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Los rostros de la 'Belle Époque' en CaixaFòrum

Una muestra comisariada por Tomás Llorens recupera un periodo de la historia del arte olvidado y a menudo menospreciado

En el 1870 Darwin publicaba El Origen del Hombre, Verdi estrenaba la Aída y con el tratado de Frankfurt la guerra franco-prusiana llegaba a su fin. En el mundo del arte empezaba aquel periodo identificado con el nombre un tanto despreciativo de Belle Époque. Un periodo que el historiador del arte Tomás Llorens recupera y recontextualiza en la exposición Retratos de la Belle Époque, que se inauguró ayer (por hoy martes) en CaixaForum Barcelona, tras su estreno en Valencia.

La muestra, abierta hasta el 9 de octubre, reúne 76 obras de unos 40 artistas, procedentes de más de 30 museos y colecciones privadas de todo el mundo, que la convierten en una propuesta ambiciosa y también de cierta forma atrevida. "Queremos reconstruir el contexto y ofrecer una revisión histórica de un periodo que ha sido grabado con una etiqueta tan despectiva, que los historiadores no la quieren ni usar. Precisamente por ello he querido utilizar de forma provocativa en el título la problemática definición de Belle Époque", explica Llorens. "Este periodo no sólo constituye las fuentes del siglo XX, sino que es muy interesante por sí mismo en arte, música y literatura... es la época de Proust", añade.

Una selección de autorretratos de los artistas representados en las salas siguientes como Sorolla, Sargent y Asta Norregaard, da inicio a un recorrido fascinante, donde retumban los ecos de una sociedad desequilibrada que desembocó en el asesinado de Francisco Fernando en Sarajevo, que marca el inicio de la primera Guerra Mundial y el límite cronológico de la muestra. "Aunque en la historia del arte los hitos cronológicos no son tan precisos", advierte Llorens.

Su conocida pericia en el arte del montar una exposición se plasma en una sucesión de salas perfectamente estructuradas para ofrecer las claves iconográficas y psicológicas de un cambio -del que el retrato es el ejemplo más emblemático- que alteró tanto las convenciones estilísticas como las relaciones entre el artista, el público y el mercado. Siguiendo esta pauta el recorrido abarca desde los retratos de sociedad, que transmiten el estado de ánimo triunfal y confiado de los primeros años, caracterizados por un crecimiento económico sostenido, hasta la inquietud e incertidumbre de los rostros pre-guerra magistralmente representados por La Sibila de Anglada Camarasa y obras de Egon Schiele, Kokoschka y Kirchner.

Entre las sorpresas destaca la figura de Giovanni Boldini, con su espectacular Mujer de rosa y el retrato de Cléo de Mérode, que también fue modelo de Toulouse Lautrec, presente con seis obras, que se cuentan entre los préstamos más difíciles de conseguir. También resultan especialmente interesantes las obras de los artistas rusos y nórdicos poco representados en las colecciones españolas, si se excluye la Fundación Thyssen, de la que Llorens fue director durante muchos años. Una de las estrellas de la exhibición es Sorolla, maestro en pintar la sociedad de su tiempo como demuestran, entre otros, los retratos del duque de Alba, el rey Alfonso XIII con el uniforme de los húsares, el escritor y político Vicente Blasco Ibáñez y el intelectual Ramón Pérez de Ayala. "Hasta la primera guerra mundial Sorolla es un artista mucho más internacional de Picasso", indica Llorens.

Completan el recorrido una sala dedicada a los grupos al aire libre y una secuencia de retratos de escritores y artistas, entre los que destacan los rostros de Proust, Chejov y Sarah Bernhardt.

La exposición, comisariada por Tomás Llorens (a la izquierda en la foto), recupera el periodo comprendido entre 1870 y el inicio de la I Guerra Mundial, en 1914. Reúne 76 obras de unos 40 artistas, entre los que se encuentran Toulouse-Lautrec, Sargent, Sorolla, Schiele, Kokoschka, Repin y Vrubel. Destacan los retratos de escritores como Proust y Chéjov, y de artistas como Sarah Bernhardt.
La exposición, comisariada por Tomás Llorens (a la izquierda en la foto), recupera el periodo comprendido entre 1870 y el inicio de la I Guerra Mundial, en 1914. Reúne 76 obras de unos 40 artistas, entre los que se encuentran Toulouse-Lautrec, Sargent, Sorolla, Schiele, Kokoschka, Repin y Vrubel. Destacan los retratos de escritores como Proust y Chéjov, y de artistas como Sarah Bernhardt.ALBERTO ESTÉVEZ (EFE)

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