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Terzopoulos y la deconstrucción escénica

El estructuralista director griego estrena en el Festival de Mérida un Àyax abstracto y minimalista

Theodoros Terzopoulos, una de las grandes figuras internacionales de la escena contemporánea, es al teatro grecolatino lo que Peter Brook es a Shakespeare. Los dos han aportado una nueva lectura sobre algo que desde hacía siglos recaían todas las miradas. Brook como si fuera un impresionista que va a la esencia; Terzopoulos como un estructuralista abstracto que se deshace de todo lo prescindible y superfluo de un texto al que despoja hasta la extenuación para deconstruirlo con su famosa metodología escénica.

Esa reinterpretación de los clásicos griegos del director heleno ha regresado al territorio del anfiteatro romano, en el marco del Festival de Teatro de Mérida, donde el pasado jueves presentó su última revisión sobre Áyax con su emblemático grupo Attis Theatre, lo que supuso el estreno europeo de esta producción que acaba de estar en China, ya que Terzopoulos la ha creado para las Olimpiadas (culturales) de Pekín.

Allí se vio también en un anfiteatro, pero muy distinto al que acoge el montaje en Mérida, un bello espacio del año ocho a.d.c. que el festival ha utilizado en distintas ocasiones a lo largo de su historia, aunque no en los últimos años, y que ahora se ha decidido a recuperar abiertamente para celebrar en él un ciclo denominado Otra mirada, con espectáculos más vanguardista y que se ha inaugurado con este montaje que se despide hoy sábado de la programación. El anfiteatro es el mismo espacio en el que Terzopoulos ya visitó este festival en cuatro ocasiones anteriores (1986, 1988, 1996 y 2000) con otros mitos griegos reinterpretados.

La propuesta de Terzopoulos parte del mito de Áyax y de la obra que sobre él escribió Sófocles, aunque muy versionado ya que el director griego, que ya se ha detenido en tres ocasiones en este héroe casi contemporáneo, por lo que de perdedor y fracasado tiene, es de los que cogen un texto y bucean hasta el fondo de él, eliminando fragmentos y palabras y ahondando en las profundidades emocionales del mismo, como en esta ocasión que transita con bellísimas imágenes más propias de una ópera contemporánea y minimalista por los mundos de la traición, la locura, la ira, la venganza y sobre todo la culpabilidad.

Esta vez Àyax está teñido de sarcasmo y más cerca de lo que podría ser un drama satírico, aunque aparecen los elementos propios de la tragedia, como el lamento y los remordimientos. "Mi Àyax siempre está dentro de un proceso de trabajo, en progresión permanente, porque nunca nos despedimos de las historias que afrontamos, y este montaje también lo sometemos a una permanente búsqueda de la dimensión ontológica de la tragedia", señala Terzopoulos quien ha incorporado como elementos nuevos un coro y un personaje femenino.

Hoy el puesto de dios lo ha tomado el alcalde

Con Àyax el director griego pone de relieve a través de este héroe, que el castigo y el sentimiento de culpa es algo que ha desaparecido de nuestra sociedad, aunque sí lo encontramos en los héroes clásicos: "En el mundo actual no existen los remordimientos, que son los que dan la dimensión grande a la tragedia, en la que siempre encontramos todo teñido de eros y tánatos; pero hoy ha desaparecido el sentimiento de culpa, porque no existe el castigo, los políticos comenten crímenes y no son castigados, pero los hombres en su cotidianidad sí se castigan, aunque no con la conciencia, sino como animales, masacrándose, el hecho es que dios está ausente y en la Grecia antigua todo se basaba en un triangulo: la relación con dios, con la naturaleza y con la polis, la ciudad", señala este hombre que concluye rotundo: "Hoy los dioses han muerto y la naturaleza, la ciudad, el mundo, están en condiciones muy malas, y sólo desde ahí nos puede llegar lo que es verdaderamente importante, como es la naturaleza o la poesía, pero hoy el puesto de dios lo ha tomado el alcalde o el director del banco o mi suegra, y sólo hablamos de eso, de las miserias cotidianas, por eso hoy las tragedia se ven como dramas, porque falta el horizonte"

Terzopoulos, que se formó en los años setenta en el Berliner Ensemble con Heiner Müller y Manfred Wekwerth, entre otros, fundó la compañía Attis Theatre en 1986 con la que ha hecho casi dos mil representaciones fuera de Grecia. Ella es la principal beneficiaria de su método de trabajo que se enseña en numerosas universidades del mundo y que consiste en buscar el ritmo y la energía en el propio cuerpo: "A través de ellos podemos llegar a comprender el alma interna de la obra, es sólo un camino para alcanzar la armonía, a la que nunca se llega, porque lo importante es estar siempre en el camino de Itaca", dice este hombre que cada vez se acerca más a su concepto de arte total que contiene danza, luces, la música, canción, todo.

Cuando se le señala que su montaje tiene algo de ópera minimalista impregnada de aromas de Artaud dice: "Quizá mi montaje sea una forma de ópera moderna, como las basadas en la música de Stockhausen, aunque también está lo que aprendí de Müller que me enseñó unos caminos para aproximarme al núcleo de lo clásico, pero no a la parte luminosa de ese núcleo, sino a la parte oscura y tenebrosa y ahí está el encuentro con Artaud, con su estética basada en lo que está fuera de uno mismo y de su lógica, toda una dimensión brillante del arte del teatro, en la que está la creación del caos y luego la geometría perfecta de ese caos", dice este hombre que de Bertolt Brecht (trabajó con su mujer) heredó la sistematización del trabajo, la autoconcentración y el estudio de un objeto, cosas que le han servido para posicionarse junto al estructuralismo de la Bahaus alemana y los suprematistas rusos, al tiempo que ha tenido influencias del teatro Noh.

El director griego, que acepta como un piropo que se le diga que él con el teatro está en un camino similar al de Ferrán Adriá con la cocina, dice para remarcar ese aspecto: "Como Picasso uno puede trabajar toda la vida con un pequeño papel", señala mientras toma con sus manos una pequeña servilleta, "se pueden crear mundos enteros sólo partiendo y basándose en este papel, sólo hace falta que haya amor, dedicación, fe, disciplina, auoconcentración, fantasía, educación...., desde una prisión pequeña se puede crear un gran mundo", dice este hombre que tiene una apretada agenda para los próximos años. En mayo y junio de 2009 la Academia de Artes de Berlin le hace un homenaje centrado en su trabajo en cooperación con la Academía del Teatro y el teatro nacional alemán con laboratorios, exposiciones, publicaciones. Un mes después en Polonia celebran el 90 cumpleaños de Grotowski, y dentro de las conmemoraciones habrá cinco grandes homenajes en los que se dedicará una semana a un gran creador internacional; estos serán Pina Baush, Peter Brook, Eugenio Barba, Suzuki y Atthis Theatre. Además el 2009 será un año en el que Terzopoulos publicará varios libros en varios países, montará la ópera Electra, de Strauss en el Bolshoi de Moscú, y hará una larga gira con su compañía. De momento Àyax estará en Sagunto (día 22) Niebla (día 26), Chipre, varias ciudades de Egipto y varios países de América Latina.

Una escena de la obra <i>Áyax,</i> con la que el director Theo Terzopoulos vuelve al festival de teatro de Mérida. 
El director griego Theo Terzopoulos.
Una escena de la obra Áyax, con la que el director Theo Terzopoulos vuelve al festival de teatro de Mérida. El director griego Theo Terzopoulos.FESTIVAL DE MÉRIDA

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