¡Que vienen los (primeros) rusos!
El Prado inicia la colocación de las primeras piezas de la exposición de tesoros del Hermitage con la llegada de un 'matisse' y un 'kandinsky'.- La muestra se abrirá el 8 de noviembre
De pocas exposiciones se celebra públicamente el inicio de su montaje, actividad por lo general que se ventila en la intimidad de los museos. Pero es que la muestra El Hermitage en el Prado, que se abrirá al público el 8 de noviembre como la gran apuesta del otoño en la pinacoteca madrileña, no es un asunto cualquiera. El acto de colocación de las dos primeras obras, un matisse y un kandinsky, esta mañana en el segundo piso de la ampliación de Moneo, se ha vestido con los ropajes de ese acontecimiento que promete ser la llegada de 179 tesoros del museo de San Petersburgo, cuya colección, basada en las de los zares, es una de las más impresionantes del mundo.
Miguel Zugaza, director del Prado, y Plácido Arango (presidente del patronato) se han sentado ante una escenografía que se antojaba apropiada para la ocasión, confeccionada a partir de cajas de embalaje, con Francisco González y Rafael Pardo Avellaneda, presidente y director de la Fundación BBVA, respectivamente, y Charo Otegui, presidenta de Acción Cultural en el Exterior (el apoyo de la AC/E ha hecho posible tanto esta muestra como la que el Prado envió al Hermitage en febrero). Primero firmaron una prolongación de cuatro años en los acuerdos entre el banco, que subvenciona la exposición del Hermitage, y el Prado (fruto de esta cooperación se citaron muestras como la de Rembrandt. Pintor de historias o la memorable cita con Vermeer). Y luego acudieron a presenciar el simbólico trabajo de dos operarios, que colgaron el exquisito lienzo de Henri Matisse La conversación (1909-1912). Enfrente lucía como una embriagadora explosión de color y abstracción la Composición VI (1913), de Vasily Kandinsky.
La idea es acercar los dos museos europeos continentales más alejados
Matisse y Kandinsky
Con estas dos piezas, la historia que transmitirá la muestra se ha empezado a contar en realidad por el final; Matisse y Kandinsky forman parte de las adquisiciones más recientes de un lote de tesoros que se remontará a piezas de oro de los nómadas de Eurasia datadas entre el siglo V y el III a.C, con las que el zar Pedro el Grande inició una fiebre coleccionista que se fue transmitiendo dinásticamente. De un extremo a otro, en la muestra, comisariada por el legendario director del Hermitage, Mihail Piotrovsky, se podrán admirar obras maestras de Durero, Veronés, Tiziano, El Greco, Velázquez, Rembrandt (punto fuerte del museo petersburgués), Possin, Paulus Potter, Monet o Van Dongen.
La idea, acercar los dos museos europeos continentales más alejados con la apertura de una embajada formada por algunas de las obras más selectas, es la misma que inspiró la exposición del Prado en el Hermitage, que ha convocado una cifra récord de 630.000 visitas, como se encargó de recordar Otegui.
Babelia
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