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Reportaje:

El arte de envolver una pastilla de jabón

Una exposición de la Biblioteca Nacional repasa la historia de envoltorios y carteles de productos de perfumería y cosmética

Toda exposición busca ser hermosa, pero en este caso, la belleza está presente por triplicado: en lo que se exhibe, en la utilidad de lo exhibido y hasta en el título. Suena un poco a trabalenguas, pero es fácil de arreglar: El arte de la belleza, la exposición que se inaugura mañana en la Biblioteca Nacional, exhibe hermosos carteles, envoltorios y etiquetas... de jabones, lociones, perfumes o cosméticos, productos creados específicamente para la higiene y la hermosura. Ahí lo tienen: belleza que vale por tres.

El arte de la belleza ofrece un recorrido por la historia de la perfumería y la cosmética, pero va más allá de los productos al centrarse en su envoltorio y su publicidad, una forma de expresión artística más que a menudo va a parar directamente a la papelera del cuarto de baño. Cajas, frascos, tarjetas perfumadas, almanaques de bolsillo, envoltorios y facturas, que son considerados material efímero, como lo denomina Rosario Ramos, comisaria de la exposición y responsable de esa área de productos efímeros de la Biblioteca Nacional. Junto a ellos, grabados (el más antiguo de mediados del siglo XVI) o carteles publicitarios.

Las rosas, el aceite de oliva o la cera de abeja ya eran de los productos más utilizados en el XIX.
La cosmética y la higiene son desde hace siglos rituales
María Antonieta de Francia se bañaba con perfumes florales

La muestra se organiza en cinco espacios temáticos que descubren curiosidades para el paseante. El primero, llamado Materias primas y fabricación, muestra los inicios del arte perfumista, y en ella se desvela que el almizcle, componente necesario en casi todos los perfumes, se obtiene de una glándula del ciervo. "Y huele muy mal, sí, por eso hay que tratarla después", explica la comisaria ante un aguafuerte coloreado a mano de un ciervo, que data del siglo XVIII y de la delicada etiqueta de una pastilla de jabón de heno cortado, perfumado y suave, fino, espumoso, de principios del XX. Las materias primas nos demuestran que la cosmética de hoy no es tan lejana a la de ayer: rosas, aceite de oliva o cera de abeja ya eran de los productos más utilizados en el XIX.

También pueden verse las Formas de envolver la belleza con etiquetas de aguas de colonia (que nació en la villa alemana del mismo nombre) o polvos de arroz, y también de masculinas lociones y cuchillas de afeitar. La tercera parte, Imagen y publicidad de los productos de belleza, ya nos remite a marcas tan conocidas en la perfumería como Bourjois, Ausonia y sus polvos de talco o las pastillas de jabón de Heno de Pravia. También se ve la evolución social y económica con, por ejemplo, la aparición de la publicidad de bronceadores en los años 60, con la expansión del turismo.

En la exposición, que lleva casi un año en preparación, se exponen piezas que pertenecen íntegramente a la Biblioteca Nacional. Así, en El comercio de perfumería se narra la evolución de la venta, desde el pequeño artesano a los grandes comercios y la importancia del escaparate y la disposición de los productos, con facturas o dibujos de estuches. Como recopilación final, un recorrido por la Imagen seductora de la belleza, donde se demuestra como la cosmética y la higiene son desde hace siglos rituales de casa, de baño, con imágenes y grabados de mujeres ante el tocador o de niños en brazos de sus madres. Y con alguna curiosidad histórica: si a Cleopatra le gustaban los baños de leche, a Catalina de Médicis se le atribuye la popularización del maquillaje entre las mujeres nobles de Europa. María Antonieta de Francia se bañaba con perfumes florales, especialmente de rosa, violeta o jazmín, y la emperatriz Josefina le añadía a su bañera unas gotas de coñac. Para Napoleón se creó especialmente el llamado rodillo del emperador, una especie de botella desde la que se echaba colonia en las botas cuando estaba subido al caballo. Suerte que años después llegó el desodorante.

La obra del conde de Buffon, naturalista, matemático y biólogo, incluye la imagen del ciervo almizclero. De este animal se extrae el almizcle, una sustancia de olor penetrante y desagradable que, una vez sometida a diversos procesos, da lugar a productos de gran finura, siendo utilizada por los perfumistas para fijar la persistencia de sus creaciones. <i> Aguafuerte coloreado a mano (1707-1788), perteneciente a Collection des animaux quadrupèdes de Buffon.</i>
La obra del conde de Buffon, naturalista, matemático y biólogo, incluye la imagen del ciervo almizclero. De este animal se extrae el almizcle, una sustancia de olor penetrante y desagradable que, una vez sometida a diversos procesos, da lugar a productos de gran finura, siendo utilizada por los perfumistas para fijar la persistencia de sus creaciones. Aguafuerte coloreado a mano (1707-1788), perteneciente a Collection des animaux quadrupèdes de Buffon.Georges Louis Leclerc, comte de Buffon
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