"España posee en los Premios uno de sus más ricos y hermosos patrimonios"

Majestad, Alteza, Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, Excelentísimos señores Premiados, Señoras y señores,

Hoy es un día inolvidable en la historia de nuestra Fundación, un día que permanecerá para siempre grabado en nuestra memoria, pues celebramos el XXV Aniversario de nuestros Premios.

A lo largo de este cuarto de siglo, nuestros galardones han ido evolucionando de manera continua y prudente, siempre alentados por su compromiso esencial de exaltar la obra de quienes trabajan por el progreso y el bienestar de la humanidad, al tiempo que seguían las transformaciones de la sociedad. Como en toda obra humana comprometida y ambiciosa, hemos tenido que superar no pocas dificultades, pero la firmeza de nuestras convicciones y la fe en los ideales que nos guían nos han servido de ánimo permanente.

Somos muy conscientes de nuestra deuda con quienes nos han amparado y ayudado a lo largo de nuestro camino. Si hemos llegado hasta aquí, y podemos celebrar con orgullo esta conmemoración, ha sido gracias a la generosidad, al apoyo y a la comprensión de muchas personas, entidades e instituciones que han patrocinado nuestras actividades y nos han ayudado. Y gracias asimismo a quienes compartieron sin desánimo las fatigas y esfuerzos, en especial a los Patronatos y al equipo gestor de la Fundación, y al pueblo asturiano, que ha brindado su hospitalidad y su afecto a cuantos nos han visitado y a cuantas iniciativas hemos emprendido.

Y, muy especialmente, gracias a Sus Altezas, por su constante interés por nuestra tarea y por su apoyo y aliento constantes.

Majestad,

A lo largo de estos veinticinco años habéis asistido a esta ceremonia de manera ininterrumpida. Vuestro gesto, que os agradecemos profundamente, tiene para nosotros un incalculable valor. Os ruego que trasladéis a S.M. el Rey nuestro respeto, lealtad y sentida gratitud.

Se abre ahora para la Fundación, con la celebración del XXV Aniversario de los Premios Príncipe de Asturias, el horizonte de una segunda navegación, como dirían los antiguos griegos. Nos llevará a nuevos puertos y nuevas empresas porque sentimos en las velas de nuestra nave el impulso renovador de los vientos propicios y la ambición del futuro. La generación que nos suceda podrá afirmar, aún con más razones que nosotros, que España posee en los Premios uno de sus más ricos y hermosos patrimonios. Cultural y moralmente podrá enorgullecerse de tener los Premios más importantes del mundo, porque este es nuestro principal e irrenunciable objetivo para la nueva singladura que ahora se inicia.

El año pasado nuestro Príncipe expresó, citando un hermoso poema escrito en esta tierra, el anhelo de que nuestros Premios sigan siendo como un árbol que crece en la esperanza, un árbol bajo el que podemos sentir las hojas nuevas después del invierno y las frutas primeras del verano. Ponemos nuestro más comprometido empeño y nuestra mayor ilusión para que sea así. Nos alegramos profundamente, Alteza, de que el recio árbol que son ya vuestras jóvenes vidas se renueve. Os rogamos que trasladéis a S.A.R. la Princesa de Asturias nuestros mejores deseos ante la inminencia de tan feliz acontecimiento, que sabemos con cuánta esperanza y alegría lo espera España.

Muchas gracias.