Arco echa el resto en su edición más conflictiva
Las galerías ultiman sus propuestas para la feria de arte contemporáneo madrileña, que se abre este miércoles.- El Reina Sofía busca arte latinoamericano, feminismo y surrealismo
En medio de la penúltima ola de frío en Madrid, los 218 galeristas que participan en Arco remataban sus stands y afinaban precios. Todo listo para el encuentro que se abre este miércoles a especialistas y el viernes al público en general. Sin una tendencia ni soporte predominante, los propios profesionales reconocían algunas de las piezas más llamativas de esta edición: el gigantesco panel contra la guerra de Afganistan que cuelga de Hilger Modern o los rockeros que Enrique Marty recrea en Espacio Mínimo. Pero se verán muchas más cosas.
Los precios más altos resultan algo más suaves que el año anterior. Si en la edición de 2008, el récord lo tuvo Francis Bacon, con nada menos que 23, 2 millones de euros, en esta ocasión la palma se la lleva el colombiano Fernando Botero con The beach en la galería Marlborough con 946.000 euros. Le sigue otro latinoamericano, el uruguayo Joaquín Torres García, con Composición en Oriol Galeria d'Art, con 700.000 euros. Del irlandés Sean Scully se vende Paris robe, por 650.000 en la galería Lelong.
El artista español con obra más presente en la feria es, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, el catalán Antoni Tàpies. Más que un clásico, su obra se puede ver en las galerías Lelong, Toni Tàpies, Cayón, Guillermo de Osma y en Soledad Lorenzo.
Para los coleccionistas con un poder adquisitivo medio, el más que emergente arte asiático, se presenta en esta ocasión como una de las propuestas más atractivas. En la galería coreana cuelga el óleo Sweatopia del artista indio Jitish Kallat, valorado en cerca de 220.000 euros, o la galería Beijing Space, donde se expone Chinese Portrait por 118.000 euros de Feng Zhengjie, otro de los grandes artistas asiáticos. Igualmente, varias galerías europeas están dedicadas al arte asiático como la belga China Today, exclusivamente dedicada al nuevo arte oriental.
Mientras los coleccionistas se deciden entre lo expuesto, Manolo Borja-Villell, director del Reina Sofía y cliente institucional más perseguido, comenta que aunque no tiene una cantidad definitiva para gastar, sí sabe lo que quiere. "Son piezas con las que quiero completar huecos en la colección permanente: el surrealismo, feminismo y arte latinoamericano es lo que más me interesa en este momento". Borja-Villel no quiere señalar con exactitud qué obras han despertado ya su interés, "porque me subirían los precios". Cuenta con 300.000 euros procedentes del Ministerio de Cultura para adquisiciones y otra cantidad que saldrá del presupuesto del museo. Después de asegurar que presentará las compras el próximo viernes 18, una vez que obtenga el visto bueno del patronato, recuerda que el Reina Sofía también aprovecha sus exposiciones para enriquecer sus fondos. "De Thomas Schütte sólo tenemos un par de obras. Espero negociar bien con sus galeristas", cuenta. Lo que ya ha recibido el museo es la herencia de la viuda del fotógrafo George Brassaï (1899-1984). Nada menos que 100 obras: 62 fotografías (firmadas en Sevilla y París) y otros objetos.
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