Mi primera carpeta de EGB
Me acuerdo de mi primera carpeta de séptimo de EGB. Estaba forrada de fotografías de Michael Jackson, igual que las paredes de mi habitación. En esa época imitaba sus pasos y sus bailes. Además, me quería dejar el pelo como él, aunque a mi madre no le gustara nada. Recuerdo que cuando era adolescente discutía con mis amigos del barrio sobre si era mejor Elvis o él, y obviamente yo siempre acababa defendiendo a Jackson.
Creo que fue un símbolo de la industria discográfica. Todos han seguido sus pasos de alguna manera. Todos han caído en esto, en las grandes actuaciones, en esos montajes espectaculares y en el mundo del videoclip. Recuerdo una actuación memorable en una ceremonia de entrega de los premios Grammy, en los años ochenta. Empezó a cantar Man in the mirror, primero solo y luego con un coro de gospel al fondo acompañándole.
Antes de verle actuar en el Vicente Calderón, creo que entonces tenía unos 14 años, no entendía las razones por las que la gente enloquecía, gritaba o saltaba cuando acudía a algunos conciertos. No sabía muy lo que hacía que los espectadores se volvieran locos al ver, por ejemplo, a los Beatles. Pero allí lo entendí. En ese estadio me di cuenta de lo que suponía ir a un concierto.
Michael Jackson fue el único artista del que he sido realmente fan a lo largo de mi vida. Y ahora lo entiendo todavía mejor, porque siento que estoy triste. Me daba pena pensar en sus últimos años. Por esta razón, algo que me habría gustado hacer últimamente como productor hubiera sido intentar reconducir su carrera. Tenía una entrada para ir a Londres a verle, por supuesto. Pero ahora estoy triste.
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