Sarkozy se convierte en estrella de cine
Una película, que se estrenará en mayo, narra la ascensión al poder del actual presidente de la República
Una película, titulada La Conquête, que se estrenará en mayo pero que ha despertado ya en Francia una expectación considerable, narra la escalada política del actual residente de la República, Nicolas Sarkozy, concretamente desde 2002 a 2007, esto es, desde que accede al cargo de ministro del Interior hasta que se convierte en el hombre más poderoso de Francia.
A los franceses les apasionan la política y sus políticos. En las librerías abundan libros sobre la materia, biografías grandes y pequeñas sobre dirigentes y ministros, y no hay mes en que no aparezca un volumen nuevo sobre Sarkozy. Sin embargo, es muy raro que se produzca una película sobre este tema -los aledaños del poder, la manera de ejercerlo- basado en personajes reales y contemporáneos. "Es una película sobre una historia real, así que todo es real y falso al mismo tiempo", asegura el director, Xavier Durringer, en la revista dominical de Le Monde(edición digital de pago).
Esta publicación revela este fin de semana algunas escenas de la película, de modo que ya se puede ver qué aspecto tendrá este Sarkozy de celuloide. Está interpretado, con la ayuda de una peluca y de unos zapatos bajos, por el actor de la Comédie Française, Denis Podalydès, que asegura que ha huido de los varios tics que aquejan al político para centrarse en su ritmo interior a la hora de hacerse con el personaje. A juzgar por el comentario de la redactora de Le Monde que le ha visto de cerca, el resultado es asombroso.
El guión pertenece al escritor y guionista Patrick Rotman, autor de célebres documentales sobre Miterrand y Chirac, que a la hora de acometer esta película ha recurrido a periodistas que cubrieron esa época, a escenas de documentales e informativos y a fotógrafos que la retrataron, entre otros elementos de referencia.
La actriz Saïda Jawad se encarga de encarnar a la ex ministra Rachida Dati (en 2007 portavoz de la campaña de Sarkozy) y Samuel Labarthe se convierte, a juzgar por las fotos aparecidas en Le Monde, en un doble casi exacto del ex primer ministro Dominique de Villepin. Por cierto: Dati invitó a Jawad a conocerse cuando se enteró de que se encargaba de desempañar su papel en la película. La actriz, amablemente, declinó la invitación.
La película aborda, en torno a la ascensión de Sarkzoy, temas escabrosos y polémicos: la rivalidad a muerte con Villepin, algo que aún dará mucho que hablar en el día a día de la política francesa, el enfrentamiento con Jacques Chirac o las desavenencias matrimoniales con Cecilia. De hecho, la película se abre con una imagen impactante y sintomática: Sarkozy, horas después de haber ganado las elecciones, busca a su mujer, que lo ha dejado solo en la noche más importante de sus carrera.
El director insiste en que la película va mucho más allá de la mera crítica puntual y que persigue llevar a cabo un retrato de una época: "Hemos tenido que buscar una cierta distancia. No hemos querido caer en la trampa de la imitación o la parodia. Si se caricaturiza a Sarkozy, si se le ridiculiza, si nos fascina, todo esto se viene abajo. Yo he querido que el espectador pase por emociones contradictorias como pasaron los electores entre 2002 y 2007".
Podalydes describe así al personaje clave de esta aventura: "Sarkozy es un hombre que puede pasar rápidamente de la violencia a la seducción extrema. Sus momentos infantiles son también preciosos, ese "hein" que pronuncia cuando sabe lo que va a replicar. Me he fijado cuando se prepara para dar un mitin, lejos de los fotógrafos. Esa concentración, esa soledad, son las mismas que las de los actores antes de entrar en escena".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.