Viaje supersónico a Hollywood

A Seth Worley solo le han hecho falta 10.000 dólares (unos 8.000 euros), un montón de amigos trabajando gratis y un patrocinador adecuado para conseguir el ansiado pasaporte a Hollywood. Todo empezó con una oferta de Red Giant Software, una empresa dedicada a la creación de programas informáticos de efectos especiales, que ofrecía a Worley un pequeño presupuesto para un corto que debía servir para alabar las bondades del producto.

Sin embargo, y con la ayuda de un magnífico guion, el novato fue capaz de dar la vuelta a la tortilla y de convertir la -humilde- asignación financiera en la gallina de los huevos de oro. El resultado de su esfuerzo se llama Plot device y toma la historia de un pequeño -y mortífero- artefacto como excusa para un divertidísimo repaso a los topicazos del séptimo arte. Todo ello se conjuga con la ayuda de un excelente imaginario visual de factura impecable. El corto ha resultado ser su billete de ida a Hollywood, que busca ahora en medios menos convencionales (léase plataformas como YouTube) a la próxima generación de creadores, esos que deben salvar al cine del desastre y adaptarlo a los nuevos gustos del público.

Worley, un chaval de 27 años de Nashville que combina su faceta de director con la de escritor y experto en efectos visuales, se ha reunido ya con algunas de las agencias de representación más importantes de Hollywood (incluyendo la todopoderosa WME) para perfilar su futura carrera en la meca del cine. De momento todos miran de reojo a este joven estadounidense que hace tan solo unos días declaraba en Heat Vision, el blog de Borys Kit en la revista The Hollywood Reporter, que su película favorita es Parque jurásico y que el realizador J. J. Abrams es su modelo en Hollywood. El director sigue -de momento- viviendo en Nashville con su mujer y sus dos hijos y cultivando su página web, a la espera de que sus contactos acaben solidificándose. Lo más sorprendente es que su corto, colgado desde finales de junio en YouTube, apenas suma 23.000 visitas, una cifra realmente baja teniendo en cuenta la calidad del producto. Eso sí, parece que lo han visto los que tenían que verlo: carreras más grandes empezaron con menos.