Atrévase a pensar como Leonardo Da Vinci
Michael J. Gelb ofrece en este libro una guía para aprender a utilizar todos los recursos de nuestra inteligencia, proponiendo como modelo a Leonardo da Vinci
Aunque parezca difícil superar a Leonardo da Vinci en genialidad, una reciente investigación revela que probablemente estemos subestimando nuestro propio potencial. Contamos con una capacidad virtualmente ilimitada de aprendizaje y creatividad, hasta el punto de que el noventa por ciento de lo que sabemos sobre las capacidades del cerebro humano lo hemos aprendido en los últimos veinte años. En escuelas, universidades y otras instituciones se está apenas comenzando a aplicar esta concepción del potencial humano. Pero antes de aprender a pensar como lo hacía Leonardo, repasaremos la visión que actualmente existe de la inteligencia, así como algunos resultados de las investigaciones sobre la naturaleza y la ampliación del potencial de nuestra mente.
La mayoría de nosotros hemos crecido con un concepto de inteligencia basado en el tradicional test del Cociente Intelectual (CI), ideado por Alfred Binet (1857-1911) para medir objetivamente la comprensión, el razonamiento y el juicio. Binet estaba motivado por el entusiasmo que le provocaba la entonces emergente disciplina de la psicología y el deseo de superar los prejuicios culturales y de clase que mostraba la Francia decimonónica al evaluar el potencial académico de los niños. Aunque el concepto del CI supuso una ruptura en su tiempo, recientes investigaciones muestran que tiene dos importantes puntos flacos.
El primero es la idea de que la inteligencia queda fijada en el nacimiento y es inmutable. Aunque los seres humanos estamos dotados genéticamente con más o menos talento en un área determinada, investigadores como Buzan, Machado, Wenger y muchos otros han demostrado que los resultados del test del CI pueden aumentarse significativamente llevando a cabo un entrenamiento adecuado. Recientemente, en la revista Nature ha aparecido un resumen estadístico de más de doscientos estudios sobre el CI, publicado por Bernard Devlin. En él, el autor concluye que los genes cuentan solamente el cuarenta y ocho por ciento en el CI. El otro cincuenta y dos por ciento estaría entonces condicionado por el cuidado prenatal, el entorno y la educación.
El segundo punto débil del concepto de inteligencia más extendido es la idea de que las habilidades de razonamiento verbal y matemático que miden los tests CI (como los tests SAT) son la esencia de la inteligencia. La investigación psicológica contemporánea ha desmontado por completo esta estrecha visión. En Los marcos de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples (1993), un clásico de nuestro tiempo, el psicólogo Howard Gardner introduce la teoría de las inteligencias múltiples, que postula que todos nosotros poseemos al menos siete inteligencias mensurables (en obras posteriores, Gardner y sus colegas catalogaron hasta veinticinco tipos de inteligencia diferentes). A continuación presentamos las siete inteligencias de Gardner junto con ejemplos de algunos genios (excepto Leonardo da Vinci, que fue un genio en todas las áreas):
- Lógica/matemática: Stephen Hawking, Isaac Newton, Marie Curie.
- Verbal/lingüística: William Shakespeare, Emily Dickinson, Jorge Luis Borges.
- Visual/espacial: Miguel Ángel, Georgia O'Keeffe, Buckminster Fuller.
- Musical/rítmica: Mozart, George Gershwin, Ella Fitzgerald.
- Corporal/kinestésica: Morihei Ueshiba, Muhammad Ali, F. M. Alexander.
- Interpersonal: Nelson Mandela, Mahatma Gandhi, la reina Isabel I de Inglaterra.
- Intrapersonal (autoconocimiento): Viktor Frankl, Thich Nhat Hanh, la madre Teresa.
La teoría de las inteligencias múltiples ha ido consiguiendo cada vez más aceptación. Por otra parte, sabemos que la inteligencia se puede ir desarrollando a lo largo de la vida. Estos dos hechos son una valiosísima esperanza para los hombres y mujeres que tengan una aspiración renacentista.
