Una fábrica de hilaturas artísticas
Barcelona destina la antigua Fabra i Coats a talleres y espacios para creadores
Parece que lo de las fábricas de creación de Barcelona va en serio. Ayer, el alcalde de la ciudad anunció a bombo y platillo que 12.300 metros cuadrados, se dice rápido, de la antigua fábrica de hilaturas Fabra i Coats de Sant Andreu se convertirán en "una fábrica de creación cultural".
Es sorprendente que un espacio tan magnífico y espectacular se destine a dar refugio a los creadores emergentes, pero en el fondo es como de justicia poética que lo que durante cien años ha sido fábrica de hilaturas para dar servicio al textil se convierta ahora en fábrica de experimentos para hilar el tejido cultural de la ciudad, necesitado desde hace tiempo (basta recordar el caso de La Makabra) de espacios de trabajo.
El centro de creación ocupará los cuatro pisos de la nave central del recinto fabril y combinará diferentes usos, si bien el enfoque disciplinar se centra en las artes escénicas y el audiovisual. En la planta baja se situará una escuela de formación artística con capacidad para 4.000 alumnos que ofrecerá a todos los públicos clases de música, teatro, circo y artes visuales.
En la línea del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona
La primera será un vivero de proyectos culturales, es decir, el espacio se compartimentará con el objeto de que asociaciones y creadores que impulsan iniciativas de todo tipo tengan una oficina o un pequeño espacio desde el que poner en marcha sus ideas; un poco en la línea de lo que ha estado haciendo el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona con sus grupos asociados.
La segunda planta será laboratorio de música, audiovisuales y nuevas tecnologias, y estará dotada con estudios de grabación, plató, camerinos, locales de ensayo e incluso pequeñas salas de conciertos, así como un laboratorio de revelado y de edición audiovisual. Por último, la tercera se destinará a locales para grupos o creadores de teatro y danza, tanto para ensayar sus nuevas producciones como para preparar grandes producciones escénicas que exigen un espacio temporal de montaje.
Dos grandes espacios multiusos
Además habrá dos grandes espacios multiusos, así como una cafetería y un gran vestíbulo unitario.
Según explicó ayer Jordi Martí, delegado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, la fábrica se encuentra en buenas condiciones -hasta hace menos de un año aún había trabajadores en activo en las naves-, por lo que las obras de rehabilitación no serán muy complicadas.
Se prevé que a finales de 2008 pueda estar acabado el proyecto arquitectónico de conservación y adecuación de los espacios y un año más tarde, en 2009, puedan ponerse en marcha ya algunos de estos servicios. El presupuesto final aún está por determinar, pero se calcula que costará unos siete millones de euros.
De forma paralela empezará a trabajarse también en el proyecto de gestión de este espacio. Es algo que aún no está totalmente definido, aunque se prevé que haya algún tipo de coordinación general y después, por concurso, se adjudicarán los espacios en función de los proyectos que presenten los creadores. Es de suponer que habrá cola.
Buque insignia de la política municipal de apoyo a la creación
La Fabra i Coats, vistas las dimensiones, será el buque insignia de esta nueva política municipal de apoyo a la creación que se puso en marcha hace un año. Hasta ahora se había hablado de espacios de dimensiones medianas -en la misma Fabra i Coats inicialmente se pensaba utilizar sólo una nave de unos 2.400 metros cuadrados- pero ahora el proyecto ha tomado una envergadura mucho mayor.
Aun así, se ha puesto en marcha ya la ampliación de espacios de Hangar (el centro de producción para artistas visuales de Can Ricart) y está previsto iniciar los trabajos en el granero de la Isla Philips; el cilindro de Horta; ampliar el Ateneo Popular de Nou Barris, utilizar parte de la antigua fábrica La Escocesa y, en la zona del Fórum, utilizar uno de los almacenes del recinto para los artistas de circo (de momento se está a punto de instalar una carpa provisional mientras se adecua el espacio que gestionará la Asociación del Circo de Cataluña) y construir en un solar la Work Box , un edificio realizado a partir de contenedores industriales.
Ahora habrá que ver si hay creadores para llenar tanta fábrica y, después, si todo este esfuerzo se refleja en unos años en una mayor proyección de la creación cultural local.
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