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Sueños truncados entre lentejuelas y plumas

Un teatro que se cierra, una compañía que se encuentra, momentos de recuerdos y vivencias, amarguras y frustraciones. El musical 'Follies', de Stephen Sondheim, llega al Español de la mano de Mario Gas, con Vicky Peña y Carlos Hipólito

Rocío García
Carlos Hipólito, Vicky Peña, Pep Molina y Muntsa Rius, en un ensayo de 'Follies'.
Carlos Hipólito, Vicky Peña, Pep Molina y Muntsa Rius, en un ensayo de 'Follies'. SAMUEL SÁNCHEZ

El escenario es oscuro y misterioso. De pie, en el centro, hay un hombre ya mayor, linterna en mano, que inspecciona con tristeza los restos de su antaño famoso teatro. Un día antes de ser derruido para ser convertido en garaje, el empresario Dimitri Weissmann ha convocado a una gran fiesta a todos los artistas que pasaron por su escenario entre 1920 y 1940. El local fue cerrado tras la Segunda Guerra Mundial para acoger en él un teatro de repertorio, más tarde dedicado al ballet y a los musicales, hasta llegar a albergar una sala de cine porno. Ahora lo van a tirar para construir un garaje. Weissmann quiere reunir a las viejas glorias, las coristas y vedetes, los caballeros que hicieron grande y glamuroso el teatro de principios del siglo XX. Corre el año 1971 y a la velada acuden todos. Y allí, entre lentejuelas, brillos, plumas y bailes, se van encontrando cara a cara con sus sueños truncados, sus amarguras y frustraciones, sus glorias y también sus fracasos.

¿Quién soy? ¿En qué me he convertido? ¿Qué decisiones tomé cuando era joven que me han convertido en alguien que no me gusta? ¿Es esto lo que yo esperaba de la vida? ¿En qué me he equivocado? Hay muchas preguntas detrás de Follies, el musical del venerado Stephen Sondheim (siete premios Tony, un Oscar y un Premio Pulitzer) que, dirigido por Mario Gas, e interpretado por Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius, Pep Molina, Massiel, Asunción Balaguer y muchos más, se estrenará en el teatro Español el próximo 10 de febrero. Todo un tributo a la época dorada del musical americano, en el que habrá más de 20 números musicales, orquesta en directo, 30 personajes en escena y un centenar de trajes de ensueño. Con estos ingredientes, Follies se perfila como uno de los grandes estrenos de la temporada teatral.

Estamos ante un tipo de espectáculo total que a mi me place mucho" Mario Gas

Follies es mucho más que un musical al uso. Es la primera advertencia que sale de los labios de Mario Gas, de Vicky Peña y Carlos Hipólito. “Ahora mismo, bajo la denominación de musical, se encuentran fórmulas para enhebrar éxitos y venderlos como espectáculos referidos a cantantes o emisoras de radio. A mí lo que me interesan son los musicales con concepto dramático, como los de Sondheim. Todas sus obras tienen una gran consistencia dramática, se explican historias, hay un dibujo de personajes y situaciones, un resultado teatral”, asegura Peña, mientras su compañero de reparto, Carlos Hipólito, añade: “Fue el gran revolucionario del género musical porque para él las canciones no son simplemente una ilustración, sino que con ellas, con sus letras y su música, va avanzando la acción dramática. Las canciones se configuran como escenas. Concretamente, en Follies, no hay saltos entre la parte hablada y la cantada, sino que es una prolongación de lo que estás interpretando. Escuché una vez una frase de una actriz hablando de Sondheim que ahora la entiendo muy bien: ‘Sus personajes empiezan a cantar cuando ya no pueden seguir hablando”.

Mario Gas, que firma con Follies su cuarto musical de Sondheim, resalta el componente de homenaje a una profesión de gloria muy efímera. “Es todo un análisis del paso del tiempo, de cómo erosiona a la gente, cómo las ilusiones desaparecen, cómo a veces el amor no se corresponde con la vida cotidiana, de por qué determinadas personas buscan afanosamente ser de una manera que no son. Todo ello con una música brillante que opera muy bien en las atmósferas que describe. Estamos ante un tipo de espectáculo total que a mí me place mucho. Hay mucha amargura y frustración, pero sin nostalgia, con una visión irónica, cínica, ácida, no exenta de amor”, asegura sobre el escenario coqueto y cálido de ese teatro que dirige desde 2004.