Además de extender la comprensión de la naturaleza y el objetivo de la inteligencia, la investigación psicológica contemporánea ha revelado verdades relativas a nuestro potencial que son sobrecogedoras. Se pueden resumir los resultados en una frase: «Tu mente es mucho mejor de lo que crees». Apreciar nuestra extraordinaria dotación cortical es un punto de partida perfecto para el estudio práctico del pensamiento de Da Vinci. Fijémonos en lo siguiente: nuestra mente...
F es más flexible y multidimensional que cualquier gran ordenador;
F puede aprender siete acontecimientos por segundo, todos los segundos durante el resto de nuestras vidas, y aún le quedará muchísimo espacio para aprender más;
F mejorará con la edad, si la usamos bien;
F no está sólo en la cabeza. De acuerdo con el renombrado neurólogo Candace Pert: «La inteligencia se encuentra localizada no sólo en el cerebro, sino en células distribuidas por todo el cuerpo [...] La separación tradicional entre los procesos mentales (incluyendo las emociones) y el cuerpo ha dejado de ser válida»;
F es única. Entre los seis mil millones de personas vivas actualmente, entre los más de diecinueve billones de personas que han vivido alguna vez, nunca ha habido, excepto en el caso de los gemelos idénticos, una persona como nosotros. Nuestra creatividad, las huellas digitales, nuestras expresiones, nuestro ADN, nuestros sueños no tienen precedente, son únicos;
F tiene la capacidad de realizar un número infinito de conexiones sinápticas y de patrones de pensamiento potenciales.
Fue Piotr Anojin, discípulo del legendario pionero de la psicología Ivan Pavlov, desde la Universidad de Moscú, el primero en llamar la atención sobre el último punto. Anojin hizo que toda la comunidad científica se tambaleara al publicar, en 1968, la investigación que demostraba que el número mínimo de patrones de pensamiento potenciales que puede efectuar un cerebro medio es igual al número 1 seguido de 10,5 kilómetros de ceros escritos.
Anojin comparó la mente humana con un «instrumento musical multidimensional que podría tocar un número infinito de piezas al mismo tiempo». Este investigador subrayó el hecho de que cada uno de nosotros al nacer está dotado con un potencial virtualmente ilimitado. Asimismo, afirmó que ningún hombre ni mujer, pasado o presente, ha explorado por completo las capacidades de la mente. Anojin estaría de acuerdo, en cualquier caso, en que Leonardo da Vinci podría servir de ejemplo perfecto para aquellos que deseamos conocer al máximo nuestras capacidades.
APRENDER DE LEONARDO
Los patitos aprenden a sobrevivir imitando a sus madres. El aprendizaje por imitación es fundamental para muchas especies, incluyendo a los humanos. Cuando nos hacemos adultos, tenemos una ventaja única: podemos elegir qué y a quién imitar. También podemos cambiar conscientemente antiguos modelos que hayamos superado por otros nuevos. Así pues, tiene sentido que elijamos los mejores «modelos ejemplares» para guiarnos e inspirarnos en el camino a la realización de nuestro potencial.
De esta manera, si lo que queremos es ser un mejor golfista, observaremos a Ben Hogan, Jack Nicklaus o Tiger Woods; o si, por otro lado, deseamos ser líderes, estudiaremos a Winston Churchill, Abraham Lincoln o la reina Isabel I de Inglaterra. Pero si lo que deseamos es convertirnos en hombres y mujeres renacentistas, habremos de estudiar a Leon Battista Alberti, Thomas Jefferson, Hildegard von Bingen o al mejor de todos: Leonardo da Vinci.
