“El rescate de la memoria histórica es de obligado cumplimiento”
Imanol Uribe presenta en Málaga 'Miel de naranjas', la lucha clandestina en la posguerra
Andalucía, años cincuenta. La autoridad militar seguía todavía condenando a muerte a civiles por delitos falsos o sin pruebas. Un soldado destinado en un juzgado militar es testigo de estos macabros entresijos judiciales, en los que el ruido de una máquina de escribir ocultaba la falta de deliberaciones en el jurado. En aquel ambiente amenazante, el soldado se distraía escribiendo cartas de amor a su novia. Miel de naranjas, una historia que retrata la lucha clandestina urbana durante la dictadura franquista basada en hechos reales, es también el rescate del cineasta vasco Imanol Uribe a la memoria histórica. El filme, un juego de máscaras donde nada es lo que parece, con personajes de doble vida y muchos secretos, es obra de la guionista Remedios Crespo. Protagonizada por Iban Gárate, Blanca Suárez, Karra Elejalde, Eduard Fernández y Ángela Molina entre otros, se ha presentado esta mañana en la sección oficial del Festival de Cine de Málaga.
Hace tres años, también en Málaga, Imanol Uribe formó parte del jurado del premio Julio Alejandro de guiones en el que Miel de naranjas se alzó con el galardón por unanimidad. Así que, recordaba esta mañana el director en una terraza de la ciudad protegido a la sombra del potente calor, cuando Enrique González Macho, el productor del filme, le ofreció la realización, él no tuvo ninguna necesidad de volver a leerlo, a pesar de su mala memoria. “Recuerdo haberlo leído de un tirón, algo insólito cuando estás en un jurado de guiones y tienes que leerte tantos. Me atrajo el aroma que despide la historia, porque me recordó a todas esas películas francesas de la resistencia que a mí me apasionan y de las que hay poca tradición en España. En el cine español, parece como si toda la lucha antifranquista en nuestro país se hubiera desarrollado en el campo y con los maquis. Me interesó ese aspecto de la lucha urbana y más en un lugar como Andalucía, tan luminoso”. Es justamente esa luminosidad, con la que también trabajo Uribe en El viaje de Carol, ambientada durante la guerra civil, uno de los aspectos relevantes del filme. “Ya sabemos que esos años eran grises, tristes y sórdidos pero creo que se pueden tratar de otra manera. Di instrucciones precisas al núcleo duro de la película, los responsables de arte, fotografía y vestuario, de que, partiendo de que rodábamos en Andalucía, en un época entre la primavera y el verano, lleváramos esa plástica luminosa hasta el límite de lo posible, sin pasarnos”, explicaba Uribe, que con trece películas ya en cartera, es la primera vez que concursa como realizador en Málaga. A la búsqueda de esa luminosidad ha ayudado también el tránsito del celuloide al soporte digital, en el que el realizador se ha estrenado con Miel de naranjas y en el que no habrá vuelta atrás. “Creía que iba a ser un drama y ha sido todo lo contrario. Te da una gran seguridad y agilidad. Con el digital ves el plano que estás rodando como si fuera el día del estreno en la sala de proyección, con absoluta nitidez .Eso no tiene precio. Ya no añoro el celuloide”.
Cuando la memoria es más necesaria que nunca, reflexiona el director, es cuando él ofrece en bandeja Miel de naranjas. “Es un disparate que después de tanto tiempo como ha pasado desde la guerra, todavía a estas alturas haya gente que se encuentre con problemas para poder identificar a sus muertos y darles un entierro como quiera cada uno y reivindicar lo que tengan que reivindicar. Me parece de obligado cumplimiento ir al rescate de la memoria histórica. Bienvenida sea. Y más ahora, con los síntomas de involución que estamos viviendo y que no sabemos hacía donde nos llevarán. Nadie puede impedir que se conozca el pasado”.
Él ya está a la espera del próximo conjuro, ese que busca en cada rodaje. “ Los directores somos como un poco los brujos que vamos cada mañana al rodaje donde concitamos una serie de elementos que luego salen o no salen. Pasa aquí y también en Hollywood. Afortunadamente, en el cine no todo es matemático. Tienes que buscar la magia y mi obligación como director es chupar la sangre a todo el mundo para sacarle el mayor jugo posible. En Miel de naranjas ha soplado claramente el viento a nuestro favor”, asegura el realizador de El proceso de Burgos o Días contados que, a pesar de la que está cayendo en la industria cinematográfica, tiene casi cerrado un proyecto, el que llevará la vida del cantautor argentino Facundo Cabral al cine. De momento ha puesto las parabólicas por si atrapa alguna otra idea. “El panorama está colapsado, paralizado, todo el mundo habla de mecenazgo y no se aclara nada. Soy muy escéptico pero creo en el efecto rebote y en que en los momentos más terribles siempre el cine ha salido adelante”.
Babelia
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