Doble ración de 'Detroit Rock'

Se autoproclaman “el grupo más feo del mundo”, su bajista sufrió un ataque al corazón y la mitad de su cuerpo quedó paralizada. Pero Tony Denardo, a las cuatro cuerdas en The Muggs, se aprendió las líneas de su bajo en un teclado Rhodes para seguir en la banda, grabar su último disco ('The Muggs, Dock ’06') y salir de gira por el mundo.

Por suerte (y gracias a promotores que se arriesgan a traernos grupos alejados del mainstream), en su tour de 2007 figuraba la madrileña sala El Sol, que hizo un hueco en la programación de La Movida para el evento: anoche no hubo tributo a los 80 en la capital, sino rock and roll de la ciudad del motor a cargo de dos veteranos de la escena de Detroit: The Muggs y The Paybacks.

Los primeros, un power trío deudor de Led Zeppelin y Mountain, demostraron con 'Should’ve Learned My Lesson', 'Gonna Need My Help' o 'White Boy Blues' que son algo más que un grupo de hard rock; no sólo por el mérito que tiene su bajista/teclista, sino porque Danny Methric (guitarra y voz) es un frontman atípico, genuino, sincero. Por algo le llaman “el Angus Young de Detroit”.

Una hora más tarde, Methric seguía sudando en el escenario. Anoche le tocaba hacer doblete, ya que también es el guitarrista de The Paybacks. Presentaban 'Love Not Reason', su visión particular de lo visceral del amor, con una Wendy Case pletórica, derrochando energía y elegancia por igual y que deja a la altura del betún a esas vocalistas que presumen de carisma.

Dispararon con 'Call When You’re Ready', 'Blackout' y 'When I’m gone', un pedacito de cada uno de sus tres discos para ir calentando motores. 'Me', 'Shotgunn', 'Bright Side', 'Just you wait' o 'Stranger In The House' hicieron delirar a los asistentes que, a pesar de las horas intempestivas a las que se programó el concierto, hicieron un bulto considerable en la sala.

The Paybacks se despidieron con 'Scotch Love' en un segundo bis agradecido, demostrando otra vez por qué son considerados como una de las bandas más íntegras, arriesgadas y contundentes de Detroit. Y del mundo entero.