Viña Rock, el veterano quinceañero
Rock urbano y músicas afines en un colorido festival que celebra su decimoquinto aniversario
Al Viña Rock se puede ir sin mirar el cartel, incluso sin entrada. En su decimoquinta edición, este festival volvió a mezclar a rockeros, punkis (léase tal cual), fans del mestizaje, raperos y otras tribus urbanas. Algunos prefieren quedarse en la zona de acampada gratuita y montarse la fiesta por su cuenta - hay quien lo llama "el Antiviña", y más de uno se trajo hasta el sofá - pero, en general, la gente se desplaza hasta Villarrobledo, en la provincia de Albacete, para disfrutar de bandas como Los Suaves, Canteca de Macao, Morodo, G5 (Muchachito Bombo Infierno, Delinqüentes y Kiko Veneno) o Gatillazo.
Aldo, el bajista de Gritando en Silencio, había jurado que el día que tocaran delante de más de mil personas saldría al escenario vestido desnudo. En estos tiempos, Internet se encarga de que las noticias vuelen y Aldo se vio presionado para cumplir con lo dicho: la vergüenza que pasó el viernes, primer día de la cita, seguramente se vio compensada por la alegría de figurar en un encuentro que reúne a casi 60.000 personas, desde el día 30 de abril al domingo 2 de mayo. "Hemos vendido unas 13.000 entradas más que el año pasado", explicaban desde la organización.
Ha sido el Viña Rock de las reuniones. El viernes, los regresos de Sôber y O'Funk' illo fueron de las actuaciones más concurridas. Ojos de brujo pusieron la nota flamenca y Macaco convenció a muchos escépticos, que desconfiaban de su propuesta desde que sus canciones suenan en el iPad de gente que no pisaría el Viña Rock ni aunque fuera gratis. Este año, por suerte, no se repitió el caso de Ramoncín, que no pudo llegar a tocar porque fue recibido con piedras.
Este año, se estrena el escenario Viña Beat, donde la música electrónica corre a cargo de especialistas como Alex Under. También hubo una zona Chill Out, cuyos cojines fueron aprovechados por más de uno para echar una cabezada a mitad de la noche; es mucho tiempo sin parar, sobre todo si uno ya ha terminado cansado después de bailar con los ritmos del otro lado del Atlántico que traen los chicos de Che Sudaka y se da cuenta de que no son ni las siete de la tarde y aún queda fiesta para doce horas más.
Hasta que el cuerpo aguante
El Langui, de La Excepción, se trajo una camiseta del Atlético de Madrid personalizada. "Hay que aprovechar para pasearla, ahora que se puede", explicó, entre las pausas de su descarga de hip hop orgullosamente gitano. Al poco salieron los recién resucitados Ska-p , que no necesitaron de sus temas más conocidos para poner a todo el festival a botar desde el principio. El Vals del Obrero o Legalización hicieron que fuera muy difícil preservar la integridad de los vasos de cerveza, incluso si se estaba lejos del escenario.
Antes de que la hora y pico de los vallecanos hubiera terminado, un reguero de gente se movilizó y cruzó el recinto hasta el escenario Babilonia. La razón: el rap de Violadores del Verso , que hicieron levantar las manos hasta a los metaleros más reticentes, y gustaron especialmente cuando atacaron clásicos como Vicios y Virtudes o llevaron a su terreno Billy Jean, de Michael Jackson. Algunos los disfrutaron sentados, preparándose para ver a Celtas Cortos o la última actuación del escenario Metálica, Lujuria.
El balance del Viña, cuando aún quedan por tocar reclamos como la formación original de Barón Rojo o una de las últimas actuaciones de La Cabra Mecánica (El Lichis, el alma del proyecto, quiere cambiar de registro), es positivo. Aquí no hay ni trampa ni cartón, se sabe a lo que se viene: rock urbano, mestizaje, botellón en la tienda de campaña y alguna batallita de esas que siempre ocurren en estos encuentros. Por eso sus incondicionales se compran la entrada sin mirar el cartel, por eso todos los grupos de eso que llaman rock estatal (o rock en español, o hasta kalimotxo, como lo bautizaron sus detractores) quieren tocar aquí; incluso si tienen que desnudarse, como Aldo.
Festival 2.0
En esta edición, la organización ha querido potenciar su presencia en Internet. José Raúl González se encarga de viñarock.tv, el espacio donde se podrán ver los vídeos de las actuaciones de este año. "Llevamos trabajando un año para crear un lugar de encuentro, una red donde poder obtener información y continuar de alguna manera con el festival después del domingo", comenta él mismo. "La promoción de mucho de estos grupos se hace online, este tipo de iniciativas funcionan muy bien", explica Ana Cuevas, responsable de prensa. Según la organización, la web del festival recibe 15.000 visitas diarias.
Babelia
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