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Comic urbano de soledades y encuentros

Tantakka Teatroa y Fernando Bernués llegan al Teatro Marquina con la obra de Glattauer, Contra el viento del norte

Escena de 'Contra el viento del Norte', de Daniel Glattauer.
Escena de 'Contra el viento del Norte', de Daniel Glattauer.

Contra el viento del norte (Alfaguara) fue un importante best-seller en Europa hace un par de años. Una novela del austriaco Daniel Glattauer de la que se puede decir que es una versión contemporánea de una relación epistolar de dos personas, pero con la inmediatez y la energía que desprenden los correos electrónicos. Dos personas adultas, en principio accidentalmente, inician una relación sin conocerse. Dicho así puede ser un peñazo o algo apasionado. Todo depende de quién lo cuente y cómo. Y lo que está claro es que el libro de Glattauer cuenta con miles y miles de seguidores. Pero lo que no está claro, casi para cualquiera, es que sea una historia con posibilidades escénicas.

Pues no es así. El autor, junto con Ulrike Zemme tuvo el atrevimiento de adaptar su obra para el teatro y ya se ha estrenado en 23 teatros de las principales ciudades de Alemania, Austria y Suiza, con gran éxito de crítica y de público, además de en países como Italia, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia.

Uno de los primeros de llevarla a escena fuera de Alemania, y el primero en España, es Fernando Bernués, el reconocido director de Tanttaka Teatroa, que la estrenó el pasado noviembre en Bilbao y ahora la estrena mañana en el Teatro Marquina de Madrid.

Contra el viento del norte es una obra que rescata y refresca el género de la novela romántica epistolar

Y por otra parte el montaje se sustenta en algo muy teatral, a pesar de emanar de algo que podría entenderse muy alejado de cualquier lenguaje escénico. “He tenido que buscar elementos que aíslen en un mundo frío, para dar la sensación de que estamos en un espacio indefinido y virtual con detalles humanos, con atmósferas diferentes, con un lenguaje lleno de transiciones que captamos a partir de la música, de dibujos y de la imagen real”, señala Bernués, quien define este espectáculo de “cómic urbano de soledades y encuentros”, y sostiene que cuenta una historia sencilla, pero no simple.

El director, muy reconocido entre los aficionados al teatro y el mundo escénico, y también hombre del cine y la televisión, es el primero que la monta en España. Contra el viento del norte, ya ha sido traducido a cuarenta idiomas y está impactando también en forma de radionovela y audiolibro.

Los personajes son una mujer casada, posiblemente muy aburrida, su marido que termina cazándola en su aventura cibernética y Leo, un hombre de humor sutil y algo desconcertado con lo que le está pasando.

Ellos son personajes interpretados por Joseba Apaolaza, Itziar Atienza y Kike Díaz de Rada, solventes actores conocidos en el País Vasco, donde además trabajan en diferentes series televisivas. En esta ocasión dan vida a esos frágiles seres de Glattauer, quien se ha convertido con este libro en todo un fenómeno editorial que ha conquistado más de dos millones de lectores y que lleva camino de repetir con la segunda parte de este libro, Cada siete olas (Alfaguara). Lo más sorprendente es que este escritor ha conseguido, al igual que Bernués en su montaje, que hechos banales, acciones casi vulgares, acontecimientos a priori superficiales de la vida de dos personas de clase media, sin ningún encanto aparente excepto el del deseo de ocultar su fragilidad, se conviertan en todo un polo de atracción al que observar, a través de una tensión, que no tendría por qué ser tal, pero lo es, y de un humor sutil y nada ostensible, que empuja a la sonrisa casi permanente. Además la escenografía de José Ibarrola y los dibujos, llenos de animación, aunque no animados, de Naiel Ibarrola, consigue aportar un curioso y atractivo ritmo al espectáculo que, por las características de la obra, obliga a una muy marcada inmovilidad espacial.

De la obra se han vertido numerosos comentarios laudatorios. En Der Spiegel señalan que se trata de “uno de los diálogos amorosos más inteligentes y encantadores de la literatura actual” y son muchos críticos los que sostienen que este montaje pone de manifiesto que hay que cuestionarse eso de que los e-mails son formas de comunicación superficiales y banales. Lo que deja claro es que la obra, tanto la literaria, como la teatral, pone de relieve que, en el correo electrónico, lo íntimo, lo personal y lo pasional también tiene cabida.

Los personajes son una mujer casada, posiblemente muy aburrida, su marido que termina cazándola en su aventura cibernética y Leo, un hombre de humor sutil

Glattauer nació en Viena en 1960 y Contra el viento del norte es, por ahora, su gran éxito. Para el escribir es como besar, pero sin labios: “Escribir es besar con la mente; no quiero ser el típico periodista, no quiero ser el típico escritor, no quiero ser el típico nada”, apunta esta novelista devenido en dramaturgo que confiesa que no solía nunca chatear: “Pero gracias a Emmi y a Leo me he dado cuenta de lo fascinante y emocionante que puede llegar a ser el que dos personas se aproximen por escrito, aunque no se conozcan, o precisamente por ello. Creo que conocer gente por Internet es una forma buena y acorde con los tiempos de dar los primeros pasos. Pero luego tiene que producirse el cara a cara”.

En la obra a medida que la relación se va intensificando, tanto Emmi como Leo expresan su temor a que un encuentro real acabe con su relación, que ya tiene un marcado carácter sensual.

Contra el viento del norte es una obra que rescata y refresca el género de la novela romántica epistolar a través de un espléndido manejo de la acción, pero se despega de ese género gracias a la inmediatez que ofrecen las nuevas tecnologías y añadiendo unas dosis de humor, ironía y descaro.

A lo largo de la obra se tratan temas como las fronteras entre la amistad y el amor, el intento de reprimir los sentimientos, la infidelidad, los celos y la búsqueda de la felicidad. También se trata la importancia de la apariencia externa así como el innegable papel que nuevos medios aparentemente físicos fríos e impersonales están desempeñando en la vida sentimental de las personas.

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