La vieja guardia de Hollywood blinda los ensayos de la gala

Con un tráfico endemoniado, un sol de justicia y la alfombra roja aún plastificada, Los Ángeles afronta la recta final de su semana grande. Las escaleras de acceso al hasta ahora llamado Kodak Theatre están llenas de turistas que se fotografían con el nombre del teatro a sus espaldas. Nadie sabe bien hasta cuando, pero de momento las letras doradas permanecen en la fachada aunque, según un miembro de la organización, la palabra Kodak no se pronunciará en la gala de este año. Tras su bancarrota, la célebre casa de fotografía ha pedido retirar su nombre del teatro. "De momento nos han dicho que se llamará al teatro por el nombre del centro comercial, es decir: Hollywood & Highland".

El cambio de nombre solo es la puntilla para una edición de los Oscar que arrancó con mal pie cuando su productor, Brett Ratner, y su presentador, Eddie Murphy, dimitieron el pasado mes de noviembre. Desde entonces, y con Billy Crystal de apagafuegos de última hora, apenas ha trascendido nada de lo que se podrá ver el domingo por la noche.

Mientras hace un año la Academia mostró su cara más joven y aperturista con Anne Hathaway y James Franco como presentadores, este año apenas se conocen detalles sobre los ensayos y la ceremonia. La Academia da cuenta cada día de nuevos invitados y nuevos participantes en la entrega de premios (de El Circo del Sol a Michael Douglas), pero poco más. Nada de cuantos cambios de vestuario ni cuantos números musicales, y mucho menos vídeos caseros entre bambalinas o esa verborrea tuitera de la familia Franco que tanto amenizó los prolegómenos de la última edición. Hace un año las puertas del teatro se abrieron dos días antes de la ceremonia para aquellos periodistas que quisieran ver a los presentadores y vislumbrar parte de los preparativos, pero este año el "no se puede entrar" es rotundo. "Desde hace más de una semana aquí no hay paseos ni para visitar el teatro, si quiere venga la próxima semana", despacha sin miramientos un miembro del equipo de seguridad.

La Academia da cuenta cada día de nuevos invitados y nuevos participantes en la entrega de premios

Billy Cristal llegó en el último minuto de la mano de productor Brian Grazer, que sustituyó a Brett Ratner, expulsado por hacer un comentario homófobo en un coloquio público. Ratner soltó ante un micrófono que no suele ensayar con sus actores porque "es de maricones" y en pocas horas él y su presentador, Eddie Murphy, estaban de patitas en la calle con sus respectivas cartas de dimisión. La Academia tachó las declaraciones de "insensibles e irresponsables" y aunque Ratner se disculpó y retractó públicamente nadie le invitó a seguir. Las puertas ya no volvieron a abrirse.

Con poco cuerpo para más chicos gamberros, la Academia optó cerrar el caso pronto y apostó por un valor seguro: Grazer y Crystal. Encerrado a cal y canto y con la firme creencia de que los ensayos no están para alimentar las pantallas de los móviles o las páginas de los periódicos (para eso está el detallado menú del baile del gobernador o las apuestas de última hora) el actor de asombrosa sonrisa se prepara para su novena ceremonia y, aunque le quedan el doble de galas para igualar a Bob Hope, parece el único capaz de soportar los avatares del tiempo y pisar así los talones del que fuera eterno presentador de los Oscar.