Un triángulo productor-director-guionista
Un seminario reúne en Comillas a una veintena de nuevos realizadores para debatir las dificultades a las que se enfrentan
El trabajo de productor de cine se ha vuelto más complejo, el del director más complicado. Todo aderezado por las nuevas tecnologías y también, cómo no, por la delicada situación que vive la industria audiovisual en Europa y, particularmente, en España. La financiación de las películas se encuentra sujeta a los condicionantes de la crisis económica y de ahí la preocupación de los nuevos realizadores para iniciar su carrera en estas adversas circunstancias. Una veintena de nuevos realizadores, con uno o máximo dos largometrajes dirigidos, están reunidos en Comillas, Cantabria, en un seminario organizado por el Instituto Buñuel de la Sociedad General de Autores, y auspiciado por Manuel Gutiérrez Aragón, en el que a lo largo de dos días debatirán y pondrán en común las dificultades y limitaciones a los que se enfrentan en una industria cuyo panorama no es muy alentador.
No pierden, sin embargo, la pasión ni las ganas. Nombres como Eduardo Chapero Jackson, que tras una carrera de éxitos en el cortometraje, estrenará su primer largometraje en noviembre, Verbo; Max Lemcke, el ganador de la última edición del Festival de Cine de Málaga con Cinco metros cuadrados, o Juana Macías (Planes para mañana), escucharon muy atentamente junto al resto de sus compañeros las intervenciones de los representantes de productores y televisiones.
Se acabaron los tiempos de la tiranía artística de los realizadores. Hay que pensar en la viabilidad internacional. La armadura del guion y de la historia tiene que ser más que potente. No se puede empezar un proyecto sin tener distribución. Cada película tiene sus propias reglas. Sin marketing no hay ninguna posibilidad de éxito. A grandes rasgos fue lo que vinieron a decir esta mañana los cuatro ponentes que han intervenido: los productores Gerardo Herrero y Juan Gordon, la directora del área de cine de Televisión Española, Eva Cebrián, y el consejero delegado de Telecinco, Paolo Vasile.
No hay fórmulas de éxito, eso está claro, pero en lo que más abundaron todos es la necesidad de fomentar el triángulo de productor-guionista y director. "El productor no es nuestro enemigo, no podemos pensar que nos va a traicionar nuestra historia, todo lo contrario, puede ser el frontón perfecto en el que medir nuestra historia", señaló Chapero Jackson, cuya película ha sido producida por Telecinco. Fue exactamente esto lo que destacó el productor y realizador Gerardo Herrero, para quien los tiempos de la tiranía del director se han acabado y empiezan claramente los de la colaboración entre todos los creadores e impulsores de un filme.
El guion
Cada día, los productores, además de buscar financiación, están más cercanos al desarrollo global desde sus inicios de cada uno de los títulos. Para Juan Gordon, productor del éxito del año pasado Celda 211, de Daniel Monzón, lo más importante sin duda es el guion -"cimiento del proyecto"-, así como el acierto en la elección del productor -"creo en la fidelidad productor-director"-, sin olvidar el conocimiento del mercado para saber a qué público se dirige cada una de las películas producidas. Y un par de consejos para los realizadores noveles presentes: "Sin publicidad ningún filme funciona, hay que procurar hacer mucho ruido y, segundo, no tengáis miedo de dirigir películas que no estén escritas por vosotros".
Eva Cebrián ha centrado su intervención en la necesidad de que las películas tengan visibilidad internacional para que tengan más posibilidades de éxito, de ahí el objetivo de coproducir con los países europeos y del papel de compañeros de viaje de las televisiones con las películas que adquieren desde el principio hasta el final. "TVE recibe cada año una media de 300 proyectos para los derechos de antena. La clave es la historia, el guion, aunque luego como servicio público que somos también estamos sometidos a otro tipo de criterios. Para nosotros es una gran responsabilidad porque TVE se convierte en el detonante de la puesta en marcha del plan de financiación de las películas".
El golpe de efecto de la mañana llegó tarde y tuvo nombre italiano. Paolo Vasile, tras una intervención más centrada en la pasión del cine como arte que en la simple financiación, se bajó del estrado con una tarjeta personal que había sacado de su cartera para dársela a Álvaro Pastor, codirector de Y yo también, cuando éste le dijo que estaba convencido de que su próximo proyecto iba a ser del agrado personal del consejero delegado de Telecinco, cadena que ha producido 45 películas, 14 de ellas de nuevos realizadores. Los consejos de Vasile sonaron extraños pero contundentes. "Hacer películas con un solo final y estudiar solfeo y armonía es la manera de diferenciar el ritmo y la velocidad, de diferenciar la melodía con todo lo que está debajo. La película es como una partitura".
Mañana viernes le toca el turno al nuevo presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho.
Babelia
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