita que Lynch aceptó despejar a regañadientes (obligado, con mal tino, por Frost y el canal ABC, y que terminó por arruinar la magia y la audiencia de la serie). Pero los ocho extraordinarios capítulos que conforman la primera temporada convirtieron en auténtica droga una serie de elementos que pocas veces han vuelto ser tan masivamente celebrados: la narrativa, rematadamente posmoderna, en forma de mosaico, ajena a toda linealidad; la confusión y sensación de improvisación constante (¿qué demonios pintaba Sheryl Lee, la actriz que daba vida a Laura Palmer, interpretando de repente a la prima de su propio personaje?); el delirante sudoku sentimental, al borde de la parodia (hasta el más tonto de los personajes estaba metido en un triángulo amoroso de aúpa, como prueba este gráfico de Newsweek); el humor raro, los freaks y la sobredosis de idiosincrasia; la progresiva inclusión de planos y escenas que poco o nada aportaban a la trama; el abuso de escenas oníricas, enanos y cortinas de terciopelo, y la inevitable —y extrañamente adictiva— sensación de tomadura de pelo amenazando gradualmente la fe de millones de fans. Twin Peaks fue un caso muy raro de televisión mainstream.

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