En El libro de los genios, Tony Buzan y Raymond Keene llevan a cabo el primer intento objetivo de elaborar un ranking de los mayores genios de la historia. Para hacer la evaluación utilizaron categorías como «originalidad», «versatilidad», «dominio de un campo», «universalidad de visión» o «fuerza y energía», y elaboraron la siguiente lista top ten:
10. Albert Einstein
9. Fidias (arquitecto de Atenas)
8. Alejandro Magno
7. Thomas Jefferson
6. Isaac Newton
5. Miguel Ángel
4. Johann Wolfgang von Goethe
3. Los constructores de las grandes pirámides de Egipto
2. William Shakespeare
¿Y quién fue el mayor genio de todos los tiempos según la exhaustiva investigación de Buzan y Keene?: Leonardo da Vinci.
Como escribió Giorgio Vasari en la edición original de Las vidas: «El cielo a veces nos envía seres que representan no sólo la humanidad, sino la divinidad misma, de manera que si los tomamos como modelos y los imitamos, nuestras mentes y lo mejor de nuestra inteligencia puede alcanzar las más altas esferas celestiales. La experiencia nos muestra que aquellos que se han encaminado al estudio y seguimiento de las huellas de estos maravillosos genios, aunque la naturaleza les haya prestado poca o ninguna ayuda, llegan a participar de la divinidad de su sobrenatural obra».
A medida que vamos comprendiendo la multiplicidad de la inteligencia y las capacidades de la mente, acariciamos la idea de que la naturaleza nos presta más ayuda de lo que nunca habríamos imaginado. En Atrévete a pensar como Leonardo da Vinci nos dedicaremos al «estudio y seguimiento de las huellas» del que ha sido el más maravilloso de todos los genios, acercando a nuestra vida diaria su sabiduría e inspiración.
UN ENFOQUE PRÁCTICO DEL GENIO
En las siguientes páginas aprenderá una visión práctica, proveniente de la experiencia, con la que aplicar los elementos esenciales del genio de Leonardo y enriquecer así su vida. Descubrirá un estimulante y original modo de mirar el mundo disfrutándolo, desarrollando poderosas estrategias de pensamiento creativo y nuevos modos de expresión. Aprenderá probadas técnicas para agudizar sus sentidos, liberar su inteligencia, que es única, y armonizar el cuerpo con la mente. Teniendo a Leonardo como inspiración, convertirá su vida en una obra de arte.
Aunque ya esté familiarizado con la vida y la obra de Da Vinci, cuando acabe este libro tendrá una perspectiva fresca y más profunda de esta enigmática figura. Si mira al mundo desde este ángulo, probará también la soledad que acompaña a todo genio, pero puedo garantizarle que se sentirá elevado por su espíritu, inspirado por su curiosidad y exaltado por su conexión con él.
El libro comienza con un repaso del Renacimiento y sus paralelismos con nuestros días, a lo que siguen algunos apuntes biográficos de Leonardo y un resumen de sus mayores logros. El contenido esencial del libro se articula en torno a los siete principios de Da Vinci, que he nombrado en el idioma del maestro, el italiano. Hemos llegado a estos fundamentos a partir del estudio intensivo de él y de sus métodos. Quizá hasta le resulten obvios a primera vista. De esta forma, no tendrá que inventarlos para aplicarlos a su vida; más bien, como con el sentido común, le bastará con recordarlos, desarrollarlos y aplicarlos.
Los siete principios de Da Vinci son:
Curiosità: tomarse la vida con una insaciable curiosidad y buscar implacablemente el aprendizaje continuo.
Dimostrazione: el compromiso de contrastar el conocimiento con la experiencia, la persistencia y la voluntad de aprender de los errores.
Sensazione: el continuo refinamiento de los sentidos, especialmente la vista, como modo de vivificar la experiencia.
Sfumato (literalmente «esfumarse»): el deseo de abrazar la ambigüedad, la paradoja, la incertidumbre.
Arte / Scienza: el desarrollo del equilibrio entre la ciencia y el arte, entre la lógica y la imaginación. «El cerebro íntegro» en acción.
