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Arte flamenco... y trasatlántico

Una exposición en México muestra la influencia de Rubens, Van Dyck o Brueghel en los pintores novohispanos

'El sueño de Venus', de Jacob Jordaens I
'El sueño de Venus', de Jacob Jordaens IMUSEO DE BELLAS ARTES DE AMBERES

Carlos V quería que la cultura –y sobre todo los preceptos de la religión- se difundieran por los territorios que se iban incorporando a su imperio mediante dos instrumentos: la lengua común y la imagen. De esta forma, territorios que distaban miles de kilómetros, separados por océanos, empezaron a influir artísticamente los unos en los otros en una suerte de primera globalización. La pintura novohispana, la que se desarrolló a partir de mediados del siglo XVI en el Virreinato de Nueva España, lo que hoy es México y gran parte del sur de Estados Unidos y de Centroamérica, bebe así de tradiciones muy lejanas y, entre ellas, de dos fuentes esenciales: la pintura italiana y la flamenca.

Sobre esta última pintura, la que se desarrolló en el Flandes de la dinastía de los Habsburgo, que coincide en la actualidad con gran parte de Bélgica, Holanda y Luxemburgo, y sobre su influencia en este lado del Atlántico, trata la muestra Arte Flamenco del Siglo XVII, que se exhibe en el Museo Nacional de Arte de México (Tacuba, 8, México DF) hasta este 27 de mayo. La exposición cuenta con 60 obras, 45 de las cuales pertenecen al Real Museo de Bellas Artes de Amberes e incluye tablas de autores flamencos como Peter Paul Rubens, Jacob Jordaens, Anthony Van Dyck o Jan Brueghel el viejo y de autores novohispanos como José Juárez o Baltasar de Echave Ibía.

La muestra está estructurada en seis ejes temáticos: Imágenes sagradas, Percepciones de la naturaleza viva, Naturaleza muerta, Retratos, Imágenes de la vida Cotidiana y Alegoría y mitología. El primero permite apreciar el impacto que autores como Maerten de Vos y Simón Pereyns tuvieron en los pintores novohispanos en un momento clave además para la espiritualidad de occidente en plena lucha entre los postulados de la reforma luterano y la contrarreforma del Concilio de Trento. La última demuestra cómo la influencia de la antigüedad clásica llegó hasta los pintores novohispanos. Una de las salas de la exposición incluye una línea de tiempo, con los principales acontecimientos históricos y artísticos acontecidos entre el siglo XV y finales del XVIII en Europa y América para ubicar temporalmente al visitante.

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