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Los Reyes del KO: Blues a la orilla de los ríos

Estos dos jóvenes que en 2004 emigraron a Berlín, regresan a la capital con la maleta llena de premios, discos y blues.

Hubo un tiempo en el que los españoles emigraban, muchos de ellos gallegos, a ciudades como Buenos Aires, Berlín o Londres. Abandonaban sus hogares por las mismas razones, para mejorar, para aspirar, para conseguir.

En los años veinte, un orensano llamado Alfonso Graña, llegó a convertirse en Rey de la Amazonía. Durantes las noches de verano se sentaba a la orilla de aquel inmenso río y escuchaba los lejanos cantos de los jíbaros, tribu de la que era el jefe. En 2004, Marcos Coll (1976) y Adrián Costa (1979) se llevaban los Reyes del KO a las orillas de los ríos de Berlín, se iban con su blues a otra parte, para mejorar, para aspirar, para conseguir.

Su historia, aunque poco conocida, resulta fascinante. Amigos de la infancia, la carretera musical les ha llevado desde Compostela a Madrid, y más tarde a Berlín. Entre medias quedan discos como postales de sitios de paso.

Cuando en Madrid decidieron abandonar la consolidada Tonky Blues Band y probar en solitario, tomaron un riesgo. El resultado fue Coll vs Costa (2002), disco blues del año en España.

Aquello les permitió viajar, tocar en festivales y actuar varias veces por semana. Y la gente que conocieron y con la que tocaron les fueron imprimiendo un estilo personal.

Todo esto se refleja en Homemade Blues, una joya musical producida por Ñaco Goñi que les dio la confianza suficiente para hacer de nuevo las maletas y marchar a conocer otros ríos.

"En Alemania hemos tocado en iglesias, en grandes salas y en locales con dos sofás y tres sillas, allá se ama el blues, han visto mucha calidad y lo saben apreciar, en cambio es un público mayor", comenta Marcos antes de subirse al escenario a tocar con su vieja banda.

Y ahí siguen, viajando por Europa, codeándose con los grandes maestros y haciendo bailar con un blues moderno, pasional y de raíz

Premios y libros

Esta semana visitan Madrid, las últimas noches en la Coquete Blues Bar, ayer en el Moe Bar, y hoy en el Boguie Jazz. Vienen de la República Checa, de Suiza, Méjico y Alemania.

Su música es fuerte, directa, sincera. Muy potente, obligatoriamente bailable y con mucho talento y calidad. Tanto que fueron galardonados con el prestigioso Jazz&Blues Award de Berlín en 2005, y sus nombres están en los libros de música de los colegios gallegos. "Aquello nos hizo gracia, salíamos en el libro de texto de mi hermana, en un tema sobre el blues en Galicia".

El año pasado vio la luz Hot Tin Roof, un disco repleto de músicos de distintos países e iguales pasiones. Un álbum completo y variado que sigue confirmando que estos dos chicos no tienen techo, sólo blues. Como prueba basta oír Cool Cool Mama, Im in a Wonder o Blowing the Blues.

Así que el blues no ha muerto, hay grandes maestros en este país, estupendos músicos con sonido propio, sólo que algunos como Marcos, Adrián o Graña tienen que emigrar para poder oír música a la orilla de otros ríos.

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