Julio Aparicio: "¿Cómo ha salido mi segundo toro?"
El diestro, que de momento no puede hablar, se interesa por escrito por el resto de la corrida. - La cornada de 'Opíparo' no le ha afectado las tiroides ni las cuerdas vocales
Nada más despertar de la espeluznante cornada que sufrió el viernes en Las Ventas , el matador Julio Aparicio se dio cuenta de que no podía hablar. Por gestos, pidió papel y boli para preguntar cómo había salido su segundo toro, ese que no pudo ni ver salir por el chiquero mientras le operaban en la enfermería.
Rafael González, peón de confianza de Julio Aparicio, fue el primero en llegar al torero herido y hacer el quite para que el toro de Juan Pedro Domecq no se ensañase con la presa. El de Pelahustán recuerda cómo fueron los primeros momentos: "Vimos que las heridas eran brutales. LLevar a Julio de la arena a la enfermería se hizo eterno, no sabíamos lo que tenía pero sí veíamos salir sangre. En la plaza nos dijeron que hasta que no llegase al hospital no podrían descartar lesiones graves".
Dos días después del percance, Máximo García Padrós, cirujano de la plaza de toros de Las Ventas, celebra que la cornada no afectase tiroides ni grandes vasos. "El cuerno entró por la base de la mandíbula, justo por encima de las cuerdas vocales", explica el galeno. El doctor descarta complicaciones significativas: "Las previsiones son mejores de lo que parecía a primera vista. Se ha hecho toda la reconstrucción del paladar y el maxilar". A partir de ahora, el tratamiento que recibirá la herida es como el de una fractura.
Julio Aparicio Martínez, padre del torero herido y figura en los años cincuenta y sesenta, no ha visto todavía a su hijo. A sus 78 años y con siete puertas grandes de Las Ventas en su palmarés, no se siente con fuerzas. "Sólo sé lo que me dicen, que va mejor, pero no entro a verlo, no me veo capaz de ver así a mi hijo", declara con un hilo de voz.
Julio Aparicio Díaz sufrió en la lidia de Opíparo un herida por asta de toro en región submandibular con una trayectoria ascendente que penetra en la cavidad bucal, atraviesa la lengua, alcanza al paladar, con fractura del maxilar superior. El pronóstico fue de "muy grave". El torero tropezó con los cuartos traseros del animal tras el primer natural en la tercera tanda de su faena a un precioso jabonero de Juan Pedro Domecq.
Si la evolución sigue siendo positiva es posible que el torero abandone la Unidad de Cuidados Intensivos este lunes.
Babelia
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