"Es un día fatal", lamenta el párroco de Nájera
Rafael Gil comenta el sentir de sus feligreses ante la subasta en Sotheby's de un tríptico hurtado de su parroquia hace casi un siglo
Son las 21 horas del miércoles. El párroco de Santa Cruz de Nájera, Rafael Gil, acaba de celebrar la eucaristía, coge el móvil y recibe la noticia que temía: el tríptico de Ambrosious Benson robado de su iglesia hace 95 años no volverá a casa. Ha sido vendido a un coleccionista por 1,4 millones de euros, le cuentan. "Yo estaba muy nervioso, pues como la Comunidad intentaba comprarlo existía una esperanza. Es un día fatal", afirma a ELPAIS.com el sacerdote, al teléfono.
Por tradición, es tarea del párroco describir los hechos más importantes relacionados a Nájera en un libro de crónicas. Gil considera la subasta del tríptico un día negro que le tocará registrar. "Lamento por la ciudad de Nájera. La gente todavía no sabe, pero seguramente se quedará muy triste".
Al sacerdote le gustaría ver el recuadro sea exhibido en algún museo, "aunque lo pasaría mal". El religioso no culpa al coleccionista que subastó la obra, pero sí a las leyes que permiten que un cuadro robado pase a la legalidad. "Hay unas leyes a nivel internacional que hay que revisar. Hay personas que saben que los robos de arte no son punidos y para ellos este es el negocio del siglo", protesta.
El religioso sueña con el regreso de la obra flamenca de Ambrosius Benson, buscada durante casi un siglo por los religiosos que le antecedieron en la parroquia. "El tríptico fue donado a la parroquia en 1675. Deseamos que el retablo regrese, aunque en estos tiempos son necesarias mayores medidas de seguridad para tenerlo", admite el sacerdote, que lleva nueve años en el puesto.
El párroco sabe que la principal pega para que el retablo regrese a su sitio original es su valor comercial. "Los mayores son los que más hablan del tema. Es algo de lo que siempre se habló. Jamás lo hemos olvidado", agrega el sacerdote.
Según la sala londinense, se trata de uno los trípticos completos más importantes de Ambrosius Benson, y probablemente el único que se encuentra en manos privadas. Fue pintado en Brujas antes de 1550. El autor del retablo, supuestamente de origen lombardo, se estableció en la ciudad de Brujas. Muchas de sus obras acabaron en España, dado que había estrechos contactos comerciales con Castilla en la época, en particular con Segovia.
El párroco espera que el hallazgo al menos llame la atención sobre la necesidad de restaurar los demás objetos de arte exhibidos en templo, una construcción en piedra de sillería que consta de tres naves con retablos neoclásicos y diversas tallas y lienzos. Destacan un Cristo gótico del siglo XIII e imágenes en piedra de la Virgen y el Niño, además de escudos, lápidas y sillería isabelina del coro. "Cuando nos llamaron para decir que había sido encontrada, fue una sorpresa grata. Lo he puesto en conocimiento de la comunidad. Parece ser que el robo ha prescrito, pero sería un sueño que regresara".
"Hemos tenido un robo audaz y sacrílego"
En la mañana del 25 de diciembre de 1913, el párroco de Santa Cruz de Nájera, Anastasio Torrecilla describía en su libro de crónicas un terrible hecho. Ladrones habían invadido la sacristía en la noche anterior. "Hemos tenido un robo audaz y sacrílego, con la complicidad de algunos najerinos", denunciaba el cura, según documentos conservados en la parroquia.
Torrecilla describió además la estrategia de los criminales: cortar el suministro eléctrico de toda la ciudad y usar llaves falsas. Esto explicaba por qué los ladrones no destruyeron ninguna puerta para sustraer el cuadro. Fueron interrogados varios sospechosos, vecinos de Nájera, y una persona en cuya casa se rumoreaba que se había mantenido escondido el cuadro hasta su salida de la ciudad. El nombre de esta persona no es mencionado. Supuestamente, el retablo fue donado a la parroquia en 1675 por Don Francisco Marin de Rodezno.
Torrecilla cuenta en sus escritos que acaba de denunciar el robo a la policía y describe el tríptico: "era todo de madera, medía un metro y setenta centímetros de alto y algo más de tres de ancho y pesaba entre 13 y 14 arrobas". Otro registro curioso en los documentos guardados por la parroquia de Nájera: años después del robo, el párroco supuestamente recibió la información de que la obra estaba en Nueva York. Y que para recuperarla debería pagar 5.000 pesetas a ciertos agentes estadounidenses. "Él estaba dispuesto a pagar la cantidad, pero la negociación no avanzó", cuenta el actual sacerdote, Rafael Gil Vicuña, actual párroco de Santa Cruz.
La obra
En la escena central se ve a la Virgen en compañía de las santas mujeres; a sus pies está Cristo descendido de la Cruz. Los paneles laterales del tríptico presentan a dos donantes de rodillas, amparados por las figuras de pie de San Pedro y de Santa Ana. Al cerrarse las puertas del tríptico, éstas ofrecen en su reverso la escena de la Tentación de Adán y Eva en el Paraíso, pintada en grisalla. Especialistas más recientes reconocen la riqueza del colorido y la seguridad serena del dibujo y afirman que los rostros de los personajes podían ser retratos de personajes históricos. Los Reyes Católicos, Isabel I y Fernando V; Juana la Loca y Felipe el Hermoso, Beatriz Galindo y el Conde de Tendilla representarían, según costumbre de la época, a los personajes bíblicos.
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