Con los años a favor
El Primavera Sound inicia hoy tres intensos días de rock en el Parc del Fòrum de Barcelona
Los viejos rockeros mueren, y lo que casi es peor, antes de hacerlo muchos de ellos artísticamente se arrastran. Teorías sobran para explicar una realidad más que tangible: en su mayoría, los músicos de rock y pop pierden gas a medida que envejecen. Ganan experiencia, vieja excusa y recurso que sirve para encontrar más motivos que el pecuniario para continuar, pero pierden chispa y sobre todo actitud. Es por ello que la figura de Neil Young emerge titánica entre tanta cana, tanta frase hueca y consabida. Vale que su último disco es sólo pasable, pero la insatisfacción, inconformismo y furia de este sexagenario permiten afirmar que no todos los rockeros adultos son tan sólo entrañables. Por esta misma razón, el Primavera Sound que comienza esta tarde en el Parque del Forum se alza como uno de los festivales que mejor han sabido completar su cartel con una figura de referencia al margen de las modas y de la tontería estacional.
DATOS DE INTERÉS
Días: del 28 al 30.
Escenarios: 5 más Auditori. Además de los escenarios convencionales, el festival dispone de un espacio para niños -Minimúsica- con actuaciones especiales y de un salón MySpace.
Transporte Público: Metro Forum. Tram Besós. BUS: Líneas: 43, 7, 36, 141, 41
NIT BUS: L6 y L7. Servicio lanzadora noches jueves y viernes entre Forum y Palza Catalunya cada 10 minutos
BICING. Estacions más cercanas: Rambla Prim / Selva de Mar con Pallars / Diagonal con Espronceda / Pujades con Provençals / Selva de Mar con Taulat / Passeig de Garcia Faria.
Entradas: Abono 155 euros. Entradas de jornada 70 euros. Entrada nocturna (sólo viernes y sábado) 15 euros.
Es más, lo que ha conseguido este festival es rematar un cartel con un nombre de campanillas sin que ello le obligue a saltarse sus pautas de programación. Es sabido, aceptado y comprendido que en momentos de dificultad cualquier figura que tenga capacidad de convocatoria puede encajarse en el cartel de un festival a fin de garantizar ingresos y notoriedad. Lo que no ocurre con tanta frecuencia es que la figura que permite a un festival dar un salto cuantitativo y cualitativo encaje con el espíritu que ha definido históricamente a ese certámen. El Primavera Sound nació como festival alternativo, apuntó con sus programas a las nuevas figuras del pop, rock y electrónica independientes y con el tiempo fue macerando una personalidad que miraba con suma delectación a la escena norteamericana de rock y folk. Es por ello que muchas de las bandas que se han citado con el Primavera han sido en una u otra forma deudoras de Neil Young, un artista que siendo capaz de lo mejor y de lo peor se ha movido en registros de country, rock e incluso electrónica. De esta manera, Neil Young vendría a ser el padrino largamente buscado por el festival que, cosas del azar, ha sido contratado en un año en el que los festivales han tenido que dar un puñetazo sobre la mesa para autoafirmarse en un momento de vacas extremadamente flacas.
La consecuencia más inmediata de esta contratación ha sido un aumento considerable en la venta de entradas, lo que ha permitido al Primavera afrontar su edición de este año con optimismo y tranquilidad. Aún con todo, la consecuencia más notable de la presencia de Neil Young es que personas de una generación que hasta el momento no se había visto atraída por el festival, acudirá este año al mismo. Neil Young es una figura entre cuarentones y cincuentones, personas que sólo una vez habían tenido oportunidad de asistir a un concierto de su ídolo en Barcelona, allá por los ochenta. De nuevo esto viene a premiar la coherencia de un festival que siempre se ha distinguido por no buscar lo estrictamente juvenil, apelando desde sus inicios a un público ya bien entrado en la juventud y caracterizado por un considerable nivel de consumo cultural. Es por ello de recibo alegrarse que el festival que apostó -igual que el Sonar- por el modelo urbano, alejado de la barahúnda juvenil de la tienda de campaña y de la huída temporal del poder paterno, haya sido quien finalmente haya atraído a personas que quizás este año coincidan en el Primavera Sound con sus propios hijos. Sería una manera de cerrar el círculo.
Pero como toda moneda tiene su reverso, habrá que ver qué se encuentra este público en el festival. Las personas de cierta edad no salen de casa si no tienen garantías de comodidad, y sería lamentable que por una vez que se atreven a "jugársela" en un espacio masificado entiendan que mejor hubiese sido quedarse en casa. De cómo se disponga el escenario central, que ya ha sido retrasado de su posición inicial, y de cómo los responsables del Primavera modulen su natural ansia de recaudación puede depender que este año el festival pongan una pica entre un público que le puede dar muchos réditos. Y no sólo económicos.
Las recomendaciones
CLÁSICOS
Neil Young: Fiereza, filo y un repertorio sin fin. Imprenscindible.
My Bloody Valentine: Ruido extremo con volutas de melodía. Interpretarán su obra clásica, Loveles. Una experiencia física en el sentido estricto del término.
Sonic Youth: Experimentación rock. Tensión y acoples. Presentan nuevo disco, The eternal.
Yo La Tengo: De la caricia al bofetón sin mediar gesto. Inteligentes y sensibles. Una humilde instuitución.
Aphex Twin: El bicho raro de la electrónica. Nadie sabe qué hará pero sí que sus ritmos quebrarán piernas. Impredecible y abrasivo.
Jarvis Cocker: El dandy proletario. Elegancia sin glamour burgués. Letras por encima de lo común.
CAMINO DEL CLASICISMO
Joe Henry: La música con mayúsculas. Rock, country, pop y enfoque genuinamente norteamericano. Una joya. Para no perdérselo.
DE NUEVO CUÑO
Bat For Lashes: Pop más bien oscuro, voz etérea y omposiciones algodonosas pero no confortables. La artista de moda, siempre según los ingleses.
Phoenix: Franceses que no lo parecen. Melodías amables en un entorno electrónico. Entretenidos y vocacionalmente pop.
The Pains Of Being Pure At Heart: Lo más requetenuevo suena a ochentas, a veces a noventas. Siempre sonido juvenil aunque a veces ampuloso, con melodías tiernas y pops ocasionalmente brumosas y guitarras impulsivas.
Crystal Antlers: Raritos y psicodélicos. Melodías que se repliegan sobre sí mismas en un marasmo que evoca al folk más extraño, al garaje y a lo experimental.
The Crystal Stilts: Voces en retaguardia, letanías vaporosas y comidilla en múltiples blogs. ¿Revivalistas del post-punk?
La Bien Querida: Junto con Joe Crepúsculo, dos de los nombres a seguir dentro de la escena nacional. Ella se aplica al pop más tierno, él al pop descacharrado y ocurrente.
The Jayhawks: El sonido de las praderas, la melancolía y la melodía. Country y rock en pos de la canción perfecta.
Shellac: Son al hardcore lo que el románico a la arquitectura. Nada sobra, nada más hace falta. Austeridad absoluta. Dureza y pureza de formas.
Andrew Bird: Una caricia que llega desde Illinois con un último disco precioso. A medio camino de todo (folk, pop, rock) y en el centro de las buenas composiciones
Herman Dune: El folk de inicio de siglo no puede ser igual que el del pasado. Este dúo lo explicita. Desde Francia.
Babelia
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