Gondry y Jonze vuelven al videoclip, ese amor primerizo
Los realizadores regresan, con Björk y Beastie Boys, al formato que les abrió las puertas de la gran pantalla
Es una de esas noticias que les ponen los dientes largos a los cinéfilos y a los melómanos: el realizador Michel Gondry y la cantante Björk vuelven a unir sus fuerzas en uno de los videoclips del último disco de ésta, Biophilia, que aterrizará en las tiendas y demás soportes a finales de septiembre de este mismo año.
La feliz reunión, que llega tras cuatro años de aventuras en solitario (su última colaboración se remonta a 2007 con Declare Independence) se produce gracias -probablemente- a los últimos trastazos de Gondry en el mundo del cine y a la necesidad de la diva islandesa de volver a la primera división musical.
El director se estrelló con su última superproducción, El avispón verde, que a pesar de algunos hallazgos visuales residuales, parecía un pastiche sin alma. Así, la llamada de Björk, que le ha encargado plasmar en imágenes su tema Crystalline, no podía llegar en mejor momento. Crystalline, el nombre del tema cuyo videoclip se estreno hace un par de semanas muestra un particular lluvia de meteoritos, una cortina de láseres de utilización muy particular y el rostro de la propia Björk, en una preciosa demostración de que l'enfant terrible sigue atesorando talento a raudales.
Gondry fascinó a crítica y público con su debut cinematográfico, aquella delicia llamada Eternal Sunshine Of The Spotless Mind (que aquí se tradujo por el menos poético Olvídate de mi) pero desde entonces ha dado bandazos, incapaz de acomodarse en un territorio tan movedizo como Hollywood. El realizador francés, criado en los territorios del pop y el graffiti, destacó ya desde el principio por su trabajo para grupos como los Chemical Brothers, los Foo Fighters o los Rolling Stones y su paso al séptimo arte parecía inevitable. Con él viajó toda una generación de nuevos creadores criados entre los fogones videocliperos entre los que destacaban Jonathan Glazer (Sexy Beast, Reencarnación), Mike Mills (Thumbsucker, Beginners), Mark Romanek (Retratos de una obsesión, Nunca me abandones) o Spike Jonze.
Jonze vuelve al redil
Precisamente este último, exmarido de Sofia Coppola al que ésta convertía en un monigote en Lost In Translation (Giovanni Ribisi, que interpretaba al marido de Scarlett Johansson en la película, ejecutaba la particular venganza de la Coppola dando vida a un sosias de Jonze) también parece volver al redil y se dispone a repetir con el que ha sido siempre su grupo de cabecera: los Beastie Boys.
Ha pasado ya mucho tiempo desde el glorioso videoclip de Sabotage, y desde entonces el genio de Maryland no ha dejado de ir y volver del cine al corto, del corto al videoclip y del videoclip al cine. Sus dos primeros largos, Cómo ser John Malkovich y Adaptation, fueron triunfazos de crítica y público pero su tercer trabajo, Donde viven los monstruos, no cosechó la misma unanimidad aunque funcionó muy bien en taquilla. Con el tema Don't Play No Game That I Can't Win como excusa, Jonze ha construido un corto de 11 minutos protagonizado por muñecos (que han sido puestos a la venta en pública subasta) que combaten a una banda terrorista que quiere acabar con los Beastie Boys.
La santísima trinidad del videoclip la completa Chris Cunningham pero del británico solo se sabe que anda por ahí pinchando a troche y moche y que no coge una cámara -al menos en público y sin pseudónimos- desde que en 2005 firmará una pieza para The Horrors que fue recibida con cierta indiferencia hasta por sus propios fans.
Babelia
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