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"Un Rulfo contra un Nobel"

Comienza la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con el premio a Margo Glantz y el homenaje a Le Clezio

Cuando Margo Glantz se encontró ayer en la zona de protocolo de la FIL (Feria Internacional del Libro de Guadalajara) a su colega J. M. G. Le Clezio le dijo, levantando los ojos hasta la estatura del francés: "¡Un Rulfo contra un Nobel!".

Los dos rieron.

La mexicana Glantz, que ya tiene 80 años, iba a recibir de inmediato el premio de la Feria (que antes se llamaba Premio Juan Rulfo, y ahora se llama premio de Literaturas Romances, porque la familia del escritor no quiso que continuara llevando el nombre del autor de Pedro Páramo).

Y Le Clezio, premio Nobel de Literatura de 2008, estaba allí para recibir estos días el homenaje que le debe la feria, por su literatura, que pasa por México, entre otros países a los que el autor de Desierto ha ido para nutrir de experiencia su escritura.

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No era el Rulfo contra el Nobel, claro, esa era una broma de Margo Glantz. De hecho, a Margo Glantz le entraron ganas de bromas, de las que hay tantas en los libros por los que gana este año el vigésimo galardón de la feria (el primero para una escritora mexicana). Cuando se subió al atril para agradecer que el jurado se lo haya otorgado dijo: "Aquí arriba me siento la Julia Roberts de la literatura".

Y para empezar los agradecimientos, la autora de Saña rememoró unos versos de Nicanor Parra, el poeta chileno, de cuando éste obtuvo el primer galardón (aún Premio Juan Rulfo). Parra decía que los premios literarios eran en realidad "para los espíritus libres y para los miembros del jurado".

Estas ceremonias inaugurales, que este año tienen el sello de Castilla y León, a la que está dedicada esta edición, tienen un alto componente protocolario. Pero esa intervención de Margo Glantz, que incluyó descripciones magistrales de Juan Rulfo y de Juan José Arreola, la invocación del rector de la Universidad tapatía, poniendo de manifiesto el poco apoyo estatal a este evento de gran importancia cultural aquí y fuera de aquí, y la intervención de la ministra española de Cultura, Ángeles González Sinde, contribuyeron a hacerlo más ligero, casi un espectáculo.

La ministra española se escribe sus propios discursos; lo tiene a gala y es verdad. En este de la inauguración de la FIL contó que la sociedad sabe que los políticos (como ella ahora) pasan, pero que los libros quedan. Y lo ilustró con una anécdota: ayer viajaba desde España, en avión, unas filas más atrás que un escritor muy apreciado y muy leído; y ella observó que, con razón, el servicio del avión se fijaba mucho más en el escritor, a quien atendían con mucha solicitud, que en los políticos. "Y está muy bien que sea así. Los políticos pasamos; y los autores y sus libros quedan. Y los ciudadanos lo saben".

Para referirse a la premiada, Sinde recogió "las propuestas para el próximo milenio" (que ya es este milenio) del italiano Italo Calvino: ligereza, rapidez, exactitud, visibilidad, consistencia..., todas ellas aplicables a la literatura de Margo Glantz. Y para hablar de lo que pasa en la sociedad actual, atribulada por la crisis en todo el mundo y, cómo no, en España, ofreció esta reflexión: hay tres opciones, una es no moverse, esperar que pase el temporal; otra, dedicar la energía a defenderse; y una tercera opción es la de transformar este mundo hostil. Ella opta por transformar, y los creadores de lenguaje están ahí para modificar la realidad. A partir de ahí contó aquella anécdota que marca primero el paso de la literatura y después el paso de la política. No citó al autor que viajó en su avión; era Arturo Pérez-Reverte, novelista y académico.

Castilla y León es la invitada de honor. Su consejera de Cultura, María José Salgueiro, trae consigo a 119 escritores, numerosas iniciativas literarias y otras de carácter gastronómico, "y me hubiera encantado traer algunas de nuestras catedrales medievales". Claro, no es posible. Pero trae el milenio de la lengua, el peso de la historia de una literatura que va desde el Mío Cid a Miguel Delibes... Delibes dijo, y ella lo citó, que "un pueblo sin literatura es un pueblo mudo". La enorme afluencia de escritores, comandadados por el Cervantes Antonio Gamoneda, y, entre otros, el homenaje a Delibes, van a poner en evidencia que lo que no es Castilla y León es una región muda de España...

Es una feria muy diversa, como siempre. Raúl Padilla, su presidente, desgranó una impresionante panoplia de actividades, además de las más de sesenta que protagonizarán los castellano-leoneses. Aquí hay representadas 1.900 editoriales, se dispone en las estanterías y en las mesas de 120.000 títulos, participan 17.000 profesionales del sector editorial, 180 agentes literarios, y el total de actividades es de 620 en una semana. A las que asisten 600.000 gentes, como se dice acá en México. Las Academias presentarán sus nuevas versiones de la Gramática y de los diccionarios, se rendirán homenajes a Octavio Paz y a Lezama Lima, a Tomás Eloy Martínez, a José Saramago y a Carlos Monsiváis, se entregará el premio Isabel de Polanco, se rendirá gratitud editorial a Jaume Vallcorba, Claudia Piñeiro recibirá su premio Sor Juana Inés de la Cruz...., y Le Clezio hablará de su obra, escuchado seguramente por la Margo Glantz que ayer le espetó, nada más verlo:

¡Un Rulfo contra un Nobel!

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