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Jorge Volpi señala a Cervantes como el fundador del realismo

El escritor participa en Berlín en un simposio sobre 'El Quijote'

Jorge Volpi abrió ayer en Berlín una larga lista de preguntas sobre el Quijote de Miguel de Cervantes. El escritor mexicano (1968) cerró la primera jornada de un simposio sobre la relación de América Latina con la novela del universal escritor, organizada por el Instituto Iberoamericano con el apoyo del Instituto Cervantes de Berlín y la Oxford Brookes University. Volpi destaca el realismo de la obra de Cervantes.

Los especialistas internacionales, reunidos en el instituto dedicado a la investigación sobre América Latina, analizarán hasta mañana la historia de la recepción del Quijote en el continente, al Quijote como metáfora política y figura identificatoria, y a Don Quijote en el ensayo literario del siglo XX. También habrá lugar para las imitaciones, parodias y adaptaciones de la obra.

Volpi presentará hoy su última novela El fin de la locura. Ésta es "una reelaboración del tema quijotesco, una más de tantas", explicó el escritor tras concluir sus argumentaciones sobre una teoría "insólita", según la cual algunos documentos hallados en diferentes archivos españoles prueban una estrecha relación entre la realidad y el Quijote pincelado por la ciencia de la caricatura. Volpi señaló, cuatro centenarios después de la creación del personaje que lucha contra los molinos y que cae enfermo de tanto leer novelas de caballería, que esta figura es "probablemente más realista" que los protagonistas de los libros de aquel género. Volpi se cuestionó si su creador tiene espíritu de cronista no moderno o similar al de Bernal Díaz del Castillo, autor de La verdadera conquista de América Latina, para concluir que Cervantes es "el fundador del realismo", porque escribió sobre "un caballero auténtico con defectos".

Para la mayoría de los intelectuales del siglo XX esta obra, motivo de un sinfín de celebraciones en todo el mundo con motivo de la conmemoración del 400 aniversario de su publicación, es la primera novela moderna.

Volpi, por su parte, le atribuye características posmodernas. La novela se lee en diferentes niveles, los protagonistas son capaces de leerse entre ellos y existe un compendio de personajes fantasmagóricos. La ficción y la realidad se entrelazan a lo largo de sus ochocientas páginas.

Los otros participantes del simposio calificaron la conferencia de Volpi de "absolutamente cervantina" y de "novedosa". Éste concluyó afirmando que el espíritu del Quijote "apareció rápidamente en América Latina y contaminó la literatura posterior" y que éste "no podría existir sin América Latina y América Latina no podría existir sin el Quijote". Y sentenció: "Ambos son productos de la imaginación y de la realidad".

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