"Busco algo espontáneo que al mismo tiempo sea inevitable"
Maria Schneider es líder de "big band" de jazz
Maria Schneider y su Big Band de más de 20 músicos, vuelven a Barcelona para abrir el Festival de Jazz de este año el próximo jueves 20 de octubre. Directora, arreglista y compositora, Schneider nació en 1960 en el pequeño pueblo de Windom, en Minnesota, un lugar donde, según ella misma cuenta, no había ni siquiera una tienda de discos. Ahora está considerada como una de las grandes personalidades del jazz contemporáneo. Un momento clave en su carrera es cuando conoció a Gil Evans con quien inicia una colaboración de la que salen algunas joyas como la banda sonora de la película El color del dinero.
En 1993 nace la Maria Schneider Jazz Orchestra, en el neoyorquino Greenwich Village. Dos años más tarde graba su primer álbum, Evanescence, que ya es nominado para los Grammy. Con su segundo y tercer álbum -Comin'About y Allégrese- gana el Grammy al Mejor Compositor y la mejor Big Band. Repite premio con Concert in the Garden, que es el primer disco que consigue este reconocimiento sin haber pasado por ninguna compañía discográfica, sino por su propia compañía ArtistShareha. Sus álbumes se venden fuera de los cauces de distribución convencionales, no se pueden encontrar en tiendas sino sólo en Internet y son de tirada limitada.
Schneider Responde a esta entrevista por teléfono desde su apartamento neoyorquino en vísperas de iniciar su gira europea que arranca en Barcelona.
Pregunta. ¿Por qué razón produce usted sus propios discos y los distribuye?
Respuesta. En mi primer disco, en realidad, simplemente no encontré una compañía interesada, así que decidí invertir mi dinero y producirlo yo misma. Luego tuve una compañía alemana, pero no funcionó bien y lo dejé. Me di cuenta de que no quiero padecer el tipo de interferencias que generan la mayoría de las discográficas, que te dicen lo que tienes que hacer. Quería hacer mi música sin tener que dar explicaciones.
P. Usted no sólo produce, sino que también toca, dirige la orquesta, hace los arreglos, compone, y por lo general los músicos no son buenos agentes ¿Cómo se las arregla?
R. Cierto. Si miro hacia atrás, a mis comienzos, me quedo exhausta tan sólo de recordarlo. No se como lo hice, porque ahora tango gente que trabaja para mí, pero al principio y hasta hace relativamente poco tiempo estaba sola. La verdad es que se hace muy difícil encontrar tiempo para la creatividad y al mismo tiempo encargarse del negocio.
P. ¿Cómo llegó usted a dirigir una big band desde un pequeño pueblo de Minnesota?
R. Windom era un pueblo rural realmente pequeño. No había ni siquiera una tienda de discos. Pero, por suerte, hubo una mujer que en 1965, cuando yo tenía cinco años, se instaló en el pueblo, tenía un piano y daba clases. Me enseñó a tocar el piano mezclando todo tipo de músicas. Hay profesores, pero son de música clásica o de jazz. Ella era muy ecléctica y alternaba una cosa y otra, de modo que yo nunca tuve el sentimiento de que había barreras entre los géneros, para mí solo era música. Creo que por esa razón mi música puede parecer jazz en un momento y clásico en otro, no tengo fronteras. Luego estudié música en distintos centros, pero en mi mente ya nunca separé los estilos.
P. ¿Usted En qué momento encontró camino musical?
R. Lo que realmente me marcó fue escuchar a Gil Evans, especialmente sus arreglos, que me señalaron el camino de lo que debe ser una big band.
P. Por definición, el jazz tiene una gran parte de improvisación, pero usted es una compositora y sus partituras están muy pautadas. ¿Cuánto de improvisación y cuanto de composición hay en su música?
R. Toda mi música tiene algo de improvisación, especialmente en lo que se refiere a la interpretación de la sección rítmica. La diferencia es que, en el mundo del jazz, un músico escribe una canción y después todo el mundo juega con esta canción, la reinterpreta mil veces. Es lo que se llama variaciones sobre un tema. En mi caso no. Yo compongo de forma que la música no se desarrolla en círculos sino expandiéndose de forma armónica. Esto permite que los solistas improvisen por encima de mi composición, como una capa más, pero la partitura se mantiene. Cada pieza está interconectada pero hay espacio para que los solistas improvisen, creen por encima su propia historia. Intento que el inicio y el final de cada solo queden bien claros de modo que su historia no se vea interrumpida. Lo que busco en términos de emociones, es muy difícil de describir, porque busco algo espontáneo pero quiero que al mismo tiempo sea inevitable, es decir que se tenga la sensación de que cada cosa sucede cuando tiene que suceder.
P. Usted explica que le han influido mucho algunos compositores clásicos del siglo XX. ¿Cuales?
R. Charles Ives, especialmente, y se puede ver en mi álbum Sky Blue. Pero también Ravel y Hindemith. Y también Chopin. Me gusta mucho la música clásica, la toco a menudo y ahora estoy componiendo en términos de música clásica.
P. Usted es también una ecologista militante...
R. Soy una apasionada cuando se trata del medio ambiente. Soy una gran aficionada a los pájaros, tengo esta idea sobre la solidaridad entre el hemisferio norte y el hemisferio sur conectados por las grandes migraciones de las aves.
Babelia
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