Rafael Azcona, el mejor guionista 'postmortem'
'Los muertos no se tocan, nene', adaptación de la novela del gran guionista, inaugura el festival de cine europeo de Sevilla
Hace ya tres años que falleció Rafael Azcona, mito entre los mitos del cine español -"muy cordial, ingenioso, y a la vez apocado, temeroso, como era lógico en su generación, que no podía meterse en líos", confiesa su amigo José Luis García Sánchez- y muchos creadores sienten aún un vacío cercano a la orfandad ante la falta de sus comentarios largos, irónicos e incisivos. Algunos de ellos -el ya mencionado García Sánchez, el dramaturgo Bernardo Sánchez o David Trueba- han intentado consolar su ausencia de una forma hermosa: la adaptación al cine de la novela Los muertos no se tocan, nene, de Azcona, que conformaba una trilogía junto a El cochecito y El pisito, ambas dirigidas por Marco Ferreri.
Y es curioso, porque Los muertos no se tocan, nene es probablemente la obra más autobiográfica de Azcona. Entre el maremágnum de personajes que entran y salen de un piso donde se vela a un anciano fallecido a los 99 años, en el Logroño de 1959, aparece un bisnieto adolescente, Fabianito, autor de unos poemas que incluso sonrojan a su tía más liberal, un chaval que se encierra en el baño con el Espasa a buscar palabras guarras que podría ser el trasunto de Azcona.
Los muertos no se tocan, nene, con toda su cohorte de intérpretes, que entran y salen de escena a ritmo delirante, como tanto le gustaba al binomio Azcona-Berlanga, inaugura esta noche el certamen de cine europeo de Sevilla, que además entregará en esta gala el Premio Ciudad de Sevilla a María Galiana, que tienen en el filme un pequeño papel. La sevillana ha recordado esta tarde que su primer trabajo en el cine fue Pasodoble, "con guion de Azcona", y que este honor es un poco chovinista. "Este teatro [el Lope de Vega, sede del festival] es mi teatro. Para que os hagáis una idea, aquí no solo he trabajado, sino que hasta venía a bailar en aquellas fiestas prohibidas por el cardenal Segura, cuando bailar era pecado mortal".
Comandando toda esta troupe de actores -en la capital andaluza están Galiana, Carlos Iglesias, Silvia Marsó, Mariola Fuentes, Tina Sainz, Carlos Álvarez -Novoa, Pepe Querol y Airas Bispo, que encarna a Fabianito; solo faltan Álex Angulo y Blanca Romero- está José Luis García Sánchez, que rechaza que esta tragicomedia sea una loa a tiempos pasados. "Este filme no es un ejercicio de nostalgia, aunque podría tener cierto tono nostálgico. Yo creo que el blanco y negro te lleva a saber que no es un filme de grandes carcajadas. Y además creo que esconde una cierta dureza porque cuenta el papel de la mujer en la época. Nunca se las mostraba como víctimas, y ese trozo, muy azconiano, es lo novedoso". Como buena obra azconiana, Los muertos no se tocan, nene no salva a ninguno de sus personajes. "Eso es también Valle-Inclán. Si salvas a uno, estás haciendo una moraleja. Si todos son buenos, es un auto sacramental. ¿Y a quién le interesa un auto sacramental? A Azcona, al que menos. Los personajes son como nosotros, y por eso te ríes: te ves reflejado".
García Sánchez defiende la actualidad y el progresismo de Azcona. "Te pone un espejo delante, y encima te enseña el peor lado de la sociedad. Y en aquella sociedad, la franquista, para sobrevivir tenías que ser un miserable. Era una gente y un momento repletos de conflictos no resueltos, de violencia latente, como en la película, en la que todos los personajes están a punto de estallar. Así que creo que de nostalgia, poca".
Para el director, "adaptar este Azcona ha sido una alegría, en un proceso en el que no ha habido ningún conflicto, que ha juntado a un grupo de amigos, más allá de tener que resumir una larga novela en 90 minutos". ¿Queda aún más Azcona que llevar al cine? "Uy, mucho. Las crónicas urbanas con Manuel Vicent, que son 12. Conmigo un libreto sobre el 23-F. Otro más autobiográfico... Y hay uno que ya se está moviendo que es La paella. Había en Madrid un restaurante, Camorra, famoso por sus paellas, más tarde llamado Riscal. Bueno, pues por la noche había arroces y putas... Pero no va de eso. Allí podías encargar y recoger paellas y eso es lo que hace una pareja de novios, que viajan al Vaticano en su seiscientos para recibir la bendición papal y de regalo le llevan un arroz. La historia es ese recorrido, en el que al mismo tiempo se pudre la paella y la relación entre la pareja. Es un guion prodigioso".
Los muertos no se tocan, nene se estrena el día 18 de noviembre. Sin embargo, en vez de salir con muchas copias, han decidido hacer bolos con la película. Primero se verá en Madrid y Andalucía, y cada semana se irá proyectando en distintas comunidades autónomas, con la presencia de su director y algún miembro del reparto. "Quiero ver cara a cara cómo disfruta la gente de este espectáculo".
Babelia
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