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Un restaurador malagueño asegura haber descubierto un cuadro de Goya en Reino Unido

Su valor en el mercado "podría alcanzar los tres o cuatro millones de euros", asegura Paulino Giménez

Paulino Giménez debe tener un don especial para detectar las pinturas de Goya. Después de haber identificado en 2004 una Inmaculada como una obra original del pintor de Fuendetodos, asegura que ahora ha reconocido el pulso del genio en un lienzo titulado La soga propiedad de un británico residente en la isla de Mann.

El cuadro fue adquirido hace 30 años por su actual dueño, pero Goya lo habría pintado en Roma alrededor de 1770, cuando contaba con unos 24 años, según los estudios realizados por Giménez. Su valor en el mercado "podría alcanzar los tres o cuatro millones de euros", asegura.

Tras recibir una llamada del propietario, y considerar "interesante" una fotografía de la pintura, Giménez decidió desplazarse a Mann para estudiarla. Allí, tomó muestras de los tejidos y pigmentos, fotografió la obra con luz ultravioleta, rasante y natural, y practicó pruebas con una cámara de rayos infrarrojos por ordenador "que dan una gran calidad, porque permiten ver el dibujo debajo de la pintura".

"La calidad del dibujo es extraordinaria y apenas presenta correcciones, sólo unas cuantas en el cromatismo", por lo que el experto empezó a barajar que la hubiese pintado el célebre aragonés. A su regreso a su taller de Málaga, Giménez trabajó durante diez meses en el cuadro, consultando bibliografía y haciendo comparativas, hasta concluir que Francisco de Goya pintó varios cuadros "con las mismas características, figuras y composición".

Ni Mengs ni un copista

Estos trabajos descartaron que la pintura perteneciese al alemán Anton Raphael Mengs o al copista italiano Mazolinni, coetáneos de Goya, "porque la calidad de la pintura es muy superior a la de ambos, sobre todo Mazolinni, que copiaba a los autores de su alrededor".

Otro de los aspectos que, a juicio del restaurador, confirma la autoría es la aparición de una cara oculta que representa a un niño amamantando y que ha sido descubierta en las piedras que forman la fachada, en la parte inferior de la obra. "Creo mucho en las caras ocultas en las figuras de Goya porque han aparecido en muchos cuadros suyos", explica.

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