Corporalità: el cultivo de la gracia, lo ambidiestro, la salud, el equilibrio.
Connessione: el reconocimiento y el aprecio por la interconexión de todas las cosas y los fenómenos. Los sistemas piensan.
Si ha leído hasta aquí, ya está aplicando el primero de los principios. La curiosità (la búsqueda del aprendizaje continuo) es el primer paso porque el deseo de conocer, de aprender y de crecer es el alimento del conocimiento, la sabiduría y el descubrimiento.
Si le interesa pensar por sí mismo y liberar su mente de hábitos estrechos y prejuicios, entonces está en el camino hacia el segundo principio: la dimostrazione. En su búsqueda de la verdad, Da Vinci insistía en cuestionar los conocimientos convencionales. Usaba la palabra dimostrazione para expresar la importancia de aprender por uno mismo, a través de la experiencia práctica.
Párese un momento y recuerde las veces que, el año pasado, se sintió más vivo. Es posible que en ese momento sus sentidos se intensificaran. Nuestro tercer principio, la sensazione, se centra en agudizar los sentidos conscientemente. Leonardo creía que una conciencia sensorial refinada era la clave para enriquecer la experiencia.
Cuando agudice sus sentidos, adéntrese en las profundidades de la experiencia y despierte su capacidad de cuestionamiento más infantil; encontrará cada vez más incertidumbre y ambigüedad. La «duda permanente» es el rasgo más distintivo de la gente creativa, y probablemente Leonardo tenía más de ese rasgo de lo que nadie haya tenido nunca. El principio número cuatro, sfumato, nos ayuda a sentirnos más cómodos ante lo desconocido, a ser amigos de la paradoja.
Para que el equilibrio y la creatividad puedan emerger de la incertidumbre, es necesario el principio número cinco, arte / scienza, o como lo llamamos actualmente: pensamiento «a cerebro completo». No obstante, Da Vinci creía que el equilibrio traspasaba las fronteras de la mente. No se cansaba de afirmar y demostrar la importancia del sexto principio: la corporalità, el equilibrio entre el cuerpo y la mente. Y si le parecen importantes los modelos, las relaciones, las conexiones y los sistemas (si ansía comprender cómo puede integrar sus sueños, sus éxitos, sus valores y las más altas aspiraciones en su vida cotidiana), es que está aplicando el principio número siete: la connessione, que los agrupa en sí mismo a todos.
Cada principio va acompañado de extractos de los cuadernos del maestro y presenta ilustraciones con pinturas o bocetos suyos, a lo que siguen algunas cuestiones para la reflexión y la autoevaluación, organizadas en fichas. Éstas están diseñadas para estimular su pensamiento e inspirarle la aplicación de los principios. Después de ellas, se propone un programa de ejercicios prácticos para cultivar un renacimiento personal y profesional. Para sacarle todo el jugo a Atrévete a pensar como Leonardo da Vinci, lea el libro hasta el final y no haga los ejercicios. Simplemente observe las cuestiones para la reflexión y autovaloración. Tras este primer vistazo, revise la explicación de cada principio y entonces haga los ejercicios. Algunos son fáciles y divertidos, mientras que otros suponen un reto para nuestro trabajo interior. Todos ellos están diseñados para convocar el espíritu del maestro a su vida diaria. Además de los ejercicios, encontrará una bibliografía recomendada y una lista de recursos para ayudarle a investigar y aplicar cada principio. La bibliografía incluye recomendaciones sobre el Renacimiento, la historia de las ideas, la naturaleza del genio y, por supuesto, sobre la vida y la obra de Leonardo.
En el último apartado del libro se incluye el «Curso Da Vinci de dibujo para principiantes», y además aprenderá cómo participar en un proyecto que haga historia e incorpore la esencia del espíritu de Leonardo.
Próximo capítulo: 'Mar de fondo' de Patricia Highsmith
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