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VOCES PARA UNA REFUNDACIÓN

"Me parece aberrante que el representante de los autores cobre"

Daniel Verdú

Iván García-Pelayo (Sevilla 1968), emprendedor polifacético, autor de libros, productor, compositor musical e integrante del clan familiar que halló una fórmula matemática para saltar la banca de los casinos, quiere revolucionar la SGAE aplicando postulados tecnócratas y dejando atrás las épocas presidencialistas. Es la hora de los técnicos y los profesionales, opina. Centrados, su candidatura no ha decidido todavía quién será el presidente en caso de obtener una mayoría. Y parece que realmente no les importa demasiado eso. Incluso está abierto a que esa figura que represente a los autores no cobre por desempeñar su cargo. Y eso sí sería un cambio en la SGAE.

Pregunta. ¿Por qué se presenta a estas elecciones si no es por el sueldo?

Respuesta. Llevo 15 años en procesos asociativos de este tipo en diferentes entornos: España, Latinoamérica y Europa. Y nunca he cobrado por ello. Ahora es todo más complicado que antes en la SGAE, y por eso es cuando hay que estar. La pregunta es qué es lo que necesitamos en este colectivo.

P. ¿Con la que ha caído, entenderá que se pueda dudar de la buena fe de los candidatos?

R. No debemos. Eso es plantear una pelea sucia. No me gusta la actitud de algunos. Pero la SGAE tiene muchos problemas, principalmente económicos, y hay que arreglarlos.

P. ¿Cree, como dice el candidato Sastrón, que está al borde de la quiebra?

R. La palabra quiebra es muy delicada y es de inconsciente y sensacionalista hablar así. Si le preguntas a un consejero de BBVA o IBM no airearía esas cosas.

P. Usted perteneció a una junta de la época de Bautista. ¿Dónde miraba mientras supuestamente pasaba lo que ahora todos denuncian?

“Hasta que no haya una sentencia firme del caso es impropio pronunciarse”

R. De lo que se habla, lo fundamental es que haya una sentencia firme. Hasta entonces, pronunciarse sobre lo que ha pasado es impropio. Cuando se levante el secreto de sumario podremos tener un criterio y saber si muchos de nosotros nos equivocamos, nos engañaron o hubo confusiones que no fueron delictivas. El porcentaje mayor de cosas sigue funcionando hoy.

P. ¿Opina lo mismo de la red de teatros Arteria?

R. Siempre me ha parecido bien tener recursos para tener autonomía. El principio de la SGAE y de otras organizaciones fue ese. Luego quizá ha habido un desarrollo problemático y complejo.

P. Entonces, ¿debe venderse?

R. Hay que tener el visto bueno del patronato, hay que saber que es un patrimonio de un colectivo… Además, tampoco vamos a malvenderlo ahora. Hay que reestructurar la deuda. Luego, vender lo que se pueda.

P. Entonces, ¿está a favor de que la SGAE tenga tal cantidad de patrimonio inmobiliario?

R. Otras sociedades lo tienen. La idea no es ni mala ni buena. Otro problema es como se ha desarrollado.

P. ¿No debería gestionar los derechos de autor y punto?

R. No estoy de acuerdo con muchas cosas de Arteria, pero tampoco con que SGAE solo tiene que recaudar y gestionar.

P. ¿Qué sueldo se pondría si fuera presidente?

R. Nuestra agrupación es orgánica. No somos presidencialistas. Ese tema saldrá de la decisión de la Junta, de esos 39 miembros elegidos. En ese momento hablaremos de cuánto puede ser adecuado. Pero nunca he visto en mi vida que un representante de la masa autoral tenga que tener un sueldo. Me parece una aberración. De lo que hay que preocuparse es de que tengan el mayor conocimiento posible, y en ese sentido nuestra agrupación es la que más preparada está. Un autor no tiene que ser el perfecto ejecutivo de un organismo así.

“Yo defiendo un modelo moderno, tecnócrata y menos presidencialista”

P. O sea, ¿que el presidente no cobrará más allá de unas dietas?

R. Defendería que hubiera una figura ejecutiva y técnica remunerada con las condiciones de mercado. Pero insisto, el representante de la masa autoral no debería trabajar en función de un sueldo. La gente que dice ahora que quiere ser presidente, ¿qué capacidad técnica tiene para gestionar un ente tan complejo como la SGAE? Habrá que nombrar a un director general y volver a un criterio ético: la representación de un colectivo autoral no puede ser una manera de encontrar trabajo.

P. ¿El presidente no tendrá dedicación exclusiva?

R. Hay que arreglar los problemas nada más llegar y eso exige tiempo. Pero hay que reformular el modelo estatutario. No hay ningún país serio que no divida el papel de presidente institucional y el consejero delegado. Por eso aquí hay gente que quiere percibir sueldos.

P. Y usted ¿a qué aspira entonces?

R. Yo no estoy hablando de ser presidente. No es importante una figura de este tipo. Estamos hablando de modelos. Y estamos saliendo de uno que era presidencialista. Muy típico de Latinoamérica, por cierto. Yo defiendo un modelo más escandinavo, más tecnócrata. Quiero un modelo abierto, ejecutivo y moderno.

P. Pues tendrán que mejorar la imagen de la SGAE. ¿Cambiará la red comercial?

R. Hay que hacer un análisis de procesos desde el punto de vista de la tecnología e I+D: micropagos, liquidaciones más cortas… Hay que llevarlo al siglo XXI. Hay que replantear la estructura comercial, donde todavía vamos bar a bar a hablar de un contrato; dar valor añadido a los clientes; podar la red comercial, pero no talarla. No podemos radicalizarnos, y eso vale para todo lo que hay que hacer.

P. ¿Cree que la SGAE debe denunciar a infractores de la ley Sinde-Wert?

R. Trabajar con esa reglamentación es ser ciudadano y tener un criterio moral. Es una ley democrática y representativa. No entiendo como la SGAE ha dicho que no va a hacer nada. Nunca había visto nada así. Cumplir la ley es básico, y esta obliga a la entidad a representar y administrar los derechos de los socios y que no haya dejación de funciones.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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