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Nueva York rehabilita a su 'constructor maestro'

Tres exposiciones recuerdan el legado urbanístico del controvertido Robert Moses

Tres exposiciones resucitan estos días el legado de Robert Moses (1888-1981), el polémico planificador urbano de la Nueva York moderna, tan adorado como odiado por sus monumentales construcciones. Conocido como el constructor maestro, transformó a la ciudad en una metrópolis surcada por autopistas, puentes, parques, zonas de recreo, piscinas públicas y magnos centros culturales. El parque nacional Jones Beach en Long Island; la Piscina Pública de Astoria, en Queens y el Lincoln Center y las Naciones Unidas, en Manhattan, son algunas de las obras por las que se le recuerda. "Estamos reconstruyendo Nueva York, no abandonándola", replicó en 1956 a sus críticos.

Durante tres décadas se le ha visto como un matón que desplazó a los miles de neoyorquinos en nombre de la renovación urbana, pero también fue un idealista de visionario. Sus construcciones, que hoy siguen en pie, están documentadas en sendas exposiciones que presentaran hasta mediados de año el Museo de Arte de Queens, el Museo de la Ciudad de Nueva York y la Universidad de Columbia. Bajo el título Robert Moses y la ciudad moderna, las muestras se centran en tres aspectos del legado de esta prominente figura, que fue Comisionado de Parques (1934-1960) y presidente de la Autoridad de Túneles y Puentes de la ciudad (1946-1968).

A través de maquetas, planos y fotografías, el Museo de Queens presenta obras destinadas a la recreación, entre éstas 11 piscinas municipales inauguradas en 1936, las playas Orchard Beach y Jones Beach y alrededor de 500 zonas de recreación. La profusión de construcciones acuáticas desvela el interés de Moses -un nadador profesional- por brindar opciones de esparcimiento salubres a Nueva York, una ciudad asentada en islas rodeadas de aguas contaminadas. El Museo de Queens también celebra a Moses como el constructor del Parque Flushing Meadow, donde tiene su sede esta institución y que originalmente fue concebido para albergar la legendaria Feria Mundial de 1939.

La transformación de Central Park

Por su parte, el Museo de la Ciudad de Nueva York exhibe maquetas de proyectos nunca antes desvelados, y se centra en obras monumentales, como el Lincoln Center, las Naciones Unidas, la expansión de los parques Riverside y East River y la transformación de Central Park. Esta exposición aborda, además, las derrotas de Moses ante las protestas públicas por proyectos controvertidos, como la extensión de la Quinta Avenida atravesando el Parque Washington Square y la construcción de una autopista en la estrecha zona sur de Manhattan. Moses ha sido duramente criticado por erigir obras públicas que "destrozaron barrios enteros de la clase trabajadora" con el propósito de construir enormes autopistas que, sin embargo, no han aliviado el tráfico en esas zonas.

Para sus críticos, Moses era impaciente ante los obstáculos, fueran humanos, financieros o topográficos, y nunca percibió un problema que la ingeniería no pudiese resolver. Los fallos de Moses, que para algunos hacen sombra a sus logros, los recoge lúcidamente el libro biográfico The Power Broker: Robert Moses y la caída de Nueva York, del periodista Robert Caro, con el que ganó un Premio Pulitzer en 1974. En esta investigación, Caro menciona el desalojo de más de medio

millón de personas de barrios como El Bronx y el noroeste de Manhattan por el bien de la construcción de nuevas autopistas y la "limpieza de barrios pobres".

La polémica por esas opciones es abordada en la exposición de la Universidad de Columbia, que presenta, por primera vez, el plan completo de renovación urbana desarrollado por Moses en los años 50, y que se convirtió en modelo para toda la nación. Su estrategia incluyó la construcción de edificios altos, rodeados de plazas y de costo económico para la clase media -conocidos como los superblocks- y la expansión de los campus de universidades como la New York University y el Instituto Pratt.

Para los comisarios de estas muestras, Nueva York atraviesa ahora un buen momento económico, y si bien a Moses se le puede echar la culpa por la Nueva York de 1974 -un año de crisis fiscal en el que

Caro escribió su biografía-, también debería dársele crédito por la Nueva York de 2007.

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