Una antología rescata siete cuentos inéditos de Cunqueiro
‘De santos y milagros’ también contiene 138 artículos hagiográficos publicados en prensa
Siete cuentos publicados entre 1945 y 1946 en la revista Catolicismo, desconocidos hasta por sus descendientes, y una colección de 138 artículos hagiográficos que no se habían recogido en libro alguno componen De santos y milagros, una antología del inclasificable Álvaro Cunqueiro (Mondoñedo, 1911 – Vigo, 1981) presentada hoy miércoles en Madrid. El investigador de la Universidad de Santiago Xosé Antonio López Silva, artífice de la antología, ha explicado que cuando halló los inéditos se quedó "atónito" porque son "relatos de ambiente exótico", profanos para una revista, Catolicismo, que era la publicación oficial de las Misiones Pontificias en la España de la posguerra.
Uno de esos relatos recuperados en este volumen editado por la Fundación Banco Santander dentro de su colección Obra Fundamental es El fraile que pintaba abanicos para el emperador de la China: "Aviñón es como una naranja de oro, madura entre el verde praderío del Ródano, que por allí pasa cantando", escribió el mindoniense, quien se definió en una ocasión como un escritor que "jugaba con sus personajes en una redoma de cristal".
Cunqueiro firmó con el seudónimo de Álvaro Labrada seis de los siete cuentos rescatados, una circunstancia que no explica por sí sola el olvido de estos textos durante más de seis décadas porque era un nombre falso bastante conocido, según el antólogo de De santos y milagros. Quizás la precariedad de la época, la difusión reducida de la revista Catolicismo y el que a Cunqueiro el régimen franquista le acababa de retirar el carnet de periodista empujaron al ostracismo a joyas como Los cinco demonios de Wupei, un "cuento chino" que trata de "un gran señor que tenía cinco demonios familiares a los que trataba con mucho respeto".
Filología de infantería
López Silva ha contado que este trabajo le ha llevado un año de "filología de infantería" por la dificultad de recuperar textos publicados hace tanto tiempo y en periódicos con pocos ejemplares. Pero su esfuerzo va a permitir que "el lector paladee la lengua de este autor, uno de los fundamentales de la segunda mitad del siglo XX en España y que no ha tenido mucho suerte en los últimos tiempos en el plano editorial". De santos y milagros reúne escritos publicados en prensa desde 1930 hasta el año de la muerte de Cunqueiro.
De lo compilado en el volumen sobre la vida de los santos, López Silva ha recordado que es "una temática fundamental" en el autor de Merlín y familia, quien con 18 años ya publicó un texto sobre Santiago Apóstol. Los investigadores no habían conocido tres de esas hagiografías porque estamos ante un "escritor ingente de artículos", ha subrayado el exministro de Cultura César Antonio Molina, prologuista del volumen. "Cunqueiro vivía de sus colaboraciones, por eso escribía en cinco o seis periódicos, además de revistas", ha agregado Molina, que ha calificado al que también fue director de El Faro de Vigo como "un escapista de la vida, al que no le gustaba lo que veía y por eso creó el mundo que sí quería". Molina ha recordado esos mundos que relató Cunqueiro: los mitos, lo grecolatino, lo celta y lo artúrico.
Molina tenía 12 años cuando conoció al fabulador Cunqueiro: "Mi padre y mi tío tenían gran amistad con él". Además, el exministro ha hecho hincapié en que este volumen se trata de una "recopilación temática, no es un artículo detrás de otro, sino que aquí están agrupados". Para Molina, el de Mondoñedo cumple en la literatura española "el papel del poeta Yeats en Irlanda, un recopilador del acervo oral, de las leyendas, para que no se olviden. Y además, las reescribió". Asimismo, ha remarcado la capacidad de Cunqueiro para "ver en la actualidad reflejos del pasado. Tiene una prosa como pocos y exige gran atención a sus lectores”.
Para el mágico Cunqueiro, los santos eran "magos" de los que se inventaba sus historias, por eso el exministro ha advertido que "no sería recomendable enseñar estos relatos en los seminarios porque contienen maravillosos excesos". No están hechos para la mística, sino para el puro deleite del lector.
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