Jazz a la paquistaní
Los Estudios Sachal recuperan la tradición musical de un país mermado culturalmente por la dictadura de Muhammad Zia ul Haq
De vender bombillas a tocar el chelo. De vender té en una esquina a tocar el violín. Estas historias son comunes en la orquesta de los Sachal Estudios, que está reviviendo la música clásica de Pakistán. Con la islamización del país emprendida por el dictador Muhammad Zia ul Haq a finales de los setenta, la industria cinematográfica de Pakistán -que producía más de 100 películas al año- cayó en picado y con ella se fue perdiendo la música, que en la mayoría de los casos justificaba la existencia de las películas.
Los que se dedicaban a la música empezaron a buscar otras maneras para sobrevivir, hasta hace poco. Izzat Majeed, prejubilado de las finanzas internacionales, decidió volver a Lahore y "dedicarse a lo que más le gusta": el amor a la música lo heredó de su padre, que producía películas en la época dorada del cine en Pakistán. Así en 2005 fundó Sachal Studios, el único estudio con equipo moderno de la ciudad, considerada la capital cultural del país. Desde entonces se han producido más de 30 álbums de diversos géneros como el folk y la música clásica. Sachal Jazz, interpretaciones de jazz y bossa nova, ha sido el que les ha dado éxito internacional. Su versión de Take Five de Dave Brubeck saltó a las listas de jazz en Estados Unidos y Gran bretaña.
Poco a poco los estudios han consolidado su orquesta, la más organizada de todo Pakistán. "Lo más difícil fue ir reuniendo a los músicos, que estaban subsistiendo de muy mala manera, hacían lo que podían con tal de llevar comida a sus casas, era una lástima tanto talento desperdiciado, siendo de los mejores músicos del país", asegura Majeed. La orquesta son unos 60 músicos, que tocan violines y chelos, con un toque paquistaní gracias al sitar, el sarod y la flauta.
El fundador de los Estudios Sachal asegura que le emocionó mucho que el legendario jazzista estadounidense Dave Brubeck describiera su versión como "la más interesante y diferente grabación de Take Five" que jamás había oído. Un piropo muy reconfortante teniendo en cuenta que tardaron más de dos años en terminar el álbum. Majeed tiene enmarcada esta nota en su oficina.
En Pakistán no hay academias de música, sino que es una tradición que se pasa de padre a hijo. Pero se ha convertido en un lujo poder sobrevivir gracias a la música, un mérito del que solo gozan estos músicos. "Este es sólo un pequeño paso para revivir la escena musical en Pakistán, pero al menos ha vuelto a la vida", asegura Majeed.
Babelia
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