Argentina se alza con el Leopardo de Oro

El filme argentino Abrir puertas y ventanas ha sido galardonada con el Leopardo de Oro del Festival de Cine de Locarno (Suiza). La decisión del jurado internacional, dirigido por el portugués Paulo Branco, pilló por sorpresa a propios y a extraños, dado que la cinta suizo-argentina no figuraba en ninguna de las quinielas como favorita de esta 64 edición del histórico festival.

Abrir puertas y ventanas narra el día a día de tres hermanas enfrentadas al duelo por la muerte de su abuela. La película de Milagros Mumenthaler, nacida en 1977 en Buenos Aires, fue descrita por los observadores como "de difícil digestión para el público generalista" dada su querencia por el recurso a "la cámara estática a lo largo de toda la cinta". De hecho, el influyente diario suizo Le Temps la define como una cinta "pretenciosa, errática y profundamente aburrida, que retrata a tres hermanas en braguitas".

En todo caso, a pesar de los importantes cambios vistos en Locarno 2011, este Leopardo de Oro parece recordar que no todo se ha revolucionado en Suiza y que este festival sigue teniendo un aprecio muy especial por las cinematografías más experimentales y con menores posibilidades de tener éxito en taquilla.

La actriz protagonista de Abrir puertas y ventanas, María Canale, se ha alzado además con el Leopardo de Plata a la mejor interpretación femenina, mientras que su contraparte masculina fue el rumano Bogdan Dumitrache por Din dragoste cu cele mai bune intenti, película que ha ganado también el premio a la mejor puesta en escena, confirmando la pujanza del nuevo cine rumano. Por su parte, la cinta israelí Hashoter ha obtenido el Premio Especial del jurado.

Un prodigio llegado de Canadá

El muy prestigioso Premio del Público UBS ha recaído este año en la película canadiense Bashir Lazhar (Monsieur Lazhar). Recibida con ovaciones y pataleos en la Piazza Grande la noche de su estreno mundial, la cinta de Philippe Falardeau narra el encuentro de un maestro de primaria de origen argelino y un grupo de preadolescentes de Montreal enfrentados al misterio de la muerte.

La película, galardonada también con el Variety Piazza Grande Award, apabulla por su inteligente sencillez y por utilizar las armas infalibles del mejor cine: una buena historia y actores con talento. En este caso, un grupo de niños canadienses en verdadero estado de gracia que descubrirán que su maestro no es quien ellos creían. Todo ello sin caer en el angelismo o la tendencia didáctica de otros filmes que abordan temáticas similares.

Cabe recordar que el Premio del Público UBS ha recaído en anteriores ocasiones en películas como La Vida de los Otros (Oscar a la mejor película extranjera en 2006) o Microcosmos, lo cual permite esperar que la obra de Philippe Falardeau tenga una próspera vida en salas y pueda llegar al mayor público posible.

El "milagro" de Locarno

Pero más allá de las películas premiadas, esta edición del histórico evento a orillas del Lago Maggiore será recordada como la de la "reconciliación" entre la gran industria y un festival que hasta no hace mucho parecía alérgico al glamour y las estrellas. Un cambio que ha sido operado gracias a la experiencia y contactos aportados por su nuevo director, el francés Olivier Père, fogueado en la muy exigente Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.

Este verano pudieron verse en Locarno a un lacónico Harrison Ford, honrado con un Leopardo de Oro al conjunto de su inolvidable carrera; a un sencillo Daniel Craig, más conocido como James Bond; a un Abel Ferrara intoxicado y paródico cantando el blues bajo la lluvia en la Piazza Grande; a una Claudia Cardinale inmortal; a una magnífica Leslie Caron, con una salud envidiable; a un muy humano Gérard Dépardieu; a la diva francesa Isabelle Huppert y al legendario actor suizo Bruno Ganz, mítico protagonista de El Cielo sobre Berlín o El Hundimiento. Una auténtica lluvia de estrellas internacionales que hubiera sido sencillamente impensable en anteriores ediciones.