Dustin Hoffman despliega su carácter histriónico en Madrid

Dustin Hoffman ha llegado hoy muy tarde a su cita con la prensa en Madrid. A media mañana, cuando era entrevistado para una televisión, la periodista le comentó que había perdido a su marido víctima del cáncer; el actor estadounidense le contó que él también había perdido a un familiar de esa forma, y la abrazó llorando. Luego llamó a su esposa, Lisa, y se fue a caminar con ella por el hotel un buen rato. Cuando volvió a enfrentarse de nuevo con los medios, Hoffman no explicó el motivo de su retraso, pero sí contó que le gusta reaccionar siempre según sus impulsos: "Porque cuando uno va creciendo se va reprimiendo, pero yo sigo mis impulsos, sin hacer daño a nadie". Y dicho y hecho: el actor se levantó y besó en broma a una periodista en el cuello, provocando las carcajadas de los presentes.

Hoffman, de 67 años, ha viajado a Madrid a presentar Los padres de él, que se estrenará el próximo 4 de febrero. Esta película —dirigida por Jay Roach y en la que participan también Robert De Niro, Barbra Streisand y Ben Stiller— ha supuesto para él "una catársis, un volver a empezar". "En Estados Unidos, si tienes 20, 30 e incluso 40 años, puedes conseguir papeles protagonistas. Después de los 50 años, ya es fatal. Mi mujer me dijo: 'Olvídate de si es un papel protagonista o secundario, olvida el guión y el salario y míralo como una experiencia creativa'. Y así lo hice", ha explicado.

El actor ha explicado que le gustaría trabajar en Europa. "Pero os sorprendería que algunos de mis héroes nunca me han invitado a trabajar con ellos, como Buñuel, Almodóvar, Walter Salles...". Y siguió respondiendo a la prensa —tres preguntas en la primera media hora—, sin tiempo ni para comer antes de tener que irse al peluquero. Al peluquero Manolo García, candidato a un oscar por Mar adentro (de Alejandro Amenábar), que fue al hotel expresamente para atender al actor. Ante tuvo tiempo para desmentir el rumor de que deja Estados Unidos para huir de su presidente, George W. Bush. "Sólo el 30% o el 40% de lo que dice la prensa es cierto. ¡Ojalá la vida fuera tan sencilla cómo la presentan los periódicos! Las elecciones, como las películas, hay que saber venderlas y Bush vendía el miedo, utilizaba la tragedia del 11-S y decía que Kerry suponía el final de Estados Unidos y no hay nada que se venda mejor que el miedo. Pero no hay ningún lugar del mundo a donde puedas escaparte de Bush".