La actriz Joana Estebanell junto a Antonio Belart, en una prueba de vestuario.
La actriz Joana Estebanell junto a Antonio Belart, en una prueba de vestuario. CLAUDIO ÁLVAREZ

El entusiasmo por Follies se huele nada más entrar en esa enorme sala de ensayos que hay en la planta baja del Español. Colocados en semicírculos, frente al director musical de la obra, Pep Pladellorens, bolígrafo BIC en mano a modo de batuta, los actores y cantantes están como disfrutando siempre, mientras ensayan y corrigen las entonaciones de las canciones de Follies. En primera fila, Vicky Peña y Carlos Hipólito junto a la otra pareja protagonista, Muntsa Rius y Pep Molina. Cantan al unísono: “Dime espejo, háblame, quien es un payaso más, va de fiesta, dan las seis, ríe y finge que está bien”. Los coros, las distintas voces, salen del sector de la derecha, donde en ese momento intervienen Massiel y Asunción Balaguer, tan sonriente y atenta con su largo collar de perlas. Dos pisos más arriba, Antonio Belart despliega todo el glamur de las fantásticas plumas, las lentejuelas y collares de los bocetos de vestuario que ha creado para Follies. También de esas vedetes fantasmagóricas y surrealistas que aparecerán en la obra. “Los musicales son el alimento del alma”, exclama Belart, que solo después de realizar sus propios figurines viajó a Nueva York a ver el Follies que allí se representa. “No quería que me influyera. Cuando vi el de Nueva York me gustó mucho y también me gustó lo mío”.

Hipólito, esa voz trabajada y cuidada durante los más de 32 años que ha pasado en el teatro, no se había enfrentado nunca a un musical de esta naturaleza, lo contrario que Vicky Peña, que se estrenó en 1984 con La ópera de perra gorda, de Bertolt Brecht, y ha continuado con varias obras de este género. “El musical es un género para el que he intentado prepararme toda la vida y nunca he tenido ocasión de demostrarlo. Cuando Mario Gas me ofreció este personaje maravilloso decidí retomar las clases de canto y de baile. Llevo seis meses preparándome como un loco, como si fuera a cantar Tosca. Quiero que la voz, a la hora de cantar, sea muy natural, sin saltos y sin impostación, que sea la continuación de la parte hablada. Es como otra manera de comunicarte. En este musical se pide un estado de ánimo especial por parte del intérprete para las canciones”, explica el actor, que también se estrena en una obra dirigida por Mario Gas.

“¿Qué tiene a favor el musical para un actor? Que la expresividad es más rica. ¿Qué tiene en contra? Que es mucho más exigente porque el canto es muy puñetero. Cuando has de cantar en escena eres más esclavo de tu cuerpo y de tus facultades interpretativas. Te requiere de unas facultades físicas poderosas”, explica Vicky Peña con una candidez y una normalidad que luego traslada a su trabajo en el escenario.

Peña e Hipólito son Phyllis y Benjamin en Follies. Una pareja que se conoció en los años veinte, cuando ella era una corista y él un estudiante de derecho. Él, de joven, persiguió el éxito por encima de todo, es un hombre ambicioso que se ha convertido en un político de éxito, famoso y brillante socialmente. Ella intentó cultivarse y estudiar, pero ha terminado siendo solo la mujer de… En esa velada a la que han sido convocados en el teatro se desvelarán muchos secretos. Una noche entre festiva y amarga, en la que ese escenario, con tantos recuerdos para todos, actuará como una especie de líquido revelador que les pondrá frente a su más cruda realidad. Ben es hoy un hombre herido, consciente de que ha vivido su vida de manera equivocada, y eso le produce una amargura y un dolor enorme, que tiñe de ironía y cinismo. Phyllis vive en un profundo vacío y un vértigo terrible al comprobar en lo que se ha convertido su vida. Experiencias que comparten con todos y cada uno de los componentes de aquella compañía de luces y brillos. En palabras de Mario Gas: “Lo que fue, lo que pudo ser y lo que es. Toda una época que acaba y algo incierto que comienza. Es nuestra época”.

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