"Bienvenidos a esta noche sureña, a esta noche francesa"
El festival SUMA Flamenca rinde homenaje a Francia a través de Ana Salazar y sus versiones de Edith Piaf
"Bienvenidos a esta noche sureña, esta noche francesa". Con esta frase comenzó su espectáculo la gaditana Ana Salazar, que confesó estar nerviosa, pero contenta de ver un lleno en el patio de butacas del Salón de Columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Antes, se concedió un reconocimiento al embajador de Francia en España, Bruno Deyer, por la contribución del país galo a la difusión del flamenco, que dio lugar a la fusión entre las dos culturas, la flamenca y la francesa. "Una imbricación entre el toro y el gallo", como lo definió el consejero de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, Santiago Fisas, encargado de la entrega de la placa. El festival SUMA Flamenca, de la Comunidad de Madrid, rindió así un particular homenaje a un país fundamental en el desarrollo, al menos en el último siglo, del arte flamenco.
Fisas recordó que fue en Francia donde se publicó la primera antología discográfica flamenca, en 1954, un año después de que la película Duende y misterio del flamenco, de Edgar Neville, triunfara en el festival de cine de Cannes. Y el embajador Deyer, tras agradecer el reconocimiento y considerarlo "un gran honor", recordó que el flamenco atrae a los franceses "por el sentimiento que expresa, las entrañas, y por su carácter rebelde". Ana Salazar, protagonista de la velada, lo reconocía también en una entrevista previa al concierto. "Francia nos ha amado siempre. Tienen el arte y el don grandísimo de hacer propio aquello que en su país no es innato y que es bueno, de calidad".
La figura esencial en el homenaje fue la cantante francesa Edith Piaf, pasada por el tamiz flamenco de Salazar, quien obtuvo, por primera vez para una obra no cantada en francés, el Gran Premio de la Canción Francesa, otorgado por la Sociedad de Autores y Compositores de Francia. "Me rompí una pierna y llegó Piaf". Salazar quiso explicar así cómo empezó en esto del cante y cómo en el inicio tuvieron mucho que ver Edith Piaf y Francia. Porque ella iba para bailaora, en el Puerto de Santa María (Cádiz), primero, en Sevilla después. Pero una lesión la llevó a cantar y a grabar el disco Ana Salazar canta a Edith Piaf, en 2003, para celebrar el 40 aniversario de la muerte de la francesa. Piaf, cuenta, le abrió otro mundo, y ahora es para ella un ángel de la guarda que le acompaña. "Yo lo que digo es que soy una devota de Piaf. Tengo mucha fe en personas que creo que me respetan y me guardan".
De blanco y oro
Salazar estaba nerviosa desde horas antes del espectáculo. Preocupada por el sonido, por las características del salón. Y decidida a aclarar que lo que iba a presentar no es flamenco. "Esto es una fusión pura y dura", decía, aunque después matizaba: "Yo tengo el flamenco en la piel". Cumplió con creces, en un espectáculo en el que el flamenco estuvo muy presente, tanto en su voz como en su cuerpo. Enfundada en un traje de chaqueta blanco, con adornos dorados, conforme comenzó a cantar se fue despojando de capas y dio pie a la artista que es. Con presencia, con voz flamenca, con sus pasos de baile que acompañaron todo el recital. Y con unos músicos que quiso presentar pronto, "la gente nunca se acuerda de los nombres de los músicos, y yo no quiero que eso pase". Coco Pérez, al acordeón, instrumento que, dijo en la entrevista previa, "no puede faltar en un homenaje a Francia". Israel Sandoval, a la guitarra eléctrica. Josep Pérez, al bajo. Francisco Ordóñez, a la guitarra flamenca. Y Guillermo McGill, pilar en el trabajo de Salazar, y maestro en el arte de la percusión, a la batería.
Salazar quiso también ayer rendir homenaje a otras dos mujeres de raza, como Piaf: Lola Flores, de la que interpretó un Pena, penita pena más cercano al jazz que a la copla, y a la cantaora Adela La Chaqueta, "una mujer libre, por derecho", a pesar de no tener reconocimiento en su arte en vida, como explicó Salazar. A ella le ha dedicado el tema de su último disco Como Adela por la vida, que anoche regaló al público asistente al Círculo de Bellas Artes.
Y como Adela por la vida, Salazar sigue caminando por el arte. La próxima cita, Pasos para dos, baile flamenco que estrena junto a la también bailaora Rosario Toledo en septiembre en la Bienal de Flamenco de Sevilla. Y para el año que viene, teatro, El burlador de Sevilla, de la mano de Emilio Hernández. "Estar activa es un poco el secreto", dice.
Babelia
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