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CICLISMO | VUELTA A ESPAÑA

Cunego corona la Pandera

El italiano vence en la decimocuarta etapa, mientras que Valverde gana terreno en la general tras tirar de casta en los últimos kilómetros

El italiano Damiano Cunego (Lampre) volvió a brillar en las cumbres con el triunfo en solitario en la Sierra de la Pandera, última etapa con final en alto de la presente edición de la Vuelta, en la que Alejandro Valverde conservó el jersey oro después de pasar serios apuros y Samuel Sánchez se subió al tercer escalón del podio. Otra demostración del principito rubio, que ya conquistó Aitana y repitió hazaña en La Pandera, haciendo buena la escapada del día.

El veronés, como un cañón de forma para el Mundial de Mendrisio, coronó su éxito con 2.23 minutos sobre el danés Jacob Fugsland (Saxo Bank) y 3.09 respecto al campeón olímpico en ruta Samuel Sánchez (Euskaltel), que mejoró anteriores versiones para saltar del grupo de favoritos y endosar a sus rivales un puñado de segundos que le permiten encaramarse al podio. A 1 segundo del asturiano pasó Ezequiel Mosquera, de nuevo en el papel de animador, y después a 13 segundos de ambos Alejandro Valverde, aparición mágica cuando parecía hundido. "He aprendido a mantener la calma, no me he cebado, los demás se vinieron abajo y yo arriba, por eso pude remontar", explicó el murciano.

Mientras Cunego culminaba, con un tiempo de 4h.04.23, los 157 kilómetros que separaban Granada y La Pandera en la decimocuarta etapa, por detrás sufría el líder, que se descolgó cuando a tres kilómetros de meta empezaron las hostilidades entre los pesos pesados. La tranquilidad le salvó a Valverde, y quién sabe si le dio también la Vuelta. En principio no resistió los golpes de Evans, Basso y Gesink, que fueron los que dejaron al aire las debilidades del líder, pero la reacción final le permitió meter tiempo a los citados enemigos.

Valverde subió a recoger su maillot oro con el susto en el cuerpo. "Se me pasó por la cabeza la posibilidad de perderlo todo, pero luego lo vi controlado". El caso es que el líder del Caisse D'Epargne salvó el tríptico andaluz de montaña sin dominio y con exigua ventaja. Tal vez suficiente para terminar de resolver la carrera en la contrarreloj del sábado, en Toledo. La segunda plaza del podio es, de momento, para Gesink, que atacó pero no remató la faena, y la tercera para Samuel, que también resucitó después de pasarlas canutas. Ya es tercero en la general y no tira la toalla, porque el ciclista del Euskaltel siempre consigue sus triunfos en el tramo final de la Vuelta. Reforzó la moral y tiene ganas de quemar las naves en la semana que resta camino de Madrid.

Basso quiere pero no puede

La etapa alejó al cuarto puesto a Ivan Basso (a 1.28 minutos), que quiso pero no pudo. Su equipo trabaja y le prepara bien la subida, pero el vencedor del Giro 2006 no remata. Ezequiel, feliz con la lluvia, se puso quinto a 1.34 y Evans, que participó en la fiesta con un breve demarraje es sexto a 1.41. La "ruta de los 66 millones de olivos" que concluía en la antigua base militar estadounidense de La Pandera, volvió a cumplir con el guión acuñado de escapada consentida y pelea reducida de los grandes en los últimos 2 ó 3 kilómetros.

En la primera versión, Damiano Cunego volvió a mostrarse grande. Aguantó la fuga hasta que la carretera le ofreció el perfil que se ajusta a las cualidades que le han permitido esculpir un palmarés de lujo: entre otras perlas el Giro de 2004, tres Giros de Lombardía y una Amstel Gold Race en los siete años que lleva en el pelotón profesional. Atacó en el Puerto de los Villares, a 16 kilómetros de meta y supo gestionar los 4 minutos de ventaja sobre el conjunto de ilustres, donde el Liquigas empezaba a asomar sus intenciones de endurecer la carrera para Basso, maniobra contrarrestada por el Caisse D'Epargne y Euskaltel.

La lucha individual del varesino no admitió rivales. Subió solo, a ritmo, bajo la lluvia, y llegó victorioso una vez más, como hizo en Aitana cuando le arruinó al francés Moncoutié con un postrer ataque. Su ambición le puso en el casillero la quinta victoria de la temporada y anunció de paso su candidatura para el Mundial. Su plata en 2008 la quiere convertir en oro. Y está que se sale del mapa.

Por detrás, la traca se encendió a 3.000 metros de la cima del Angliru del Sur, que se cubrió de nubes para recibir la cuarta visita de la Vuelta. En concreto, cuando se presentaron las rampas más duras, hasta del 16 por ciento de desnivel, dos ataques marcaron la etapa. En apenas 200 metros. Primero, tensó Ivan Basso, y seleccionó. Después le relevó Evans y descubrió que Valverde y Samuel iban maduros. De inmediato, Gesink aportó su latigazo y puso al líder en clara evidencia. En plenos apuros de Valverde, Mosquera acabó de liarla con uno de sus habituales ataques. El gallego lanzó la carrera, ya descontrolada, pero sin el resultado deseado.

Samuel reaccionó a tiempo. Le estaba esperando una plaza en el podio. Resucitó Valverde, que no se cebó y subió a ritmo. Al final como un cohete fue pasando a los rivales que le habían disparado hacía unos minutos el ritmo cardiaco. Tal vez se estaba jugando la Vuelta y el murciano, con la cara negra, como si hubiera salido de una mina, sacó fuerzas de flaqueza y salvó los muebles. Desde la cima de La Pandera a 1.800 metros de altitud, se ve Sierra Nevada. Valverde incluso pudo ver Madrid. Tiene la palabra para poner en su rico palmarés la primera grande. A sus 29 años, ya va siendo hora.

Cunego, de rosa y blanco, rueda junto a Valverde (maillot oro), Cadel Evans (izquierda) e Iván Basso.
Cunego, de rosa y blanco, rueda junto a Valverde (maillot oro), Cadel Evans (izquierda) e Iván Basso.AFP

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