Los ‘indies’ también se quedan con ‘The artist’

Bajo el lema “sin riesgo no hay premio” los Spirit Awards han congregado en la playa de Santa Mónica a la plana mayor del cine que crece al margen de los grandes estudios de Hollywood. De Patricia Clarkson a John Waters, John C. Reilly, Rosario Dawnson, Corey Stoll, Alexander Payne O Willian H. Macy, los actores, directores, músicos y productores que acuden a esta fiesta comen, beben y celebran esas películas que se abren paso de espaldas a las imposiciones más comerciales. Había muchas historias repartidas en las mesas donde se sentaron los invitados pero se repitió, también aquí, la misma de siempre: The artist parece no tener rival ahí donde pisa. Fue un aperitivo para lo que parece inevitable: el triunfo esta noche en los Oscar de la película muda de Michel Hazanavicius. Como anticipó Seth Rogen, maestro de ceremonias y destacado miembro del clan Appatow: “si eres de esas personas que creen que las estrellas de Hollywood tienen que cerrar más el pico, te encantará esta película”.

El avión con parte del equipo francés aterrizó a tiempo en Los Ángeles para recoger los principales premios: mejor película, actor principal, fotografía y director. De cerca solo le siguieron Margin Call (reparto y ópera prima) y Los descendientes (mejor actriz secundaria y mejor guión adaptado). La gran perdedora, la angustiosa Take Shelter, se quedó sin ninguno de los cinco galardones a los que era candidata.

Los Spirits (con actuación de My morning jacket, patrocinio de la marca de relojes y joyas suiza Piaget, que repartió rosas por todo el recinto, y la presencia de las jóvenes actrices españolas María León y Blanca Suárez) vivieron su momento álgido con los premios al mejor actor de reparto para el octogenario Christopher Plummer y a la mejor actriz principal para Michelle Williams por Mi semana con Marilyn.

Plummer, ese formidable padre homosexual enfermo de cáncer en Beginners (la película de Mike Mills que ha convertido al mítico capitán Von Trapp de Sonrisas y Lágrimas en el favorito para los Oscar de este año), dedicó el premio a su hija Amanda, “de la que estoy tan orgulloso” y se jactó de “conservarse en Dry Martini”.

Michelle Williams, con un traje negro de pantalón corto, dedicó por su parte las palabras más hermosas de la gala: “Vine aquí hace diez años con mi propia ropa y mi propio peinado. Ninguno de los dos fue muy acertado pero en todo momento tuve la sensación de que no estaba tan mal. Este es un sitio de solitarios, de rebeldes, de marginados, de personas en definitiva como yo. Gracias a todos vosotros por protegerme. Hoy aquí lo único importante que llevo puesto es mi dignidad”.

La fiesta y el plato combinado de roastbeef, espárragos, arroz y ensalada, acabó con algunos invitados metiéndose las botellas de whisky y champán que habían sobrado en el bolso. Una rapiña que no pareció sorprender a nadie.